Exposición en Barcelona

Un desayuno con Sebastião Salgado y Lélia Wanick en Paraty: "Tenemos que cambiar totalmente nuestro estilo de vida y desacelerar"

Nos encontramos en Brasil con el reputado fotógrafo y su mujer, que comisaria la exposición sobre la Amazonia que se inaugura este miércoles en la Ciudad Condal

Chamán yanomami realiza un ritual antes de la subida al Pico da Neblina. Estado de Amazonas, Brasil, 2014.

Chamán yanomami realiza un ritual antes de la subida al Pico da Neblina. Estado de Amazonas, Brasil, 2014. / Sebastião Salgado

Bernardo Gutiérrez

Paraty (Brasil)

"El trabajo más importante que hice en mi vida fue en la Amazonia". La voz Sebastião Salgado (Minas Gerais, Brasil, 1944) transmite simultáneamente seguridad y cercanía. Cuando toca puntos que le emocionan, suele usar palabras como "fantástica", "maravilloso" o "increíble". Salgado, uno de los fotógrafos más prestigiosos de todos los tiempos, habla de los 58 viajes que realizó entre 2013 y 2019 por la Amazonia brasileña con una fascinación contagiante. "Tuvimos el apoyo del ejército brasileño. Yo solo tenía que pagar el combustible. Volaba con ellos, me permitían abrir las ventanas de los helicópteros para fotografiar. Prácticamente viví siete años en la Amazonia. Mucha gente conoce profundamente sectores de la Amazonia, pero pocos tienen mi visión panorámica", asegura. A su lado, Lélia Wanick (Vitória, Brasil, 1947), con quien está casado desde 1967, escucha atenta e interviene sin pedir permiso. "Compramos 47.000 litros de combustible. Cada vez que volábamos, nos descontaban los litros", afirma.

Lélia -arquitecta, comisaria y música- es más que la esposa de Sebastião Salgado: comisaría sus exposiciones, edita sus libros, produce sus viajes. Mientras piden café en la cafetería de una posada de Paraty, ciudad histórica del litoral de Río de Janeiro, Sebastião y Lélia desgranan la exposición 'AMAZÔNIA', que llega a Barcelona el 4 de diciembre tras haber recibido 1,5 millones de visitas en Madrid, París, Roma, Londres, Los Ángeles, Manchester, São Paulo, Río de Janeiro, Avignon, Zúrich y Milán. Sebastião confiesa que la Amazonia viva fue su opción de trabajo: "No trabajamos con la Amazonia muerta. Claro que tengo fotos de incendios y destrucción, pero no las usamos. Con este trabajo retratamos el 82% del ecosistema de la Amazonia brasileña que todavía no ha sido destruido. Mostramos la cultura y la dignidad de los pueblos indígenas". "Nuestro objetivo es mostrar la Amazonia que todos tenemos la obligación de conservar y proteger", complementa Lélia.

Resistencia indígena

La exposición 'AMAZÔNIA' incluye un buen conjunto de imágenes aéreas. En la introducción del libro homónimo publicado por Taschen) Salgado confiesa su sorpresa al descubrir cordilleras que se elevan hasta los tres mil metros y noches frías de cuatro grados: "La Amazonia es la última frontera, un misterioso universo particular donde la inmensa fuerza de la naturaleza se siente como en ningún otro lugar de la tierra (...) Vi las verdaderas lluvias, lluvias diluvianas que solo pueden compararse a explosiones atómicas, a erupciones de volcanes". Sin embargo, los verdaderos protagonistas de la exposición son los pueblos indígenas. De las 188 etnias de la Amazonia brasileña eligió doce. Retrató las comunidades del Parque Nacional Indígena del Xingu (primera tierra indígena de Brasil, reconocida en 1961) y etnias célebres, como los Yanomami. Pero también grupos menos conocidos como los Zo’é o Suruwah, que nose rigen por la propiedad privada ni conocen la mentira. También retrató a los Ashninka, que viven en Perú y en el estado de Acre, cuya historia se mezcla con los Incas. La exposición, en palabras del fotógrafo, es "una celebración de la supervivencia de sus culturas, de sus costumbres y de sus lenguas" y un homenaje a "su papel de guardianes de la mayor selva del mundo".

