Los consumidores no solo somos engañados con técnicas como la reduflación. Muchas veces las marcas usan unas estratagemas que rayan lo ilegal al anunciar de manera subrepticia que sus productos tienen propiedades de las que en realidad carecen. Un ejemplo de ello son las denominadas galletas "digestive".

Lo normal sería pensar que si lucen tal epíteto es que son digestivas, es decir, que ayudan al tránsito intestinal. Pues no. A pesar de que veas en las cajas en letras bien grandes la palabra "DIGESTIVE", si lees la letra pequeña (a menudo muy pequeña) verás que el propio fabricante indica que "la palabra 'Digestive' no significa que la galleta contenga características dietéticas digestivas".

¿Entonces por qué la usan? Está claro: mucha gente prefiere comprar productos beneficiosos para la salud. Que algo como las galletas que, como todo dulce procesado no es bueno para nuestro organismo, indique que es digestivo, nos hace ser autoindulgentes con el capricho. "Si es digestiva y lleva cereales (bla bla bla...) muy mal no le sentará a mi cuerpo" es el erróneo pensamiento de muchos consumidores.

Numerosas marcas, hasta las blancas, lucen ese distintivo, que ha pasado a ser tan habitual como las también engañosas etiquetas "light" o "zero".

¿De dónde viene lo de "Digestive?

El origen del término "Digestive" se remonta a 1892, cuando la compañía McVitie's, bajo la dirección del escocés Alexander Grant, acuñó esa denominación para vender sus galletas como digestivas, atendiendo a que se les añadía bicarbonato sódico y se usaba harina integral en su fabricación. Supuestamente, el primero le otorgaba a las galletas poder antiácido y el segundo le confería ser ricas en fibra, de manera que la ingesta de esos dulces se vendía como poco menos que un pasaporte directo al cuarto de baño.

Sin embargo, poco tardó la ciencia en demostrar lo contrario. Y es que el bicarbonato de sodio se descompone en dióxido de carbono cuando es sometido a calor. Las galletas necesitan ser horneadas, por lo que adiós propiedades digestivas. Estamos ante unas galletas que, por mucha imagen de trigo que lleven sus cajas, son exactamente iguales que las demás. Que no te engañen: la bollería industrial no conoce alimentos "bajos en azúcar", "altos contenidos en fibras" ni "grasas saludables".

De hecho, distintos análisis sobre la composición de las galletas "digestive" revelan que su segundo ingrediente mayoritario es el azúcar. Si te comes seis galletas Digestive estarás metiéndole a tu cuerpo 21 gramos de azúcar. También tienen bastante sodio: 0,7 gramos por cada 100. Para que eches cuentas, la OMS aconseja no tomar más de 2 gramos de sodio cada día.

Si quieres fibra para ayudar a tu organismo a ir bien al retrete, nada mejor que comer verduras, frutas, frutos secos y cereales integrales. Las galletas son un placer culpable que debes tomar de forma ocasional y con moderación para evitar el sobrepeso, las caries y otros problemas directamente relacionados con el consumo excesivo de azúcares.