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Salud

Cuando el trabajo te 'quita la energía vital' o el síndrome de burnout

El también llamado síndrome del trabajador quemado está reconocido desde este año como enfermedad y es motivo de baja laboral | Un trato autoritario y tirano con los compañeros así como las reaccionar mal ante comentarios son algunos de los síntomas

Desde este año, la OMS considera el síndrome del trabajador quemado como enfermedad laboral.

Para leer este reportaje es necesario que usted, lector, deje lo que esté haciendo y preste atenciónDeténgase y respire. Pero no solo para seguir las líneas que vienen a continuación, sino para poder coger un poco de perspectiva porque tal vez usted no se haya dado cuenta, al estar absorbido por su día a día, pero quizás su sensación de decaimiento vital o el mal carácter que se ha apoderado de su ánimo en los últimos tiempos, se deba a que padece el síndrome de burnout o del trabajador quemado. Es una simple cuestión de estadística. Y no está solo.

La salud mental se ha ubicado en el centro del debate social tras la pandemia. Y precisamente en esta dimensión la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha movido ficha y dado un paso al frente velando por el equilibrio psicológico general. Desde este año, el síndrome de burnout (o del trabajador quemado) está considerado como enfermedad profesional por lo que podrá ser motivo de baja laboral. Sin embargo, el Gobierno español se resiste a incorporar este síndrome en el cuadro de enfermedades profesionales. Ante este retraso o reticencia la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) hizo llegar una carta a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en la que pedía que se reconociese de manera inmediata esta patología, tal como dictaminó el 25 de mayo de 2019 la OMS, que dio un plazo de 18 meses para adecuar a la legislación de cada país dicho reconocimiento e incorporarlo al cuadro de enfermedades profesionales.

Con este reconocimiento lo que se lograría es que los trabajadores que lo sufran, tengan bajas al 100% y puedan ser protegidos a lo largo de toda su vida de las secuelas que puedan presentarse en el futuro.

Según un estudio elaborado por la plataforma de búsqueda de empleo, Infojobs, uno de cada 2 problemas de salud mental de las personas que trabajan en España está relacionado directamente con el trabajo y uno de cada cuatro empleados ha sufrido algún problema o sintomatología relacionada con la salud mental. Por edades, los jóvenes de entre 16 y 24 años son los que más problemas de salud mental padecen, con un 44 % de los encuestados. No es casualidad.

La precariedad laboral, que si bien es cierto que impregna a todos los rangos de edad, se ceba especialmente en los últimos que se han incorporado al mercado de trabajo. La temporalidad, los bajos salarios, la inestabilidad y las pocas posibilidades de evolucionar en la vida (¿le resulta familiar?) son factores que también predisponen a alguien a padecer este desgaste profesional agudo. Aunque, no son los únicos.

Pero ¿cuáles son los síntomas del 'burnout'?

Este reconocimiento es "muy importante" para Consuelo Tomás, psicóloga especialista en psicología clínica y responsable del centro psicológico que lleva su nombre, y que a lo largo de su carrera profesional ha tratado a numerosos pacientes por estrés laboral crónico. Con esta tipificación, Tomás considera fundamental que se destinen más recursos para combatirla "es necesario que las empresas y la Administración tomarán medidas y se concienciará más acerca de esta enfermedad, que al ser psicológica, siempre es más difícil de entender que una física y en el que el papel de las empresas en decisivo", comenta.

Tomás aclara que en el síndrome del trabajador quemado hay un estrés laboral que se cronifica en el tiempo y que puede derivar en afectaciones tanto físicas como emocionales. La pérdida de interés y la desvinculación con la tarea que se realiza son algunas de las consecuencias de este síndrome pero hay otros. Atento, porque quizás alguno le resulte familiar.

  • La despersonalización y el cinismo. El o la trabajadora que se ha 'quemado' experimenta un cambio de comportamiento evidente. Además de olvidar el compromiso con la empresa, se produce un deterioro de la relación con los compañeros tratándolos de forma autoritaria, bruscamente y teniendo reacciones desproporcionadas ante un comentario. "Se pierde el contacto con los miembros del equipo y afloran conductas rígidas que no tienen en cuenta la opinión de los demás", aclara la psicóloga.
  • Agotamiento físico que puede derivar en fatiga crónica, oscilaciones de peso, problemas cardiovasculares, dolores musculares, migraña, insomnio e incluso a las mujeres les puede variar el ciclo de la regla.
  • Sentimientos de estrés, dificultades de concentración y ansiedad importantes, irritabilidad y depresión.
  • Problemas de relación con la familia y amigos, dificultades para comunicarse con los compañeros o superiores en el trabajo, necesidad de consumir sustancias.
  • Absentismo laboral, disminución de la productividad, insatisfacción laboral.

