Psicología

Desigualdad, pobreza y un entorno "desordenado", así "se hace" un delincuente juvenil: empiezan ya a los 8 años

Criminólogos y abogados explican los factores que desencadenan la delincuencia entre jóvenes

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ilustracion / Pablo García

C. M. Basteiro

La detención de un peligroso delincuente en La Felguera, con antecedentes de homicidio, puso en vilo hace unos días a los vecinos de Langreo. Más allá de los hechos -además de los citados antecedentes está acusado de robo con intimidación y violencia, hurtos y falsificación de moneda-, sorprendió su edad: tiene veinte años, cometió el homicidio a los 16 (en 2019). Llevaba medio año huido del centro de menores de Sograndio, viviendo en un barrio de La Felguera, donde agredió a efectivos de la Policía Nacional durante el arresto. 

Pero ¿Cómo “se hace” un delincuente juvenil? Emilio Marqués, Doctor en Derecho y profesor-tutor del Grado de Criminología de UNED Asturias, afirma que la desigualdad social y la influencia del entorno son dos de las claves para explicar la delincuencia juvenil. También la edad de inicio de la carrera criminal que, según los estudios, es muy baja: a los ocho años. “La delincuencia juvenil resulta muy llamativa para la sociedad porque, en realidad, el porcentaje de jóvenes que delinquen es muy bajo”, señala el criminólogo. De hecho, en Asturias, el último homicidio cometido por un menor fue el del arrestado en La Felguera. 

Ocurrió en el año 2019, a la puerta de un bar de Llaranes (Avilés). El menor vio cómo la víctima discutía con su padre y se unió a la “bronca”. Horas más tarde, según la versión de testigos, el hombre fue atacado por el joven y otras personas. Falleció tras más de un mes en la UCI del Hospital Central de Asturias. El joven fue a entregarse.

El criminólogo Emilio Marqués matiza que desconoce el contexto de este joven por lo que las declaraciones que siguen se refieren a estudios e investigaciones generales del área social. El experto se basa en tres teorías que explican, en la mayoría de los casos, la delincuencia juvenil. Son la teoría de la desigualdad de oportunidades, la de la desorganización social y la de contención. 

La primera: la teoría de la desigualdad de oportunidades, inicialmente propuesta por los sociólogos Cloward y Olhin. “Es una teoría que nos advierte de que no todos los grupos tienen las mismas posibilidades legítimas para la obtención de la riqueza”, señala Marqués. Cuanto mayor es el desajuste entre las aspiraciones de un individuo o de un grupo y las oportunidades, más aumenta las posibilidades de desarrollar una respuesta delictiva.

No cabe duda de que los menores padecen las consecuencias de los problemas económicos. El último informe del Instituto Asturiano para la Atención Integral de las Familias, dependiente de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar, muestra un incremento del 45 por ciento en las solicitudes de protección de menores tras el estallido de la crisis sanitaria del covid-19. Las entidades de apoyo a la infancia en las comarcas del Nalón y el Caudal, afirman que la falta de recursos está íntimamente ligada con las desprotecciones a los pequeños de la casa.

La segunda teoría, la de la desorganización social, tiene una explicación parecida. Propuesta por Shaw y McKay, se centra en el entorno: “Las probabilidades de que un joven delinca pueden aumentar si existen problemas de pobreza, si reside en un barrio desorganizado -también aplicable a otros entornos, como la familia- y si hay preponderancia de jóvenes varones en su entorno”, destaca Marqués. 

Y llega aquí la tercera clave: la teoría de contención. Dentro de este estudio social, se determina por qué un joven que ya ha cometido un delito tiene más probabilidades de seguir delinquiendo. “Cuando un sujeto joven que está en un entorno desorganizado, al que pudo haber fallado la familia, otros recursos formales e informales, entra en el rol de delincuente tiene que mantenerlo. Es la única forma de mantener un respeto, el único medio que tiene. Es un rol en el que ya está inmerso”, destaca Marqués. 

Cuando el entorno es "organizado", la delincuencia juvenil encuentra un claro rechazo social. Un ejemplo fue lo ocurrido hace unos meses en Sama, cuando más de 200 vecinos se manifestaron para exigir "más seguridad" para los niños en el parque. Ocurrió después de que un grupo de menores intimidaran y robaran a otros escolares.

Las penas

Las penas a los menores que delinquen llevan años siendo objeto de debate público. El joven que fue detenido en La Felguera, tras pasar a disposición judicial, fue de nuevo ingresado en el centro de menores de Sograndio. Según el abogado Javier Cuadrado -de Abogados CyC (Mieres)-, basándose en la legislación vigente, puede permanecer en el centro -por el delito de homicidio, que cometió siendo menor- hasta los 21 años. 

Otra cosa son las condenas que se refieran a los delitos cometidos siendo ya mayor de edad. Pero con matices, apunta Cuadrado: “Si vuelve a delinquir tras superar la mayoría de edad, ya sería condenado por el Código Penal y no por la Ley Reguladora de Responsabilidad Penal de Menores (desde ahora, LRRPM), a la pena que le corresponda”. Añade que “si el tipo penal prevé la privación de libertad tendría que cumplir en la cárcel, porque se trataría de hechos nuevos cometidos tras superar la mayoría de edad”. Pero atención porque esto solo se refiere a la comisión de nuevos delitos que no tengan relación con el cumplimiento de la medida de internamiento en Sograndio: “El quebrantamiento de condena está previsto en la LRRPM”, señaló Cuadrado. 

Llegados a este punto, hay una pregunta casi obligada: ¿Es posible que un joven delincuente logre normalizar su vida en la vida adulta? “Posible sí es”, apunta, rotundo, Emilio Marqués. Pero hay cuestiones que obstaculizan esa reinserción. Una de ellas, la edad del joven delincuente: cuanto antes empiece la carrera criminal, más difícil será normalizar su vida. 

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