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El problema de la vivienda

Inquilinos sin cédula en Barcelona: "Se aprovechan de la situación"

Algunos afectados explican a este diario los inconvenientes que puede generar residir en un espacio no legalizado como vivienda | A veces el impedimento es el tamaño, mientras que otras veces las condiciones son buenas pero el porcentaje de densidad de la zona impide regularizarlos

Fachada de un edificio de la calle de Casanova, donde algunas oficinas del entresuelo se están reconvirtiendo en viviendas sin cédula. ELISENDA PONS

Jaume se mudó tras la pandemia a un pequeño "'loft' de diseño" en el barrio de Sant Antoni, donde el anuncio ya dejaba bien claro que "no tenía cédula de habitabilidad". Para él no fue un contratiempo porque se sabía "la letra pequeña" de memoria, dado que un amigo había vivido en un espacio sin regularizar justo antes de la pandemia. "Tiene algunos inconvenientes, pero para alquilar no hay problema siempre y cuando esté en condiciones decentes y cueste menos que un piso normal", evalúa. Es uno de los cientos (o miles, según fuentes del sector) de inquilinos 'de segunda' que han ido proliferando en Barcelona, en la medida en que los precios de acceso a la vivienda se han disparado y los espacios no reconocidos como vivienda son algo más asequibles.

Ese amigo al que alude vivió más de un año en una antigua portería reconvertida en vivienda de menos de 30 metros cuadrados. "Allí la cédula era imposible porque solo tenía una ventana que daba a la escalera, pero en aquel momento pagaba 500 euros y era imposible encontrar nada en el Eixample izquierdo, tan bien situado, por ese precio". Las condiciones eran malas pero el joven estaba harto de compartir piso y necesitaba algo de intimidad. Acabó marchándose "cuando pasó un verano cociéndose de calor y sin poder abrir la puerta porque los vecinos se quejaban". "Algunos se aprovechan de la situación", señala.

En estudio-local en el Camp de l'Arpa del Clot anunciado en Idealista.

Los problemas a los que se enfrenta un inquilino -pocas veces reside el propietario- de un piso sin cédula son diferentes si esta no se ha podido obtener por las condiciones arquitectónicas que requiere (tamaño, ventilación, iluminación, accesos...), que si el obstáculo es la calificación urbanística o la densidad de la zona. En el primer caso es posible que el espacio sea digno pero demasiado pequeño, pero también puede ser que se trate de auténticas infraviviendas, sin ventilación, oscuras o de apenas 20 metros cuadrados. En el segundo, puede tratarse de un espacio muy grande y bien reformado, donde los problemas se limitan al tipo de contrato, la burocracia y los suministros.

Con y sin IVA

Jaume, de 33 años, cuenta que alquiló "como local" (paga mediante facturas con IVA) su actual hogar, de modo que parte de los 650 euros que abona son impuestos que no recaen en el arrendador. "Lo que más me fastidia es no poder tener gas para cocinar, porque no se puede contratar sin cédula". En el caso del agua, para evitar las tasas que se aplican a locales comerciales desde 2021, hay que acreditar vía Hacienda que no hay actividad económica, como si el espacio estuviese cerrado o fuese un almacén.

Su 'loft' es cómodo, en dos niveles, ya que el techo original es de casi cinco metros y permitió al propietario crear el dormitorio en un espacio elevado. Un modelo habitual en locales comerciales de fincas regias. Y aunque lleva al menos dos décadas reformado como vivienda, no ha habido manera de regularizar el uso, que catastralmente consta como "local" pese a que antaño alguien "tuvo un mostrador pero vivía en la parte trasera", según le han explicado.

Minúsculo 'loft' de 16 m2 en alquiler en el Raval por 525 euros, anunciado en Idealista.

Para Marta L., que tampoco quiere aparecer fotografiada por si la propiedad la identifica, la situación es distinta. Vive en un ático de la Vila de Gràcia desde hace unos 10 años, donde no tener cédula ha supuesto incomodidades administrativas. El espacio de unos 40 metros cuadrados más terraza fue antes una oficina, aunque está registrado su uso residencial. Es decir, que podría obtener la cédula, aunque ello implicaría obras de mejora como instalar una campana extractora en la cocina con su correspondiente ventilación, entre otras. A ella la obligaron a realizar un contrato privado (no se depositó copia ni fianza en el Incasol, dependiente de la Generalitat, como es obligatorio en un alquiler de vivienda) como si se tratase de un piso normal pese a la carencia de cédula. También se le dijo que no podría empadronarse, algo que actualmente es posible en estas circunstancias, pero que en caso de hacerse implicaría que Hacienda pudiese descubrir que ese alquiler no está declarado.

Desinformación

"Cuando era más joven yo no me pude desgravar lo que pagaba por ese motivo", lamenta. Pero aceptó todo aquello porque en esa zona era imposible encontrar algo de ese precio. En la actualidad abona 650 euros, pero ya le han anunciado una subida de casi el 50% "para equipararlo a la zona", dice sorprendida y sin saber exactamente cuáles son sus derechos, porque no es de Barcelona.

Este diario llama a varias agencias por anuncios de 'pisos' sin cédula o donde las imágenes ya dan pistas de que no la tienen. "No hay problema, ahora te puedes empadronar hasta en un garaje", informa uno. Otro operador afirma, para generar confianza, que tienen clientes que han convertido plantas enteras de oficinas en miniapartamentos, que no pueden tener cédula "pero han quedado preciosos", en pleno Eixample. Otro, en el caso de un cutrepiso de solo 16 metros en el Raval, ya advierte de que es solo por temporada, a 525 euros. Los precios superan incluso los 800 euros según la zona. En el caso de venta, el perfil idóneo son los "inversores", ya que suelen pagar al contado y este tipo de inmuebles tienen una hipoteca máxima del 60% de su valor. "Alta rentabilidad", se promete.

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