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Salud

Calor y fármacos no siempre casan bien

Varias tabletas de distintos medicamentos.

Algunos medicamentos pueden agravar los efectos de las altas temperaturas y otros pueden provocar fotosensibilización como efecto adverso. Así lo advierte el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), que hace hincapié en la importancia de seguir las recomendaciones de uso y conservación de los fármacos. Según el CGCOF, hasta 7.000 presentaciones autorizadas y dispensables en farmacia comunitaria –cerca del 50% de un total de 15.000– requieren especial precaución durante los días de más calor.

Los farmacéuticos de Pontevedra tienen todos los años consultas sobre este tema. “Este verano más por las temperaturas elevadas que hemos tenido”, reconoce Alba Sotelo, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Pontevedra (COFPO).

La farmacéutica explica que hay diferentes mecanismos por los que ciertas familias de fármacos pueden agravar los efectos de las altas temperaturas. Así, los fármacos diuréticos favorecen la deshidratación o la pérdida de electrolitos; los laxantes y los antiácidos pueden producir diarrea osmótica; los antiinflamatorios, y algunos antihipertensivos y antidiabéticos pueden afectar a la función del riñón; los antihistamínicos, los antidepresivos y los fármacos para el párkinson pueden disminuir la pérdida del calor y reducir la sudoración; y los descongestionantes nasales y los fármacos para la migraña pueden disminuir la dilatación de los vasos sanguíneos de la piel y favorecer la pérdida de calor. Asimismo, algunos antidepresivos y los antipsicóticos para la esquizofrenia pueden aumentar directamente la temperatura corporal, al igual que algún antitusivo y algún analgésico.

Si la temperatura corporal se eleva hasta niveles peligrosos puede producirse agotamiento por calor o un golpe de calor. En el caso de presentar síntomas del primero –sudoración abundante, debilidad, calambres musculares, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, o sensación de mareo o desvanecimiento– hay que beber agua o bebidas que contengan electrolitos, trasladarse a un lugar más fresco y suspender la actividad. Si los síntomas empeoran o no remiten ni mejoran, se debe llamar al 112. En caso de que se detecten síntomas más claros de un golpe de calor –piel muy caliente, seca y enrojecida, ausencia de sudor, sed intensa, dolor de cabeza intenso, mareos, debilidad, náuseas, vómitos, pulso muy acelerado y fuerte, somnolencia, confusión, visión borrosa, convulsiones o pérdida de conciencia– debe trasladarse a un lugar fresco y ventilado, intentar bajar la temperatura corporal con agua fresca o paños fríos y húmedos, sacar la ropa y beber agua a sorbos. “El golpe de calor requiere atención médica urgente, por lo que se debe de avisar al 112, algo fundamental en caso de que haya pérdida de conocimiento, convulsiones o confusión”, alerta.

Para evitar estos posibles efectos adversos, recomienda mantenerse hidratado bebiendo de forma frecuente agua u otros líquidos incluso sin tener sed; aumentar el consumo de frutas y verduras; no exponerse al sol durante las horas centrales del día (11.00-17-00 horas), y utilizar prendas de ropa frescas, ligeras y transpirables.

Igualmente importante es conservar los fármacos en lugares frescos y secos, protegidos de la luz y a una temperatura inferior a 25-30° C. Solo se guardarán en nevera –entre 2 y 8 °C– aquellos que así lo especifiquen sus condiciones de conservación. Cuando se viaja con medicamentos hay que tener en cuenta que no deben estar expuestos mucho tiempo a temperaturas elevada, por lo que debe evitarse guardarlos en la guantera o maletero del coche porque alcanzan temperaturas muy altas. Asimismo, los medicamentos termolábiles se transportarán en una nevera portátil.

“Las altas temperaturas pueden afectar a la estabilidad de algunos medicamentos”, afirma Sotelo, que detalla que, aunque superar temperaturas de 25 o 30 °C generalmente no afecta a la estabilidad de los medicamentos que no necesitan conservación en frigorífico, hay formas farmacéuticas como los óvulos, los supositorios o las cremas que son bastante sensibles a las temperaturas elevadas.

Algunos medicamentos son fotosensibilizantes, por lo que, ante una exposición solar, puede provocar reacciones anormales en la piel. “La prevención es la mejor medida de protección para un paciente en tratamiento con estos medicamentos”, afirma. El empleo de filtros solares, utilizar prendas de vestir oscuras, evitar la exposición solar especialmente en las horas centrales del día y tomar el fármaco por la noche si es de una única toma son algunas de las medidas para evitar este efecto adverso.

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