Cada europeo, por término medio, genera 180 kilos de residuos de envases cada año. En los últimos diez años este tipo de desechos se ha disparado en más de un 20% y si no se toman medidas aumentarán otro 19% de aquí a 2030, un 46% en el caso de los envases de plástico, según los cálculos de la Comisión Europea. Para frenar esta tendencia, Bruselas ha propuesto este miércoles adaptar la normativa europea con el objetivo de limitar el envasado excesivoimpulsar la reutilización y el rellenado y que todos los envases sean reciclables en un plazo de ocho años, para 2030.

“Todo el mundo ha experimentado pedir algo por Internet y que llegue en una caja enorme que está medio vacía o que contiene dobles capas para que el producto parezca más grande de lo que es. O vas a una cafetería y, en lugar de servirte en platos normales, te dan la comida en envases de un solo uso, dejando una montaña de residuos”, ha explicado el vicepresidente de la Comisión y responsable del Pacto Verde, Frans Timmermans. Hace unos años limitamos y prohibimos algunos de los plásticos de un solo uso más contaminantes: pajitas, cubiertos, vasos, platos, envases de comida. Hoy damos el siguiente paso”, ha añadido.

Y el siguiente paso se articulará entorno a tres objetivos. En primer lugar, prevenir la generación de residuos de envases reduciendo su cantidad, restringiendo el envasado innecesario y fomentando los envases reutilizables y rellenables. En segundo lugar, impulsar el reciclado de alta calidad, haciendo que todos los envases comercializados en la UE sean reciclables de manera económicamente viable de aquí a 2030. Y, por último, reducir las necesidades de recursos naturales primarios y crear un mercado de materias primas secundarias que funcione correctamente, aumentando el uso de plásticos reciclados en los envases mediante objetivos obligatorios.

Envases reutilizables y rellenables

El plan incluye objetivos cuantificables. Por ejemplo, Bruselas parte de la base de que habrá que reducir los residuos de envases en un 15% de aquí a 2024, por persona y Estado miembro, respecto a las cifras de 2018. Este recorte, permitirá disminuir globalmente los residuos en la UE en un 37 % frente a lo que ocurriría en caso de que no se modificara la legislación. Para fomentar la reutilización o el rellenado de envases, las empresas tendrán que ofrecer a los consumidores un determinado porcentaje de sus productos en envases reutilizables o rellenables y un etiquetado claro de los envases reutilizables. 

Mientras tanto, se prohibirán los envases de un solo uso para los alimentos y bebidas consumidos en restaurantes y cafés, los envases de un solo uso para frutas y hortalizas, las botellas miniatura de champú y otros envases miniatura que se ofrecen en los hoteles. La propuesta incluye además la fijación de criterios de diseño para los envases, la creación de sistemas obligatorios de depósito y devolución para botellas de plástico y latas de aluminio, incentivos económicos como el cobro de una tasa por los envases de un solo uso, información sobre el coste del envasado y nuevas aclaraciones sobre los tipos muy limitados de envases que deberán ser compostables, para que los consumidores puedan depositarlos en los contenedores destinados a los biorresiduos. 

Etiquetado con la composición

Por último, habrá índices obligatorios de contenido reciclado que los productores deberán incluir en los nuevos envases de plástico lo que contribuirá a convertir el plástico reciclado en una materia prima valiosa. Para despejar la confusión de los ciudadanos sobre qué contenedor es el adecuado para depositar cada tipo de envase, los embalajes tendrán que incorporar una etiqueta en la que tendrá que indicarse su composición y a qué flujo de residuos pertenece. Los símbolos tendrán que ser los mismo en toda la UE. 

Aunque la iniciativa conllevará costes para las industrias de los envases, que tendrán que invertir en esta nueva transición, los efectos globales, según Bruselas, serán positivos tanto en términos económicos como de creación de empleo. Según sus estimaciones, solo la reutilización generará más de 600.000 puestos de trabajo de aquí a 2030 sin contar el impulso que puede dar a la innovación. En todo caso, la iniciativa también tendrá repercusiones positivas en el bolsillo de los ciudadanos. Se espera un ahorro de 47.200 millones y si este se transfiriera a los ciudadanos “cada europeo podrá ahorrar 100 euros cada año”, ha cuantificado Timmermans sobre una propuesta que tendrá que pasar ahora el filtro del Parlamento Europeo y del Consejo. Junto a esta iniciativa, la Comisión ha presentado una comunicación para aclarar el marco para los plásticos biológicos, biodegradables y compostables. “Son cada vez más comunes y se presentan como alternativas viables a los plásticos convencionales, pero debemos tener claro el valor añadido”, ha indicado el holandés.