Murió Belén Cebrián, maestra de periodistas. Hija de un gran periodista del régimen, Vicente Cebrián, que mantuvo siempre su esencia liberal, y su alegría de ser periodista, sobre las obligaciones de aquella época política. Y hermana, entre otros de sus numerosos hermanos, de Juan Luis Cebrián, el primer director de 'El País', ahora columnista y presidente de honor del periódico que contribuyó a fundar. 

Belén fue una importante figura del periodismo económico, con la autoridad propia de quien sabe cuáles son los elementos del periodismo. Y como tal se desempeñó luego, durante un lustro, al frente de la Escuela de Periodismo. Ayudó, aleccionó, cumplió con las tareas de una maestra como si ella misma estuviera aprendiendo con los alumnos.

Todos ellos, y sus compañeros de la Redacción del diario, le dirigieron, cuando se supo la mala noticia, frases de gratitud y de encomio que, en el ámbito de la amistad, recibió también de muchos de los que aprendimos de ella.

Ese aprendizaje tuvo como eje el oficio, que ella desarrolló con una profesionalidad que superaba el rigor de los libros de estilo para adentrarse en las obligaciones de comprobación y verificación como si estuviera aplicando, a la enseñanza del periodismo, un prontuario radicalmente humano. Para ella los límites del periodismo eran también los de las exigencias morales que no solo atañen a los periodistas sino a cualquier individuo. Era exigente en la Redacción, lo fue en el ámbito de la enseñanza, pero, como decía ayer alguno de sus compañeros, cuando se trataba de dar consejo o la bronca que correspondiera a los errores, era una compañera comprensiva, cuya ternura fue también el lugar en el que confluyeron todos los elogios que han merecido su vida profesional y su calidad humana.

Tenía 66 años, sufrió una enfermedad que no pudo interrumpir del todo su afán por seguir enseñando, y eso hizo incluso cuando ya estaba fuera de las aulas o del periódico, pues tenía el valor más preciado del oficio al que dedicó su vida: saber escuchar. Su hija Belén Domínguez Cebrián, redactor de Internacional en el periódico que fue de su madre y de su tío, sigue la saga, y ayer fue consolada en el duelo por una larga representación de los colegas de las generaciones de ambas periodistas.