Quiénes son más propensos a 'quemarse'

Aunque las profesiones más propensas a padecer este estrés laboral crónicos son las relacionadas con la ayuda, atención a usuarios o servicios públicos, los casos de desgaste ocurren en todos los sectores productivos.

Pero ¿qué provoca esta desazón laboral? Consuelo Tomas señala dos causas principales. La primera de ellas es la "alta discrepancia entre lo que se espera de un trabajo y lo que realmente hay" y la segunda tiene que ver con el ambiente laboral, el trabajo en equipo y el entorno de la empresa que "pueden incrementar el malestar".

"Tuve que ir al psicólogo porque de repente me di cuenta de que me había convertido en una persona que no me gustaba"

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Esto es lo que le ocurrió a Berta (nombre ficticio). No ha querido desvelar su verdadera identidad porque "aunque sé que a muchos de mis compañeros les ocurre algo similar, no quiero que me señalen". Esta vecina de València cumple con algunos de los factores de riesgo que indica Consuelo Tomás. "Recientemente había sufrido la pérdida de un familiar muy cercano y a eso se me juntó el poco reconocimiento en el trabajo. No es que quisiera un aumento de sueldo, ni palmaditas en la espalda, pero no sé... desde luego no esa absoluta falta de reconocimiento cuando lo 'daba todo' en mis funciones", reflexiona Berta. Un ambiente de trabajo súper competitivo, una retribución al filo de SMI y una profesión catalogada como de las más estresantes, hicieron el resto.

"Tuve que ir al psicólogo porque de repente me di cuenta de que me había convertido en una persona que no me gustaba". Todo el día enfadada, malas contestaciones a los compañeros e incluso a amigos y familia ("cuando empecé a pagarlo con gente que ni siquiera era de mi entorno laboral, caí en que algo no iba bien"), fueros las alarmas que le saltaron a Berta.

Las personas que son más susceptibles de sufrir el síndrome del trabajador quemado tienen algunos rasgos en común: son competitivos, exigentes, con baja tolerancia a la frustración, viven situaciones personales de alto estrés (como puede ser el nacimiento de un hijo o la muerte de un familiar). "Junto a estas características quienes se queman suelen sufrir una sobrecarga de trabajo en el tiempo, un exceso de responsabilidad y falta de apoyo. También se suele caer en el error de identificar el prestigio en el trabajo y ganar dinero con la valía personal", explica Tomás, quien hace hincapié en que este problema psicológico es "multifactorial".

Esto quiere decir que para llegar a una situación de burnout tienen que confluir variables de personalidad, organizacionales, propias del puesto de trabajo y sociales, entre las que destacan estructuras de trabajo muy jerarquizadas y rígidasfalta de apoyo por parte de la empresa, poca participación del trabajador, relaciones conflictivas, sobrecarga de trabajo y falta de tiempo para realizarlas, además de escaso apoyo social y poca reciprocidad.

Qué puede hacer la empresa para no desgastar a sus trabajadores

En opinión de Consuelo Tomás, para poder controlar el desgaste y hartazgo de un empleado, tanto empresa como afectado pueden tomar medidas que ayuden a paliar la situación.

En el caso de las corporaciones flexibilizar los horarios de modo que permitan una conciliación laboral y personal, adecuar los salarios a las exigencias que se le pide al trabajador y mostrar una mayor sensibilidad con respecto a este problema y "no pensar que la gente que lo sufre es débil o que no quiere trabajar porque no es cierto", mejorarían la calidad de vida de quienes trabajan en la entidad y, ya puestos en intereses empresariales puros y duros, afectaría de una forma positiva a la productividad.

Otras medidas que pueden llevarse a cabo desde las empresas son:

  1.  Promover la participación del trabajador
  2.  Definir las competencias
  3.  Fomentar el trabajo en equipo
  4.  Facilitar los recursos para poder realizar las tareas
  5.  Dotar de programas para la formación continua del empleado
  6.  Propiciar la autonomía y creatividad,
  7.  Fomentar la colaboración y no la competitividad
  8.  Promover la seguridad en el empleo
  9.  Formar a los gestores en liderazgo participativo

Por parte de los trabajadores estos deben intentar identificar cuáles son los factores que les provocan tal ansiedad y estrés, y, en la medida de lo posible, hacer algo al respecto: hablarlo con sus superiores, pedir un aumento de su retribución cuando uno cree que es merecedor ("a veces se consigue"). Dar más espacio a los hobbies, que el trabajo no sea el motor de la vida y favorecer el trabajo en equipo pueden ayudar a atenuar el estrés.

Tomás lleva muchos años atendiendo a personas afectadas por estrés laboral crónico o burnout y lo advierte: "cada vez hay más casos".

Así que ya lo sabe si cree que puede estar padeciendo el síndrome del trabajador recuerde: no está solo, no es débil y además puede encontrar la solución.

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