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Premios Princesa de Asturias

Zuckerberg es maravilloso

De cómo el chatbot de Facebook se reveló contra su creador y cómo en Meta explican que eso es porque esa inteligencia artificial les salió bastante tonta

Yann LeCun. Luis Murias

Uno soñaba con bajar este miércoles a La Vega y encontrarse un pifostio como el que liaron en 2017 los tecnodioses Elon Musk y Mark Zuckerberg a cuenta de la inteligencia artificial (IA). El magnate de Tesla –y acaso desde mañana dueño de Twitter– dijo que cuidadín con hacer pensar demasiado a las máquinas, que igual la humanidad se iba al pedo. Y el otro, el fundador de Facebook, respondió al boomer que se dejase de apocalipsis porque así no se podía seguir innovando con tranquilidad. Pero, claro, no. El acto que este miércoles por la mañana protagonizaron Demis Hassabis (Deep Mind-Google) y Yann LeCun (jefe de inteligencia artificial de Meta, antes Facebook) fue muy bonito y soleado, porque los niños les enseñaron la visión infantil que tienen del poder de la IA y había dibujos geniales, pero hasta ahí.

Incauto. Está usted en Leonorland, aquí la vida es muelle y los Premios, Premios son. Todo ocurre dentro de programa, he ahí la maestría protocolaria de los sanjurjers. Pasó una vez que se descarrió la cosa, pero fue hace mucho, cuando el arquitecto Frank Gehry le hizo la peineta a Andrés Montes, de La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica. Fue solo porque le preguntó por lo suyo de los arquitectos estrella. Bueno, y pasó otra vez: cuando Felipe y Letizia estaban enrollados en los Premios de 2003 y sólo se enteró Mayi, que chitón. Pero no, ayer no pasó eso tan guapo de lo imprevisto.

Es lo que tiene el entorno tecnológico digital, que siempre es amigable, limpio y siempre es bien. Les pongo un ejemplo de la actualidad. Tú organizas un encuentro de solteros en Grado al que se apuntan libremente cincuenta mujeres, lo llamas "La caravana del amor" y te llueven hostias como mandiles por tratar a les muyeres como al ganao. Pero montas lo mismo, lo llamas Tinder y te declaran patrimonio de la humanidad. De paso, te forras: capitalización bursátil de Match Group, dueño de Tinder, ayer: 12.860 millones de dólares.

1. Lo dijo el chatbot

Buscando un poco repetir aquella gloriosa peineta que nos dio una fotaza de primera, quien esto escribe le comentó ayer a Yan LeCun que el último chatbot que ha lanzado Meta –llamado Benderbot en homenaje a 'Futurama'–, responde si le preguntas que Mark Zuckerberg, el fundador de la compañía, es una persona "manipuladora" y "espeluznante". Después, la pregunta a LeCun fue qué pensaba él de Zuckerberg. El matemático premiado explicó que el bot, en realidad, es una inteligencia artificial que es tonta, pues lo que hace es recopilar todo lo que se dice en Internet acerca del tema que le preguntas, sacar el mínimo común denominador y cascártelo como si supiera algo. Lo que hace cualquier cuñao, vamos. Sin embargo, de la respuesta del bot se deduce que Zuckerberg cae tirando a peor y, además, a escala planetaria.

2. La misión

A LeCun, en cambio, Zuckerberg le parece una persona "estupenda y maravillosa", cosa que repitió varias veces por si no había quedado claro. Para enaltecer al homenajeado subrayó que "la misión" que siempre había guiado a Zuckerberg y a su compañía era poner en contacto a la gente, cosa que es así según se mire. Más próximo a la verdad sería escribir que Facebook/Meta es una red global creada para succionar el mayor volumen de datos posibles para luego poder personalizar al milímetro la publicidad que vende a sus usuarios y que estos compren más productos anunciados. Si Facebook o Instagram fueran solo un club digital de amigos, llevarían años cerrados por quiebra. (Capitalización bursátil de Meta, ayer: 396.560 millones de dólares).

3. Lo siento mucho, me he equivocao

Para convencernos de que no trabaja para el demonio en persona, LeCun afirmó que Meta ha conseguido reducir un 90 por ciento el discurso de odio que sus redes difunden por el planeta. Como si el diez por ciento restante no fuera un mil por ciento más que el odio que corría por ahí, a la mitad de velocidad, antes de que las plataformas digitales vivieran de polarizarnos.

También admitió el premiado que, hombre, las redes sociales no deberían ser sistemas programados para ser tan adictivos. No obstante, añadió que en Meta están trabajando en ello y que van reparando al casco del buque (el mayor del mundo: 2.950 millones de usuarios) a medida que se producen nuevas vías de agua donde, oh cielos, hay gente que se ahoga en las sentinas de la sociedad. (Lean sobre el genocidio de los rohingya y a través de dónde se difundió todo ese odio).

La lógica de Meta es impecablemente exculpatoria: haces algo, rompes algo, dices "lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a pasar" y hasta la próxima. Y como no hay castigo a la altura del crimen, el bucle sigue infinitamente. (Por cierto, ¿esa lógica no les recuerda a…? Olvídenlo, pa otra vez). En fin, lo de LeCun es comprensible, porque a nadie le gusta que le pregunten por su jefe cuando hay ropa tendida. Que luego tienes que volver a la oficina y a ver.

Cuando Graciano García dirigía la Fundación –cuando los sanjurjers aún eran muchachanos– le dimos premio a los creadores de Google y los recibimos tecnológicamente alborozados, con aquella candidez de los primeros años de Internet, cuando la red era el camino directo hacia la utopía y no hacia la era del capitalismo de vigilancia, especializado en monetizar nuestra atención y privacidad. Pero desde aquellos candorosos tiempos han pasado muchos años y si hasta el chatbot de Facebook se revela contra su creador pues será que algo va mal.

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