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Ciencia

El Teide, el mayor observatorio de la ciencia en Canarias

‘Ciencia en el Parque Nacional del Teide 2009-2019’ incluye algunos de los trabajos científicos más destacados de diez años de investigaciones sobre el espacio

Una panorámica con los edificios del Observatorio y el Teide al fondo.

El Teide aparece cada pocos días en una nueva publicación científica. El ritmo, desde 2009 hasta la actualidad, es a razón de dos contenidos al mes y el total hasta 2018 alcanzó los 236, incluidos 21 trabajos de grado o máster. El lugar interesa a los investigadores. No es para menos: se trata de una atalaya privilegiada para la observación de la fauna, la flora o la geomorfología. "Los parques nacionales, y El Teide en particular, son laboratorios para la investigación", manifestó ayer el director-conservador del Parque Nacional del Teide, Manuel Durbán, en la presentación del libro Ciencia en el Parque Nacional del Teide 2009-2019, que contiene quince de los artículos publicados en ese período temporal.

Los textos llevan la firma de 20 científicos y conforman un volumen de 283 páginas coordinado por el propio Durbán y por el biólogo José Luis Martín Esquivel. Ambos dieron a conocer la obra junto a la consejera de Gestión del Medio Natural del Cabildo de Tenerife, Isabel García. "Las decisiones técnicas y de gestión de este espacio natural se toman en base a criterios científicos y técnicos", destacó la socialista, y añadió que el libro "es una herramienta de educación ambiental para acercar a la ciudadanía estos aspectos". El trabajo, editado por la institución insular y Publicaciones Turquesa, ya está a la venta en las principales librerías de Canarias a un precio en el entorno de los 32 euros y ofrece al lector un viaje por aspectos técnicos, aunque asimilables sin necesidad de ser experto.

"Cuando la gestión de la naturaleza entraña un uso importante en un entorno de alta fragilidad ecológica, la necesidad de incorporar la ciencia en la toma de decisiones se vuelve trascendental". Así lo recogen Durbán y Martín Esquivel en la introducción del libro y así lo explicaron ayer en la presentación. El volumen comienza con una síntesis estadística de las investigaciones que se han incluido en este trabajo editorial; pasa a abordar a continuación los avances sobre la presencia aborigen; dedica seis capítulos al medio físico; otros tantos se centran en el medio biótico, "tanto en lo concerniente a la gestión de las especies amenazadas como a la fauna del subsuelo o a los impactos que se están derivando del cambio global", y el apartado de cierre resume el programa de seguimiento ecológico que se desarrolla en el Parque con el objetivo de "detectar señales de cambio y cuantificar su importancia". 

Un grupo de especies amenazadas logran pasar de "unos pocos ejemplares silvestres a varios miles"

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Arqueología. En La presencia humana en las Cañadas del Teide: avances en las investigaciones arqueológicas se recoge que uno de los campos en los que se ha producido un mayor desarrollo en los últimos años tiene que ver con los métodos de prospección y excavación de los yacimientos. "La incorporación de los datos a los sistemas de información geográfica (SIG) ha supuesto una auténtica revolución en los estudios de la distribución espacial de los yacimientos en todos sus niveles", expone la autora del capítulo, Matilde Arnay, del Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna. Desde 2011 se puso en marcha un programa de prospecciones, sondeos y excavaciones arqueológicas que incorporan los nuevos procedimientos y que se han desarrollado en distintas áreas y tipos de yacimiento. Menciona el Corredor de La Bola, Montaña Chasogo, Montaña Cruz de Tea, Lomo de Chío, Montaña de Los Corrales, Cañada de La Grieta y La Angostura, Volcán Escondido, y La Fortaleza.

