Experta en el cerebro humano

La neurocientífica Susan Greenfield: "Detectaremos el alzhéimer a partir de un test de antígenos"

La neurocientífica explica las novedades de su investigación en torno a los nuevos fármacos y métodos de diagnóstico del alzhéimer, e insiste en la urgencia de detectarlo y tratarlo precozmente

Entrevista a la experta en la enfermedad del alzhéimer, Susan Greenfield.

Entrevista a la experta en la enfermedad del alzhéimer, Susan Greenfield. / FERRAN NADEU

Beatriz Pérez

La neurocientífica Susan Greenfield (Londres, 1950), autora de varios libros sobre el cerebro humano, investiga los mecanismos mediante los cuales se desarrollan dos de las enfermedades neurodegenerativas más conocidas: el párkinson y el alzhéimer.

Fundadora de la empresa Neuro-Bio, Greenfield ha visitado esta Barcelona, donde colabora con el Hospital Clínic y con la compañía Xenopat, especializada en el desarrollo de fármacos antitumorales, ya que los estudios de la británica sobre alzhéimer parecen tener también un impacto en el campo del cáncer.

La neurocientífica explica a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, las novedades de su investigación en torno a los nuevos fármacos y métodos de diagnóstico del alzhéimer, e insiste en la urgencia de detectarlo y tratarlo precozmente.

¿En qué consiste la terapia que está usted desarrollando para el alzhéimer?

Nuestra terapia se basa en el desarrollo de la molécula NBP14. Nuestra compañía, Neuro-Bio, ha descubierto un nuevo mecanismo [el péptido bioactivo de 14 aminoácidos, o T14] para investigar nuevos fármacos para tratar el alzhéimer. La agencia de medicamentos de Reino Unido ha reconocido NBP14 como un fármaco con un novedoso abordaje. Creemos que T14 es la molécula que está involucrada en el alzhéimer.

¿Cómo se relaciona esta molécula con el cáncer? 

Lo que estamos estudiando tiene un impacto en el cáncer porque T14 esta expresada también en tipos tumorales. Sobre todo en cánceres metastásicos. Así que Xenopat está probando este fármaco en un modelo de cáncer colorrectal, y está viendo que no produce toxicidad y que hay un efecto antitumoral.

¿Esta terapia para el alzhéimer ha sido probada en humanos? 

Creemos que en un año podremos comenzar la fase uno del ensayo en humanos, para lo que necesitamos un millón de libras. [Esta terapia] La hemos probado en ratones y vimos que, cuando se les da dos veces por semana durante 14 semanas, se evita la pérdida de memoria. Tenemos confianza porque parece funcionar y, de ser así, podría ser el primer tratamiento para el alzhéimer, muy diferente a otros fármacos.

¿Qué le parece el lecanemab, el último fármaco para el alzhéimer que parece reducir el deterioro cognitivo? 

Este fármaco se basa en la proteína amiloide, que a menudo se encuentra post-mortem en el cerebro de gente con alzhéimer. El problema es que la amiloide aparece en las fases avanzadas de la enfermedad, lo que significa que no es la molécula que conduce a la enfermedad: solo aparece a los 10 o 20 años de empezar la neurodegeneración. Mi visión es que todo aquello que ayude debe ser bienvenido, pero es erróneo pensar que esto es lo mejor que podemos tener. Lo que realmente necesitamos es un medicamento que funcione en las etapas tempranas de la enfermedad, como lo que estamos desarrollando nosotros, que se administraría antes de que aparezcan los síntomas.

De izquierda a derecha: Rosa Bosch (Xenopat), Raquel Boqué (Xenopat), Neus Falgàs (neuróloga del Clínic), Susan Greenfield, Sara García Rates (Neuro-Bio) y Anna Portela (Xenopat).

De izquierda a derecha: Rosa Bosch (Xenopat), Raquel Boqué (Xenopat), Neus Falgàs (neuróloga del Clínic), Susan Greenfield, Sara García Rates (Neuro-Bio) y Anna Portela (Xenopat). / FERRAN NADEU

Explique más. 

Nuestra terapia actúa en etapas más tempranas del alzhéimer. Se lo estamos dando a los ratones para prevenir el desarrollo del amiloide. Lo bloquea. [Este fármaco] intenta prevenir, y esto es lo novedoso de este abordaje. Pero, además, no solo estamos desarrollando el fármaco, sino también un método de detección que podría darnos información 10 o 20 años antes de que aparezcan síntomas.

¿En qué consistiría? 

Sabemos que, en el 50% de los casos, las secreciones nasales contienen el fluido que obtenemos tras una punción lumbar [la punción lumbar es la prueba que más se utiliza para diagnosticar el alzhéimer cuando hay sospecha]. Esto es, [la mitad de las secreciones nasales contienen] líquido encefalorraquídeo. Así, estamos desarrollando un test de antígenos, como los que usábamos con el covid-19, para detectar los niveles de T14 relacionados con la enfermedad.

¿Cómo seleccionarán a la gente para hacer esto? 

Este test no te dirá si tienes alzhéimer o no, sino que te indicará si debes ir al médico o no. Queremos que esté disponible en las farmacias para todo el mundo porque queremos detectar la enfermedad cuando todavía no da problemas. Una vez tengamos esta población [cribada a través del test] veremos cuáles son las personas más susceptibles de utilizar el fármaco. Pero creemos que este biomarcador se podrá desarrollar mucho más rápido que el fármaco, lo que será útil no solo para nosotros, sino para cualquier persona que esté investigando otros medicamentos, ya qué sabrá a qué personas dirigirlos.

¿Estamos cerca de la cura del alzhéimer? 

Estamos cerca de tener un tratamiento efectivo, no de la cura. Por ejemplo, con nuestro fármaco, si lo administras unas dos veces a la semana, nunca aparecerán los síntomas.

Usted también investiga el párkinson. 

Porque con frecuencia la gente presenta tanto párkinson como alzhéimer. Hay una zona del cerebro, el tronco cerebral, donde creemos que todas estas enfermedades empiezan y están relacionadas. En el tronco cerebral es donde empieza la neurodegeneración.

Como experta en el cerebro que es, ¿qué es lo que más le sorprende de este órgano? 

Cuanto más aprendo y entiendo, más me doy cuenta de todo lo que no entiendo. Lo que más me llama la atención del cerebro es la conciencia, especialmente ahora con todo esto de la inteligencia artificial (IA). La IA no tiene conciencia, las máquinas no tienen emociones y creo que esta es la clave. Por eso no tengo miedo, porque no tienen conciencia. Es nuestro trabajo decidir cómo usar estas máquinas en beneficio de la sociedad. La IA debería estar sabiamente regulada, sí, pero creo que la gente no debería entrar en pánico.