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Entrevista

Magda Campins: "Están aumentando los ingresos por covid en los mayores de 65 años"

La epidemióloga advierte de que las autoridades han levantado todas las restricciones sin tener los sistemas de vigilancia a punto

La epidemióloga de Vall d’Hebron Magda Campins.

Ha sido una de los epidemiólogas de referencia a lo largo de la pandemia. Investigadora del Grupo de Epidemiología y Salud Pública del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), Magda Campins (Barcelona, 1956) es también la presidenta del Comité Científico Asesor del Covid-19 de la Conselleria de Salut. Recientemente, además, fue nombrada presidenta de la Comisión de Deontología del Col.legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB) y se convirtió en la primera mujer en la historia de la entidad en ocupar esta posición. El año pasado, la Associació Catalana de Recursos Assistencials (Acra) le dio un premio a la mejor trayectoria y reconoció su tarea al frente de la crisis sanitaria.

-¿En qué momento de la pandemia nos encontramos?

-En un momento epidemiológicamente bueno. A nivel asistencial, no tenemos un volumen importante de ingresos. Sí que es cierto que, desde hace semanas, están aumentando un poco los ingresos en planta de personas mayores, de más de 65 o 70 años. Pero en las ucis realmente no estamos viendo ingresos. Eso sí, a nivel comunitario aún hay mucha circulación del virus. Pero afortunadamente estamos con una variante como la ómicron, con una población muy vacunada, y los cuadros son más leves. Hay que estar muy atentos y ser muy prudentes con las personas vulnerables.

-¿Por qué están aumentando los ingresos en mayores de 65 años?

-Porque ya han pasado unos cuatro o cinco meses desde la tercera dosis. A partir de este tiempo, la protección empieza a bajar con las vacunas actuales. En las infecciones moderadas, la bajada es mucho más rápida, a partir de las 10 semanas. Pero en el caso de las formas graves o con riesgo de hospitalización, la pérdida de efectividad es más pequeña: podemos pasar de una protección frente a la hospitalización de un 85% a un 70% o 75% cuando han pasado cuatro meses. Algunos países ya están comenzando a administrar cuartas dosis por criterios de edad: Estados Unidos, Italia, Francia… España lo está debatiendo y probablemente la próxima semana saldrán ya recomendaciones de poner la cuarta dosis a las personas más de 80 años. Precisamente por este incremento de hospitalizaciones. Hace un mes y medio que se empezó a poner a personas inmunodeprimidas, independientemente de la edad.

-¿Se extenderá a toda la población?

-Dependerá de cómo se comporte el covid-19. Si vemos que los de 60 o 70 años sufren una gran pérdida de protección y comienzan a ingresar, sí que habría que ir vacunando a franjas de edad menores, igual que se hizo con las terceras dosis. Pero, si podemos esperar un poco, mejor. Porque las vacunas que estamos poniendo ahora son las fabricadas con la variante de Wuhan y sabemos que no confieren la misma protección que si fueran de nueva generación, fabricadas con nuevas variantes. Los laboratorios ya están trabajando en estas vacunas efectivas frente a ómicron y otras nuevas variantes, será posible tenerlas en los próximos dos o tres meses. Por eso, si podemos estirar un poco más para poner estas cuartas dosis a toda la población, sería lo ideal porque pondríamos vacunas mejoradas y más protectoras. Pero, si comienzan a aumentar los ingresos, no podremos esperar: eso es justo lo que está pasando ahora con los mayores de 80.

-¿Pueden las personas volverse inmunes a tantas vacunas?

-Hay algunas vacunas, como las antineumocócicas -las que no están conjugadas, las clásicas- en las que sí se ha visto que se producía un fenómeno de tolerancia inmune. Es decir, a medida que ibas poniendo dosis, el número de anticuerpos era menor y llegaba un momento en que había como un agotamiento del sistema inmune. Pero eso se ha visto con un tipo de vacunas muy concretas, insisto, las antineumocócicas no conjugadas. Con las vacunas del covid-19 eso no se ha visto. Y sobre todo tenemos los artículos en 'The New England Journal of Medicine', basados en la experiencia de Israel, que fue el primer país en poner cuartas dosis. Estos trabajos no han visto que haya ningún problema de interferencia o tolerancia inmune con las vacunas del covid-19. Tampoco se han visto efectos secundarios en la seguridad de las mismas.

-¿Qué nos podemos encontrar, a nivel epidemiológico, en las próximas semanas?

-Al haber eliminado todas las medidas -estamos ya en una situación de normalidad absoluta-, habrá un aumento de la incidencia. Lo que hemos de intentar es que esto no tenga un impacto sobre el sistema sanitario, algo que podría pasar si este aumento de la incidencia afecta a personas mayores o vulnerables. Por eso es muy importante que las personas, sobre todo las vulnerables, se protejan cuando están en entornos interiores, si hay mucha gente. También deberían hacerlo los jóvenes que estén en contacto con gente vulnerable. Yo recomiendo que las personas de más de 60 años lleven la mascarilla en cines, teatros, supermercados, grandes superficies comerciales. La mascarilla es una de las herramientas más efectivas, junto a las vacunas, para protegerse del virus.

-¿Habrá una séptima ola?

-Es probable que sí, pero con la ómicron -si es la variante que sigue circulando- esperamos que no tenga la magnitud de las olas previas, ni un impacto sobre el sistema asistencial.