"Los yacimientos de superficie de carácter habitacional son los más numerosos y representativos dentro del contexto arqueológico" del Parque Nacional. "Las excavaciones realizadas aplicando los procedimientos metodológicos actuales (fotogrametría, micromorfología, SIG, reconstrucciones 3D, etcétera) han proporcionado una documentación arqueológica de gran interés", resalta Arnay. Más adelante, la autora se detiene en que uno de los aspectos "más novedosos" de las últimas actuaciones arqueológicas en el Parque Nacional del Teide ha sido la localización de distintas canteras-taller para la fabricación de molinos de mano guanches, que se han conservado "prácticamente intactas". También tiene su espacio en este apartado el estudio de los caminos antiguos y, en particular, del que atravesaba Tenerife desde el Norte al Sur.

Sismicidad. María José Blanco y Carmen López firman Sismicidad: tomando el pulso al Teide. Las investigadoras apuntan que el Parque Nacional incluye estructuras geológicas «de gran interés» como la depresión de las Cañadas, "cuyo origen ha sido objeto de controversia durante décadas"; el edificio volcánico central Teide-Pico Viejo, y numerosos conos volcánicos. "Hoy en día, el Instituto Geográfico Nacional es capaz de localizar al menos el 75% de la sismicidad detectada en Tenerife y alrededores, lo que supone la localización de unos 1.200 terremotos anuales", cuantifican apoyándose en otros autores.

Rasgos climáticos. "El cambio climático ya está suponiendo modificaciones importantes no solo en la distribución de la precipitación sino, sobre todo, en el aumento de temperaturas, especialmente en los valores mínimos y en las últimas décadas". Así se recoge en Rasgos climáticos del Parque Nacional del Teide: singularidad y diversidad, de Abel López, Pedro Dorta, Jaime Díaz Pacheco, José Luis Martín Esquivel y Manuel Valentín Marrero, que también destacan "la gran irregularidad interanual que implica la aparición, cada vez más frecuente, de sequías extraordinarias". Y exponen: "Las cumbres de Tenerife poseen unos rasgos muy singulares en el contexto de Canarias. Sus características climáticas son totalmente diferentes a los sectores de medianías y costas, donde se concentra la población. Estas peculiaridades, excepcionales para un archipiélago ubicado en latitudes subtropicales, se explican por su elevada altitud y la presencia constante de una inversión térmica de subsidencia".

Al tratar las "notables inversiones térmicas superficiales, con fuertes heladas a lo largo de todo el año", se pregunta este grupo de expertos si toda la cuenca que conforma las Cañadas del Teide, de quince kilómetros en su diámetro mayor, "podría comportarse también como un enorme lago del frío, similar a lo observado en algunos valles de Estados Unidos (Oregon Cascade Mountain) o de los Alpes, o enormes sumideros por donde el aire frío drena por los estrechos valles de Boca Tauce y Chío, según se ha descrito que parece suceder en estructuras geomorfológicas similares del Reino Unido".

Especies amenazadas. Una de las mejores noticias para el Parque es el aumento en algunos núcleos de especies protegidas, protagonistas de otro de los capítulos más abordables de la obra para los profanos en la materia. A tal punto llegan algunos casos que hay variedades vegetales que han pasado de tener "unos pocos ejemplares silvestres a varios miles". Son los datos que portan Manuel Valentín Marrero y José Luis Martín Esquivel en Recuperación de especies amenazadas en el Parque Nacional del Teide. Uno de los mejores ejemplos de ese repunte es el del rosal del guanche (Bencomia Exstipulata), de los que se contabilizaban 74 en 1993. La cifra en 2009 se elevaba a 900, para seguir creciendo durante el decenio siguiente y llegar hasta los 1.200 individuos distribuidos en diez localidades. La jarilla de las Cañadas, el cardo de plata, el jopillo de cumbre, el cedro canario o el canutillo del Teide también han sido analizadas, al igual que las violetas del Teide y Guajara.

"Hemos visto que, entre todas las actuaciones posibles, la plantación en el medio natural acompañada en ocasiones de vallados se evidencia como una de las más efectivas", concluyen los autores. Tal es así que, apuntan, de no haberse llevado a cabo estas fórmulas frente a su desaparición, la jarilla de las Cañadas, el cardo de plata o el rosal del guanche "se encontrarían en la actualidad al borde de la extinción".

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