España ocupa la sexta posición de la Unión Europea en igualdad entre mujeres y hombres y ha avanzado tímidamente hacia la consecución de este objetivo, si bien hay un retroceso en el ámbito laboral y está atascada en cuestiones de tiempo y cuidados.

El Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE, por sus siglas en inglés) ha publicado este lunes el índice que evalúa la igualdad entre mujeres y hombres en los 27 países de la UE y España mantiene el tipo: continúa en la sexta posición del ranking con una puntuación de 74,6 sobre 100, sólo por detrás de Francia (75,1), Países Bajos (77,3), Dinamarca (77,8), Finlandia (75,4) y Suecia (83,9).

Así, supera a la media de la UE, que se sitúa en 68,6, y avanza 0,9 puntos con respecto al índice de 2019, cuando obtuvo una puntuación de 73,7. Desde 2010, la nota española ha subido 8,2 puntos.

El EIGE, dependiente de la Unión Europea, destaca que España ha cosechado logros globales a la hora de reducir las brechas de género en casi todas las categorías (poder, salud, conocimiento y dinero), pero hay un retroceso en trabajo y ningún avance en los usos del tiempo de las mujeres.

La participación de las mujeres en el mercado laboral ha lastrado la posición de España en igualdad en el trabajo: las grandes diferencias en la tasa de empleo a tiempo completo de hombres y mujeres y el número de años que pasan unos y otros trabajando ha hecho que este país se sitúe en el puesto 23 (en 2019 estaba en el 21) en esta categoría. Tampoco ayudan los indicadores de segregación y calidad del trabajo, donde la puntuación es de 68,2 sobre 100, pues ellas presentan peores perspectivas de carrera profesional, tienen menor capacidad para disponer de una o dos horas libres para encargarse de asuntos personales o familiares y son mayoría en los sectores educativo, sanitario y social.

Otra área donde el país no mejora es la del uso del tiempo, donde nos quedamos en una puntuación de 64 sobre 100 y ocupamos la mitad inferior de la tabla, el puesto 14 sobre 27.

Se explica por cómo ellas cuidan más de menores, mayores y personas discapacitadas (un 40 % frente a un 28 % de hombres), por cómo asumen las tareas domésticas en un porcentaje amplísimo (84 % frente al 42 % de los hombres) y por un menor acceso a actividades deportivas o culturales de forma asidua (39 % de mujeres frente a un 45 % de hombres).

Aunque se dan pasos en la categoría del dinero, España aún está por debajo en la media europea en un uso y acceso igualitario: persiste la brecha salarial y más mujeres que hombres están en riesgo de pobreza.

Fortalezas: salud y poder

Escenario distinto es el que se vislumbra en los ámbitos de la salud y el acceso de las mujeres a las posiciones de poder. Nuestra mejor nota es precisamente en salud (91,7), donde la esperanza femenina de vida se sitúa en los 85 años frente a los 80 de los varones y son muchas menos las que ni fuman ni tienen problemas con la bebida (79 % frente al 69 % entre los hombres). Sin embargo, ellos practican más deporte y tienen un mejor consumo de frutas y verduras (47 % frente al 38 % femenino).

El poder es el indicador donde más progreso ha cosechado el país: suma 3,7 puntos hasta la nota de 80,6. En este apartado, destaca el ámbito político con un 87,4, seguido del social (79,1) y, en último lugar, la esfera económica (75,7). En las tres categorías ha habido avances hacia la igualdad. El EIGE incide en que estos avances son motores relevantes para el cambio.