Las siguientes preguntas suelen venir siempre acompañadas de bromas (y en algunos casos teorías de conspiracionistas) en torno a la carne usada en los rollitos de primavera, la ternera con salsa de ostras u otros platos típicos de los menús de los restaurantes asiáticos: ¿por qué no se ven lápidas de chinos en los cementerios de la provincia de Alicante? ¿Qué pasa con los ciudadanos de esta nacionalidad cuando se mueren? Y afinando todavía más: ¿por qué es tan difícil ver a chinos de avanzada edad paseando por nuestras calles? ¿Alguien ha visto alguna vez a un anciano chino en las sillas de la Explanada?

Las leyendas urbanas y la rumorología en torno a estas y otras preguntas motivaron hace años a un periodista, Ángel Villarino, a publicar un libro que resolvía estos interrogantes después de dos años de investigación, tres colaboradores chinos, decenas de viajes por China y Europa y cerca de 300 entrevistas.

Los alicantinos tienen muchas dudas sobre lo que ocurre con los chinos cuando se mueren

La obra, publicada hace ahora 10 años por la Editorial Debate, no dejaba lugar a dudas con el título: "¿A dónde van los chinos cuando mueren?".

Las cifras de las tasas de mortalidad de ciudadanos chinos en Alicante, al igual que en el conjunto de España, son bajas en comparación con el número total de migrantes de esta nacionalidad que residen en nuestro país. ¿A qué se debe eso?

Existen dos claves que explican el motivo. La primera de ellas es que la primera generación de chinos que aterrizó en España era muy joven y hace poco más de 40 años de su primera gran migración. De ahí que todavía no haya una comunidad china muy envejecida en nuestros municipios.

Pero es que, además, cuando se hacen mayores en España vuelven a su país natal para jubilarse. Es por eso que son pocos los que mueren aquí.

Por qué no hay chinos enterrados en Alicante

Y el otro factor determinante es que, de los pocos que pasan sus últimos días en la millor terreta del món en lugar de en su "Nación Central", suelen preferir la incineración al enterramiento, tendencia que ha calado con fuerza también entre los alicantinos hasta el punto de que ya hay más cremaciones que nuevas tumbas.

Las incineraciones han aumentado en un 7,81% con respecto a 2021 en la provincia. Esta tendencia se debe a diversos factores, entre los que destacan la edad, las creencias de los individuos y, por supuesto, la pandemia.

En el caso de los escasos chinos que dicen adiós a su vida en la provincia, sus cenizas suelen ser enviadas también a su patria y por eso es una rara avis ver lápidas, nichos o tumbas con tipografía oriental en los cementerios alicantinos.

Aunque cada vez menos, pero también era una práctica frecuente que las parejas chinas optasen por dejar a sus hijos de corta edad en su país bajo el cuidado de los abuelos para venir a Europa a hacer fortuna con sus negocios habituales, de modo que evitaban que sus hijos se "españolizaran" y mantuvieran su cultura y costumbres. Esto explicaría que durante unos años, además de a los ancianos, tampoco se vieran muchos niños chinos.

Un plato de tallarines chinos

En definitiva, puedes estar tranquilo y seguir disfrutando de la ternera picante, el cerdo agridulce y demás platos cárnicos de los restaurantes chinos sin temor a estar practicando involuntariamente el canibalismo. De por qué no hay gatos cerca de estos establecimientos ya hablaremos otro día... o esperaremos a que Ángel Villarino publique una reedición actualizada de su libro.