Eva Millet: "La lactancia materna no hace que tu hijo sea mejor"

Experta en el fenómeno de la sobreprotección a los hijos y la hiperpaternidad, la divulgadora barcelonesa disecciona los orígenes y los mandamientos de la autodenominada crianza con apego en su nuevo libro

La periodista y escritora Eva Millet, en Barcelona

La periodista y escritora Eva Millet, en Barcelona / ROSER NINOT

Olga Pereda

La periodista, escritora y divulgadora Eva Millet es una de las máximas expertas en hiperpaternidad, fenómeno que impone "criar seres perfectos en lugar de personas". Tras varios libros sobre este modelo de educación sobreprotectora, la autora indaga ahora en los orígenes de la autodenominada crianza natural en el revelador ensayo 'Madres mamíferas' (Plataforma Actual).

La evidencia científica demuestra que atender, abrazar, achuchar y hablar a tu bebé es fundamental para sus conexiones neuronales. Hay que estar por y para el bebé.

Por supuesto. Pero eso no significa que estés enganchada a él las 24 horas. La teoría del apego, que no es lo mismo que la autodenominada crianza con apego, es incuestionable. De ahí a tener que cargar a cuestas todo el día al niño en una mochila o un foulard (porteo) y dormir con él (colecho) porque así ayudas al vínculo… Igual que esas madres que se machacan y se sienten fracasadas porque han tenido una cesárea, han recibido la epidural o no les ha funcionado la lactancia. Hay mujeres que se sienten tan mal por dar el biberón que piensan que es lejía. Por favor.

La leche materna es el mejor alimento que le puedes dar a tu bebé.

Mi libro en ningún momento lo cuestiona. Pero el pecho no hace que tu hijo sea mejor. El problema es que los estudios que hay están sesgados. En los países más desarrollados, en general, la lactancia la practican mujeres de clase media alta y con estudios. Lógicamente, esos niños son más sanos y tienen mejor rendimiento académico. Pero por la esfera social a la que pertenecen. En el primer año de vida, la lactancia reduce la posibilidad de infecciones estomacales. Hay estudios robustos que afirman que se han exagerado los resultados científicos sobre los beneficios de la lactancia en la salud del bebé a largo plazo. Las 'lactivistas' (activistas de la lactancia materna) del siglo XXI están convencidas de que la lactancia es la única forma válida de alimentar al bebé y gracias a ella se va a conseguir un mundo mejor. Pregunté directamente a la Asociación Española de Pediatría: “¿Puedo criar a un niño sano y feliz con biberón?". Y me contestaron que sí. Lo que pasa es que las recomendaciones sobre lactancia son cada vez más agresivas.

"Lo más importante para un niño es que sepa que sus padres le quieren, pero el método específico de nacimiento, alimentación y el número de horas que ha sido cargado es irrelevante"

En su libro menciona a la ginecóloga Amy Tuteur, que, harta de ver a madres que se sentían fracasadas, escribió un libro en 2016. ¿A qué conclusiones llegó?

Es de las primeras que se ha atrevido a cuestionar los imperativos de la crianza natural. Ella dice que lo más importante para un niño es que sepa que sus padres le quieren, pero que el método específico de nacimiento, alimentación y el número de horas que ha sido cargado es irrelevante. 

Usted ha investigado a los gurús de la crianza natural. ¿A quién destacaría?

La antropóloga Jean Liedloff, que viajó a una selva venezolana para buscar piedras preciosas y terminó descubriendo las bondades de ese tipo de crianza. Inventó el 'continuum', una oda al mundo primitivo cuyas madres son el modelo a seguir. Liedloff afirma que las madres modernas tienen traumáticos partos hospitalarios, cambian los pañales de sus bebés con mirada fría y los llevan en cochecitos en lugar de en sus brazos. En su opinión, los niños que no son criados según los preceptos del 'continuum' -contacto físico constante, colecho y lactancia a demanda- son narcisistas, faltos de creatividad y rechazan a sus madres.

Sorprende descubrir que otros gurús de este tipo de crianza tienen unas fortísimas convicciones religiosas.

Como el pediatra William Sears y su mujer, Martha, que en los años 90 publicaron 'The baby book'. Estaban convencidos de que la crianza con apego era la manera en la que Dios quiere que sus hijos sean criados. Sus claves eran: estrecho vínculo posparto, lactancia prolongada y a demanda, porteo, colecho y respuesta inmediata al llanto. Aseguraban que gracias a esto los niños serían “maravillosamente especiales”. Como dices, sorprende ver que este movimiento que parece tan rupturista tiene sus bases en las teorías de hombres blancos profundamente conservadores y religiosos.

Grantly Dick-Read, doctor y padre del llamado parto natural, tenía tanta fe que sopesó convertirse en pastor.

Creía que las mujeres tenían que parir como Dios había planeado. Sin anestesia, fórceps y otras intromisiones médicas. La comadrona Ina May Gasking, seguidora de la psicodelia 'hippie', publicó en 1975 el libro 'Partería espiritual', en el que apostaba por parir utilizando los recursos del propio cuerpo.

"El canal del parto es recto en todos los mamíferos. Pero nosotras, una especie caminante, lo tenemos doblado y retorcido. Esto dificulta la expulsión del feto, por eso nuestros partos son dolorosos y complicados"

¿No podemos parir como los animales?

No es viable compararnos con los demás mamíferos. El paleontólogo Juan Luis Arsuaga lo explica muy bien. La diferencia es el canal del parto, que en todos los mamíferos es recto y nosotras, que somos una especie caminante, lo tenemos doblado y retorcido. Esto dificulta la expulsión del feto, por eso nuestros partos son dolorosos y complicados.

¿No cree que a muchas mujeres se les infantiliza cuando dan a luz?

Sí, se nos ha tratado como criaturas durante mucho tiempo, pero tampoco es cierto esta idea de que siempre hay violencia obstétrica y que los médicos te quieren hacer la cesárea para irse el fin de semana por ahí. El parto tiene que ser, sobre todo, seguro. No es ninguna broma. 

¿Por qué ha calado tanto el mensaje de la crianza natural?

Es un ejemplo más de hipermaternidad. Una maternidad intensiva que te promete hijos mejores.

Hay muchas mujeres que pueden cogerse excedencias o reducciones de jornada y sueldo para estar más con sus hijos. ¿Le parece mal?

En absoluto. Tú puedes dedicarte a la maternidad de forma plena, pero tienes que seguir siendo una ciudadana, tienes que seguir estando en la esfera pública porque el momento de la crianza pasa y luego te quedas tú.