Frenar las escorrentías por una cuenca tras llover entre 130 y 80 litros por metro cuadrado en pocas horas es difícil, por no decir casi imposible, pero el hartazgo al ver la entrada de más lodos y sustancias contaminantes al Mar Menor se ha vuelto a producir con las precipitaciones de los últimos días. Ramblas y calles han escupido a la laguna salada miles de litros de agua embarrada que han peinado a los campos agrícolas, los cuales se encontraban, en su mayoría, desnudos ante la inminente plantación de las hortalizas de invierno.

Esto ha provocado unas escorrentías mayores por el Campo de Cartagena, sin posibilidad de retención en estos terrenos ni de un encauzamiento adecuado del agua debido a la alteración de los canales de drenaje en las últimas décadas. Resultado: las ramblas de Miranda o la Carrasquilla bajaron llenas de agua acompañada de abonos y fertilizantes, sumado al desbordamiento de las redes de alcantarillado. El director general de Emergencias, Fulgencio Perona, destacó ayer que las lluvias "tendrán consecuencias" sobre el Mar Menor y apuntó a que se habría triplicado la entrada de agua dulce por cauces como el Albujón.

Ni setos de retención ni roturación del terreno contraria a la pendiente ayudaron con tanta cantidad de lluvia caída. En las localidades ribereñas, aguas pluviales y fecales se mezclaban para terminar en la laguna salada. Este ecosistema ha pasado un duro verano resistiendo a la alta concentración de nutrientes en sus aguas, un cóctel que derivaría en descomposición de materia orgánica y un consumo mayor de oxígeno en el mar si no fuera por la retirada de toneladas de algas en los últimos meses y a la escasa capacidad de regulación que tiene el ecosistema todavía.

La amenaza que llega ahora, en un momento en el que los valores medios de oxígeno están más bajos que al principio del verano (en torno a 5 mg/litro), es la falta de oxígeno o la ausencia total de este elemento. Es decir, la temida anoxia o hipoxia que en mayo ya provocó la muerte de cientos de pequeños peces en Santiago de la Ribera, y que en agosto de 2021 y octubre de 2019 se llevó por delante gran parte de la fauna de la laguna. "La situación puede ser grave. Tendremos que ver cómo se recupera porque se puede volver a producir una estratificación de la columna del agua, es decir, que se cree una capa de agua dulce en la superficie y otra capa de agua salada más profunda, lo que puede llevar a una fenómeno de anoxia", apunta Ángel Pérez Ruzafa, catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia.

El Mar Menor, apunta el experto, estaba saliendo "muy bien" de la temporada de verano, donde se han registrado grandes acumulaciones de macroalgas y temperaturas muy altas. Ahora llega la acumulación de materia orgánica en suspensión, con la consiguiente pérdida de profundidad cuando todo el sedimento se deposite en el suelo marino.

Falta, en opinión de Ruzafa, infraestructuras de gestión del agua que permitan laminar las escorrentías en la cuenca o rebajar el nivel freático del acuífero y evitar así la entrada de agua contaminada de nitratos por ramblas como la del Albujón. "Ahora se van a movilizar todos los nitratos del acuífero, hay casas en la comarca que no están conectadas a la red de saneamiento, en algunos municipios no se separan aguas pluviales y urbanas y esto dificulta que las depuradoras funcionen con normalidad" apunta el experto en la laguna.

Mirando al acuífero, para el hidrogeólogo José Luis García Aróstegui, investigador del Instituto Geológico y Minero de España, no hay duda de que este terminará recargándose, elevando el nivel freático tras cinco meses de descensos desde las lluvias de marzo y abril. "No creo que lleguemos a tener la subida del nivel piezométrico que registramos en primavera ni que se produzcan las mismas afloraciones de agua a través de sondeos o pozos, pero son precipitaciones muy importantes y quizás en zonas como El Carmolí el nivel esté cerca de la superficie".

Uno de los sondeos ubicado en Torre Pacheco del proyecto Aquifer que coordina el también profesor de la UMU con la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena ya arrojó ayer unos primeros datos con una subida del nivel del acuífero de medio metro. Aróstegui calcula que, según la ubicación en la cuenca, en algunos tramos la subida llegue al metro o metro y medio.

La CHS toma muestras de agua en el río Segura tras el regreso de la espuma

Tras las lluvias, llega la espuma al río Segura. Los episodios de precipitaciones, no necesariamente con intensidad, acaban dejando la misma imagen en el cauce a su paso, sobre todo, por la ciudad de Murcia. La Confederación Hidrográfica del Segura ha tomado muestras del agua en este tramo para analizar la composición y averiguar si se han vertido sustancias contaminantes o peligrosas al Segura. Por otro lado, el organismo de cuenca también ha recogido muestras de agua en los puntos de vertidos autorizados al río. La última ocasión en la que se produjo un escenario similar en el río tuvo como resultado la muerte de varios peces, cuyos cadáveres se encontraron en el entorno del paseo de la Manterola. La Confederación del Segura apuntó en su momento a la falta de oxígeno como causa de la muerte de estos ejemplares, aunque entonces Ecologistas en Acción denunció el vertido de sustancias tóxicas al río aguas arriba de Murcia. Las analíticas se realizarán en las instalaciones de la CHS en el embalse de Santomera.