Salud

Terapia con células madre: conocimiento para salvar vidas

La UMA cuenta con grupos de científicos que investigan la aplicación de las terapias celulares | Su uso podría permitir, en unos años, frenar el alzheimer o regenerar huesos dañados

Juan Antonio García, investigador de la Universidad de Málaga.

Juan Antonio García, investigador de la Universidad de Málaga.

Ana Barranco

El debate científico y ético en torno al uso de las células madres para tratar enfermedades hasta ahora incurables no ha cesado desde que en el año 1998 se descubrió que existía la posibilidad de emplearlas como un tratamiento más entre los medicamentos que llamaríamos ‘tradicionales’. "Un organismo vivo como tratamiento". Pero, la primera cuestión es: ¿qué son realmente las células madre?

"Hay mucha confusión al respecto. El término célula madre se ha usado de manera muy genérica y a nivel científico cada vez se concreta más. Nos referimos a la potencia de la célula. El número de distintos tipos celulares que es capaz de originar". Así lo explica la profesora de la Facultad de Ciencias de la UMA Elena González, quien además lidera varias investigaciones en el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima).

Otra forma de definirlas sería denominándolas ‘orígenes’. "Tenemos células madre en la piel, en los músculos, en la grasa, en distintas zonas. En el tubo de ensayo en el laboratorio podemos, a partir de esas células, generar prácticamente cualquier célula de nuestro cuerpo", tal y como razona el científico Juan Antonio García, también investigador de la Universidad de Málaga.

Las células del cordón umbilical o la médula ósea son las que más protagonismo han tenido en el debate público, pues su donación puede resultar bastante controvertida. Para evitar posibles complicaciones éticas, existe una alternativa al uso directo de estos organismos, crear lo que podríamos llamar ‘copias’ de las células originales de manera artificial.

Permiten, en el tubo de ensayo del laboratorio, monitorizar las enfermedades para averiguar de qué manera frenar sus efectos o combatirlas. Es el caso de las patologías neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson u otras totalmente diferentes como la diabetes.

"Se reprograman hacia un tipo de célula madre muy parecida a la embrionaria y a partir de ahí generamos músculos neuronas, según lo que nos interese estudiar (...). No tienen esa gran problemática ética que sí tienen las que proceden de un embrión", aclara Juan Antonio García.

El profesor de Biología de la UMA lleva a cabo a diario ese proceso en su laboratorio, pues pertenece a un grupo de investigación del instituto Ciberdem, uno de los más punteros del mundo. Su estudio le permite localizar el problema y saber qué es lo que está funcionando mal.

"Hemos hecho modelos en placas para comparar las células del cerebro de pacientes afectados por patologías y de pacientes sanos para ver cómo se comportan. Esto es interesante porque algunos son tejidos que no son accesibles y podemos trabajar en modelos que dan información (...). La mayoría de las enfermedades, sobre todo del sistema nervioso, se desconocen. Hay que estudiarlo", detalla Elena González, que comenta también sobre su aplicación médica: "Y por supuesto para probar fármacos, probar terapias, es super útil".

Además de comprender las enfermedades en el laboratorio, ¿las células madre tienen otra aplicación? De hecho, la comunidad científica baraja la posibilidad de implantarlas directamente en los tejidos dañados, por ejemplo de huesos músculos, para ‘repararlos’.

Terapias celulares

"En un principio se pensaba que podían ser útiles porque si se trasplantaban en un tipo de tejido como el óseo, generarán células óseas o de cartílago", justifica la profesora de Biología de la UMA. Elena González aclara que ahora las investigaciones han demostrado que esta es una función minoritaria, pues son sobre todo "mensajeras": "Según su origen, el papel de regeneración tiene que ver con información que envían al medio, que hace que el propio tejido se regenere. Son como unas mensajeras. Le mandan información al tejido endógeno que está dañado y le dice a sus células: Chicas, aquí hay que proliferar".

Esta aplicación es, según la docente, "mucho más interesante". Sin embargo, la puesta en marcha de las terapias celulares requiere numerosos controles de los organismos encargados de regularlas, como la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).

"Si ya es difícil la regulación de un medicamento, comprobar la seguridad de un producto y luego su eficacia cuando es químico, imagínate cuando es un producto vivo. Por eso tarda en llegar al público, pero es que tiene que ser así", sostiene la bióloga malagueña, quien matiza: "Morir de éxito es muy fácil y a las células madre les ha pasado un poco eso. Se ha querido vender mucho y no tenemos que vender, tenemos que asegurarnos muy mucho".

El investigador Juan Antonio García se suscribe su opinión: "Primero no sabemos ni lo seguro que es hacer este procedimiento ni sabemos la eficacia que puede tener. Todo eso lleva una serie de años de estudio, cada vez sabremos hacerlo mejor", señala el experto.

De hecho los avances ya se están viendo en algunas patologías como el párkinson, sobre la que ya hay ensayos clínicos. «Se lleva muchos años intentando sustituir las neuronas que se mueren por neuronas sanas (que son las que ocasionan la enfermedad al morir en una zona concreta del cerebro). Ahora hay un ensayo clínico donde se está evaluando su eficacia y parece ser que sí lo es».