Menores y redes sociales

Adolescentes, perreo y vídeos virales: "¿Por qué ellos siempre están arriba y ellas abajo?"

Educadoras, psicólogas y críticas culturales reivindican la urgencia de la educación sexual para que los menores se enfrenten con herramientas adecuadas a la hipersexualización de la cultura urbana

Captura del vídeo de la discoteca Pampara Tardes que se ha viralizado.

Captura del vídeo de la discoteca Pampara Tardes que se ha viralizado.

Núria Marrón

La mecha ha vuelto a prender a cuenta de imágenes de menores perreando en una discoteca y que han corrido como pólvora endiablada en redes sociales. A estas alturas de la jornada, quien más quien menos -desde oyentes de tertulias radiofónicas hasta millones de usuarios de TikTok- ya ha visto la pista de la discoteca Pampara de Barcelona, en la que chicas y chicos de entre 14 años y 17 años twerkean tal que así en una sesión de tarde. Ellas, apoyadas en un escenario e inclinadas, mueven las caderas al ritmo del 'dembow', mientras ellos, en pie y por detrás, 'perfoman' una coreografía de la superioridad.

Más allá de la bandera roja que supone que la discoteca se publicite con imágenes de menores (el local ha acabado despublicando el vídeo en su cuenta de TikTok y borrando su contenido en redes sociales), la escena arroja un puñado de preguntas pertinentes a cuenta de la creciente sexualización de la cultura urbana, de la crítica siempre rápida y furibunda contra el comportamiento de las chicas y, sobre todo, del impacto que puede tener en la chavalada menor de edad moverse en un entorno de hipersexualización cuando, aún a estas alturas del siglo XXI, la educación afectiva y sexual es prácticamente inexistente.

Falta de educación sexual

"Yo creo que el problema principal es que se va acortando la edad de sexualización no infantil a la vez que sigue sin impartirse una educación sexual sólida en la infancia y en la adolescencia -afirma la psicóloga social Gemma Altell-. Por lo tanto, nos encontramos con que, de forma cada vez más precoz, se introducen unas prácticas y unas conductas determinadas, a la vez que faltan criterios para situarse".

Por ejemplo. Es cierto que existe un cierto sesgo cultural para convertir el reggaeton -caribeño, sexual y callejero- en anatema por parte de generaciones más mayores que en su adolescencia bailaron y corearon 'La mataré' de Loquillo en la más absoluta de la inconsciencia. Sin embargo, ¿son capaces de decodificar las chavalas y los chavales los tics patriarcales, cuando no de dominación, de la música y los bailes que consumen? ¿Y en qué acaban moldeando sus letras su sexualidad? "La reapropiación del reggaeton por parte de las chicas -afirma Altell- tendrá que ver, en definitiva, con la educación sexual feminista que se haya recibido y, en este sentido, existe un déficit institucional".

Cuestionamiento moralista

Adivinarán que el vídeo, que ha llegado a acumular millones de visualizaciones, se ha convertido en una fabulosa máquina expendedora de comentarios hirientes contra las chicas que en él aparecen. Nada nuevo. "El cuestionamiento moralista es profundamente patriarcal y coloca el cuerpo de las mujeres en la categoría de objeto sobre el que se puede opinar, decidir y disciplinar", afirma la educadora Mirta Lojo.

Sin embargo, sí hay aspectos de los que tirar del hilo. María Castejón, docente y crítica de cine, entiende que la brecha generacional siempre influye en la crítica fácil. ¿Recuerdan cómo se les caían las mandíbulas al suelo a los padres de 'Dirty dancing' ante aquellos movimientos explícitamente ardientes? En este caso, según Castejón, la realidad, y las imágenes de la discoteca, hablan de chicos y sobre todo chicas que se relacionan con su cuerpo de una forma muy diferente a generaciones anteriores. "Está claro que los códigos culturales y las libertades están cambiando y que las chavalas no se sienten para discriminadas", explica Castejón. Sin embargo, sí es cierto, añade la docente, que, objetivamente, en las coreografías del perreo las chicas aparecen en posición de subordinación y los chicos en postura de dominación; por lo que estaría bien que los chavales también pudieran analizara por qué ocurre eso".

Roles e imitación

La periodista especializada en sexualidad Noemí Casquet también invita a rehuir los juicios paternalistas que contemplan la adolescencia como una especie de apocalipsis civilizatorio y reivindica acompañamiento y educación sexual equitativa. "No pongamos el foco en ellos, que al fin y al cabo están conociendo su cuerpo y su sexualidad, sino en los roles de género y en la imitación que hacen de patrones que no se han inventado ellos".

¿Entonces, en qué medida puede ser el perreo realmente empoderador y celebratorio? "No son pocas las feministas que lo consideran una subversión del orden establecido en tanto que explicita el deseo femenino desde la capacidad de agencia de las mujeres ante el papel de subalternas", afirma la educadora Mirta Lojo.

Deseo mutuo

Sin embargo, a su juicio, hay tres problemas. Uno: que la mayoría de letras y voces que las cantan son mayoritariamente hombres. Dos: que ante la falta de educación sexual, no siempre se ha aprendido que las relaciones solo se pueden concebir desde el deseo mutuo y la corresponsabilidad, por lo que afloran muchas dudas sobre los significados que se atribuyen al 'perreo'. Y tres: "Existe el riesgo de que el sistema acabe fagocitando las disidencias para ofrecer en forma de rebelión expresiones de dominio-sumisión". En este sentido, Lojo entiende que para que el 'twerk' sea un acto de afirmación ante el machismo, urge una toma de conciencia de las condiciones socioculturales en las que se genera, "y no es seguro -afirma- que el entorno de las chicas, chicos y disidentes de género durante la adolescencia les brinda realmente esta oportunidad".

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