-En Pekín hay temor a un nuevo confinamiento. ¿Podría ocurrir esto aquí?

-China ha apostado desde el principio por una política de contención, con confinamientos muy estrictos. ¿Esto qué ha hecho? Que, a pesar del gran porcentaje de población que tiene, China es probablemente el sitio del mundo en que se ha contagiado menos gente. En estos momentos no tienen inmunidad natural, son naifs en relación a este virus. Además, las vacunas que han utilizado, que son las fabricadas en China, tienen una efectividad mucho más baja que las RNA mensajero. Y China también tiene unas coberturas vacunales muy bajas, sobre todo en personas mayores y de riesgo. ¿Por qué? Porque las personas mayores en China siguen mucho la medicina tradicional china. Quizás tampoco se han hecho campañas de vacunación para concienciar como las que tuvimos aquí. Todo esto coloca al país en una situación de mucho riesgo con una variante, como ómicron, tan transmisible. A todos nos preocupa mucho porque vemos que se les escapará de las manos.

-Pues al principio China era el buen ejemplo de la pandemia.

-Se ha visto que con un virus que se quedará y circulará entre nosotros, esta política que siguen ellos no es la adecuada.

-España ya no cuenta caso por caso y los infectados leves o asintomáticos no tienen que confinarse. ¿Está de acuerdo en cómo se está haciendo el control de la pandemia?

-El nuevo sistema de vigilancia, basado en un sistema centinela, está dirigido a proteger a las personas mayores y vulnerables. Creo que esto y que los principales indicadores sean los hospitalarios es una buena estrategia, complementado con otros -como la búsqueda de muestras en aguas residuales, el número de infecciones agudas diagnosticadas por la primaria…-. Todo esto está bien, pero el problema es que todavía no está implementado. Quizás se ha ido demasiado rápido, no tenemos aún los sistemas de vigilancia a punto y ya hemos levantado restricciones. Entiendo que se ha hecho porque había fatiga pandémica y porque para el Gobierno pesan también otros asuntos, como la economía. Pero personalmente creo que debíamos haber esperado un poco a que el sistema de vigilancia estuviera a punto porque ahora se ha perdido un poco la trazabilidad de los datos.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, el Sistema de Vigilància d'Infeccions de Catalunya (Sivic) está funcionando pero aún no de forma completa. Hay 33 centros de atención primaria y unos hospitales que participan en esta red de vigilancia centinela y cada lunes deben aportar datos de pacientes que cumplen criterios. Pero no todos envían los datos, el sistema aún no es público -lo será como dadescovid.cat-... A los epidemiólogos que no trabajamos en la 'conselleria' nos gustaría tener el seguimiento de estos datos. Por eso de momento nos guiamos mucho por cómo van las hospitalizaciones y la incidencia en los mayores de 60 años.

-¿Qué más haría falta a nivel epidemiológico?

-A mí me preocupa el mensaje de que esto ya acabado -al menos muchas personas así lo han entendido- y no. Y que las personas positivas no se tengan que aislar ni hacer pruebas pone en riesgo a los vulnerables.

La epidemióloga Magda Campins, en Vall d'Hebron. Joan Cortadellas

-¿Es un error?

-Yo creo que sí. A todas las personas, aunque no tienen factores de riesgo, que tengan contacto con personas vulnerables debería hacérseles pruebas. De hecho, todos podemos tener contacto con personas vulnerables. En esta fase hubiera sido ideal facilitar el acceso a test de antígenos rápidos. Aún no estamos en una situación como para hablar del covid-19 como si fuera una gripe.

-¿Y por qué se ha dejado de hacer pruebas?

-Yo creo que si nuestra atención primaria estuviera más potenciada, es decir, tuviera más recursos, probablemente hubiésemos continuado haciendo pruebas. Dejar de hacer pruebas a las personas sin factores de riesgo es un reflejo de que no tenemos una primaria preparada para hacer todo este trabajo extra. Si lo hace, deja de atender a otros pacientes. Otros países como EEUU o los europeos continúan haciendo pruebas… Solo Reino Unido y Dinamarca han hecho como España, han flexibilizado todo y han dejado de hacer pruebas. Pero dejar de hacer pruebas tiene un riesgo.

-¿Qué es ahora mismo lo más relevante en la investigación del covid?

-Una de las líneas más importantes es la del covid persistente, que sufren entre un 10% y un 15% de los contagiados. De momento, no tenemos ningún tratamiento eficaz para ellos. El Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti, de Badalona) está haciendo mucha investigación.

-¿Estamos cerca de encontrar algún fármaco para el covid?

-Teníamos bastantes fármacos anticuerpos monoclonales que eran efectivos en personas con formas graves de la enfermedad, pero ómicron ha hecho que muchos de ellos no sirvan. Por tanto, se ha de volver a trabajar en nuevos medicamentos dirigidos al tratamiento y no tanto a la prevención. Para la prevención ya tenemos las vacunas, y se está trabajando también en nuevas de segunda generación. Sería muy importante encontrar algunas que eviten la infección. Son vacunas esterilizantes, mucosales, que ofrecen inmunidad en las mucosas y así evitan la infección, cosa que las vacunas actuales no hacen. Y también se están buscando vacunas que sean efectivas ante todas las variantes. Son las llamadas vacunas pancoronavíricas, fabricadas con partes estructurales del virus que no estén afectadas por las mutaciones.

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