No hace mucho China volvía a saltar a la palestra por tratar de crear lluvia artificial para paliar la sequía que vive el país. Pero esta práctica no es nueva en el país asiático ya que la ‘siembra de nubes’ es un sistema que parece “forzar” que la lluvia caiga sobre los cultivos y que se lleva a cabo desde hace varios años.

Pero, ¿se puede ‘fabricar’ lluvia?. Desde luego que en China así lo creen ya que hace dos años se anunció la creación de un programa para manipular la climatología en un área de 5,5 millones de metros cuadrados en 2025. Este programa no sólo busca lograr las ansiadas precipitaciones si no que también intenta disminuir el tamaño del granizo con el objetivo de que no arruine la producción agrícola, evitar las altas temperaturas y ralentizar los incendios forestales.

Forzar esta lluvia no es sencillo ya que, tal y como explicó el meteorólogo Martín Barreiro en ‘La Hora de La 1’ tienen que darse determinados condicionantes como que haya nubes con el agua muy fría y que, en algunos casos, ni siquiera esté precipitando. Si se dan estas circunstancias, unos aviones o drones muy específicos rocían estas nubes con yoduro de plata, una sustancia química que, tal y como explica Barreiro, “produce en la nube una molécula que se parece mucho al hielo y que tiene mucha afinidad con las partículas de agua, es decir, las atrapa y las hace más grandes, lo que provoca la precipitación”.

Ventajas e inconvenientes de manipular el clima

Las supuestas ventajas de 'fabricar' esta lluvia son las que el gobierno Chino ha indicado: provocar las precipitaciones para lograr que bajen las temperaturas o evitar que haya incendios forestales y disminuir el tamaño del granizo para preservar los cultivos. Pero, como en todo, también hay inconvenientes.

El meteorólogo ha explicado que si se provoca lluvia en un punto, dejará de llover en otra zona, con las consecuencias que esto puede acarrear. Pero al mismo tiempo se está rociando una sustancia química que caerá sobre la superficie terrestre. El yoduro de plata “es un componente tóxico que cuando cae puede tener consecuencias sobre los elementos que hay en la superficie, donde nos encontramos también, obviamente, los seres vivos y los seres humanos”.

De momento no se conocen, a largo plazo, las consecuencias que esta manipulación de las nubes puede tener en la meteorología de la zona.