El vídeo que muestra a decenas de alumnos formando dos hileras en los pasillos del instituto aplaudiendo a su profesor emociona al verlo. Era el último día de docencia de Koldo Ansa y la forma de reconocerle una trayectoria profesional de 33 años –29 de ellos en el instituto Alaitz de Barañáin– fue que atravesara entre aplausos el último recorrido desde las aulas hasta el despacho de los profesores.

Koldo tampoco pudo resistir demasiado tiempo la emoción. No tuvo conocimiento de lo que habían estado preparado hasta que salió de su última clase de filosofía y se encontró con el pasillo repleto de gente para tributarle una despedida reservada para gente muy especial. Él debe serlo a juzgar por el reconocimiento de la comunidad educativa del centro y de las muestras de cariño que recibió tras salir de la clase de segundo de bachillerato.

Una compañera le dio un pañuelo de papel para aclarar sus vidriosos ojos, mientras Koldo trataba de dar las gracias como podía abrumado ante la demostración de cariño de profesores, alumnos y personal del centro. "La verdad es que me saltaron algunas lágrimas. Me había despedido de los alumnos y al salir me encontré con todo esto" ha asegurado este martes al recordar la despedida del pasado viernes.

En realidad, la jubilación le llegó el pasado lunes, con la celebración de su 60 cumpleaños, que aprovechó para una tranquila velada familiar tras un fin de semana repleto de sensaciones, compañerismo y de buen rollo, como le gusta decir.

Basta con una charla de unos pocos minutos con él para darse cuenta de la clase de profesor que ha sido y entender cómo ha sido capaz de generar tanto cariño. Aunque trate de quitarse méritos, resulta inevitable pensar que algo especial tiene, porque es comprensible una despedida tan entrañable entre colegas de profesión, pero no lo es tanto que haya tantos alumnos y que demuestren el cariño y cercanía que han sentido por él.

"En ese centro hay compañeros y compañeras con muchos más motivos que yo para un homenaje de estas características. Me ha tocado porque estaba ahí. La verdad es que ahora estoy de subidón con todas las muestras de cariño que he recibido" ha indicado Koldo Ansa.

Le cuesta, pero finalmente tiene que reconocer que su forma de ser y de entender la educación han sido los factores que han marcado su trayectoria y que tal vez –seguro que sí– han dejado huella: "A mis alumnos les he transmitido respeto, confianza y afecto. Hemos puesto el foco en la tecnología, pero tanta tecnología nos está despistando a todos. Lo importante es poner a disposición del alumnado herramientas para poder pensar y reflexionar. Hay que enseñarles a pensar".

No es casual que haya sido profesor de filosofía, en el sentido más helenista donde el debate y la palabra son la base de la educación, y es un firme defensor de la enseñanza pública y en euskera.

Nacido en Andoain, estuvo 4 años en Lekaroz y luego llegó a Barañáin, donde ha conocido desde el inicio de la transformación del instituto Alaitz de Barañáin, en el que estudian uno 400 alumnos entre 12 y 18 años.

Comenta distendido que lo único que le queda de guipuzcoano es su pasión por la Real Sociedad, de lo que hace gala. Tal vez por eso, sus compañeros del instituto le regalaron una camiseta del equipo 'txuri urdin' firmada por los jugadores y una suculenta comida, que disfrutaron el pasado viernes al terminar las clases.

Las responsables del homenaje han sido dos de sus compañeras más antiguas, Koro Lizarreta y Nekane Ros, y la jefa de estudios del centro, Uxue Arroyabe, quien ha querido destacar la colaboración de toda la plantilla –profesores, personal administrativo, conserje y personal de limpieza– y la implicación del alumnado.

"La cosa empezó creando un grupo de whatsapp para que los alumnos mandaran mensajes y hubo que crear un correo para recibir todas las aportaciones. Además le hemos confeccionado un vídeo con imágenes suyas a lo largo de estos años en el centro" ha señalado la jefa de estudios.

La última parte fue la más complicada: mantener el secreto de la despedida que tenían preparada. No hubo filtraciones y la sorpresa, como se observa en el vídeo, fue emocionante de verdad.