La crisis de los 'machos alfa'

Revisión de la masculinidad tóxica: "El patriarcado también castra a los hombres"

Expertos en feminismo e igualdad explican que el modelo hegemónico anula emocionalmente a muchos varones y les traslada una idea errónea sobre lo que significa ser hombre

Un hombre juega con su hija en un parque de Barcelona.

Un hombre juega con su hija en un parque de Barcelona. / Zowy Voeten

Olga Pereda

El patriarcado ahoga a las mujeres. Pero también a los hombres. "Los oprime, los castra emocionalmente y los perjudica". La psicóloga social Gemma Altell y el impulsor de El Taller (Barcelona), espacio especializado en las masculinidades antimachistasDani Rius, coinciden en que derrumbar el modelo social basado en el liderazgo del hombre poderoso, rudo, fuerte, sexual y sin vida emocional es uno de los retos más importantes de la sociedad actual.

"El patriarcado concede privilegios a los hombres, pero no a todos. Es un sistema que promete a los varones poder, acceso a las mujeres, dinero y un perfil agresivo, pero los privilegiados son solo unos pocos", destaca Altell, muy inspirada por los libros de la escritora feminista y activista social estadounidense Bell Hooks, fallecida en 2021 y autora, entre, otros libros, de 'Enseñar a transgredir' (Capitán Swing).

"Hay que identificar qué daño hay detrás de ciertos roles, saber qué ha llevado a los hombres a ser ese tipo de hombres. El objetivo es cambiar ese aprendizaje", subraya Gemma Altell

El patriarcado avasalla a muchos varones, los castra emocionalmente y les obliga a tener un aprendizaje erróneo sobre lo que significa ser hombre. "Eso es justo lo que hay que cambiar. Hay que identificar qué daño hay detrás de ciertos roles, saber qué ha llevado a los hombres a ser ese tipo de hombres. El objetivo es cambiar esa mochila, ese aprendizaje", sentencia Altell.

Y es este mismo patriarcado el responsable de que muchos varones sean analfabetos emocionales y "no sean capaces de hacer algo fundamental como gestionar sus emociones, pedir ayuda cuando lo necesitan, mostrar debilidad o disfrutar de la crianza de sus hijos", asegura Dani Rius.

Los protagonistas de la serie 'Machos Alfa', que muestra la masculinidad en crisis de un grupo de cuarentones.

Los protagonistas de la serie 'Machos Alfa', que muestra la masculinidad en crisis de un grupo de cuarentones. / Netflix

Los cursos antimachistas que muestra la serie de Netflix 'Macho Alfa' y que existen en la vida real, aunque con muchas diferencias, son "útiles" porque ponen su granito de arena en la deconstrucción del patriarcado. Pero Altell apuesta por llegar a los hombres que no acuden a esos cursos, los que se quedan fuera del radar feminista. "Hay que conseguir atraer a los hombres de la calle. ¿Cómo? A través de políticas públicas que fomenten estrategias", expone.

El promotor de El Taller añade que asistir a un curso de masculinidades no te libra del machismo porque "todos somos hijos de nuestra época". "El trabajo de deconstrucción es de por vida, es una actitud, una filosofía", concluye.

Precisamente, la Generalitat presentará el próximo marzo una estrategia de prevención que incluirá "un programa de promoción de las masculinidades antimachistas e igualitarias para cuestionar y combatir la masculinidad hegemónica", avanza a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica, Laia Rosich Solé, directora general para la Erradicación de las Violencias Machistas, del Departament d’Igualtat i Feminismes.

El futuro programa, explica Rosich Solé, contiene medidas y cursos de formación para ofrecer a empresas y universidades. "También el diseño sobre qué tipo de servicios tienen que atender a los hombres que ejercen violencias, cómo deben ser y que metodología deben ejecutar. No solo se trata del control de la ira y los impulsos. Se trata de poder reflexionar, ampliar los márgenes y las tipologías de ‘ser hombre’”, matiza Rosich Solé tras dejar claro que la masculinidad hegemónica es "una de las causas estructurales de las violencias machistas".

Un hombre tiende la colada, en su casa de Barcelona.

Un hombre tiende la colada, en su casa de Barcelona. / Zowy Voeten

Una de las primeras acciones del paquete de medidas será "una guía de acompañamiento a grupos de hombres que quieren desmontar el machismo que llevan dentro y que ya han dado un primer paso, decidir no ser cómplices y romper el silencio contra las violencias machistas. El objetivo de la guía es asegurarnos que la deconstrucción sea feminista". El reto de la 'conselleria' es lograr "un cambio radical en los hombres, no postureo". 

En opinión de la responsable política, la masculinidad hegemónica quiere encarnar lo natural, lo que debe ser, lo normal. "Para contrarrestarla, tenemos el deber ético de construir miles de masculinidades antimachistas, igualitarias, inclusivas y diversas", sentencia citando a la feminista Adrienne Rich: "Objetividad es el nombre que se da en la sociedad patriarcal a la subjetividad masculina".

Ninguno de los expertos consultados para este reportaje se muestran muy cómodos con la expresión nuevas masculinidades. Tampoco masculinidades disidentes o alternativas. "Siempre ha habido hombres que individualmente han desobedecido al machismo. Además, hay nuevas masculinidades que son machistas", matiza Rosich Solé, que pide utilizar el concepto de masculinidades antimachistas, igualitarias e inclusivas. 

Esteve Segura, técnico de proyectos de la Dirección de Feminismos y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona y responsable de Plural, un centro especializado en la revisión de los modelos de masculinidad, tampoco se muestra muy cómodo con el concepto patriarcado. "Es demasiado abstracto", critica. En su opinión, sería mejor hablar de "aspectos problemáticos de la masculinidad".

El responsable municipal asegura que el modelo hegemónico concede determinados privilegios a los hombres, demostrados con datos. Por ejemplo, menor riesgo de caer en la pobreza, menor riesgo de ser apartado del mundo laboral al tener hijos y menor riesgo de ser agredido sexualmente. Pero los varones "también sufren un coste personal con el modelo hegemónico, que impone un tipo de hombre competitivo, líder, fuerte, que jamás se derrumba y que ni cuida ni se cuida". Contestar la pregunta de qué es ser hombre es, en su opinión, difícil y complejo. El objetivo -concluye- es conseguir que nadie se sienta desubicado con la masculinidad del siglo XXI.

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