Salgado explica que hace unos años, el responsable de un centro expositivo de Río de Janeiro le sugirió no incluir la fotografía de un indígena. "Decía que a los brasileños no le interesan los indígenas. Ha ocurrido un cambio brutal en Brasil en relación a los indígenas y la Amazonia. Hoy en día, el movimiento indígena es fuerte. Tenemos diputados. Un ministerio de los Pueblos Indígenas. La Fundación Nacional del Indio (FUNAI) está dirigida por una indígena (Joenia Wapichana). Hasta entonces estaba dirigida por sociólogos, antropólogos.. bueno, durante el gobierno de Bolsonaro estaba dirigida por un delegado de policía...", asegura.

La desastrosa gestión ambiental del gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2023) planea sobre la conversación. Salgado explica cómo en mayo de 2020 compró espacio publicitario en los principales periódicos de Brasil y en algunos de Europa, para divulgar un manifiesto para proteger a los pueblos indígenas de la pandemia de la COVID19. Firmado por Pedro Almodóvar, Madonna, Paul McCartney, Sting, Meryl Streep, Ai Weiwei, Werner Herzog, Gilberto Gil o Caetano Veloso, entre muchos otros, el manifiesto apelaba a los tres poderes "a adoptar medidas inmediatas para proteger a las poblaciones indígenas del país. "Esos pueblos son parte de la extraordinaria historia de nuestra especie. Su desaparición sería una gran tragedia para Brasil y la humanidad", afirmaba el manifiesto. "Pedíamos la creación de un cordón sanitario para los cuerpos indígenas, que no tienen anticuerpos para enfermedades que vienen de fuera de la selva. No tuvimos ninguna respuesta del poder Legislativo. Fuimos atacados por el poder Ejecutivo. Pero tuvimos una respuesta fantástica del poder Judicial. Fue un éxito total en la prensa. A partir de ahí, sentimos la comprensión del pueblo brasileño", asegura Sebastião.

La exposición 'AMAZÔNIA', cuyas salas replican las formas de ocas (casas colectivas indígenas), contiene declaraciones de líderes indígenas. El hilo sonoro, para el que Jean-Michel Jarre usó sonidos de la Amazonia del Museo Etnográfico de Ginebra, se mezclan con voces indígenas. "Cuando empezó la muestra, todavía gobernaba Bolsonaro. Lógicamente, los discursos indígenas describían las dificultades con ese gobierno. Pero actualizamos los testimonios. La exposición de Barcelona va a ser la primera en la que vamos a mostrar otro discurso de los indígenas. Yo quería que hablaran de su vida", afirma Lélia.

Biodiversidad

Todos los caminos de la conversación con el matrimonio Salgado desembocan en la naturaleza. Y en la urgencia de preservar la biodiversidad. La carrera fotográfica de Sebastião Salgado va de la mano de la evolución del mundo. Trabajó para prestigiosas agencias como Sygma o Magnum. Instalado en París, se codeó con leyendas como Henri Cartier Bresson o Robert Capa. Retrató momentos históricos como la caída del 'Apartheid' o el intento de asesinato del presidente estadounidense Ronald Reagan en 1981. En 1994 fundó su propia agencia fotográfica, Imágenes de la Amazonia, y arrancó su trabajo más autoral. Salgado retrató la evolución del mundo laboral ('Trabajadores', 1996), los conflictos de la tierra ('Tierra', 1997) o los procesos migratorios hacia las megalópolis ('Éxodos', 2000). A partir del proyecto 'Génesis' (2013), su mirada se dirige hacia la naturaleza intacta. Salgado confiesa que fue descubriendo que todas las especies "son racionales y profundamente inteligentes". Sentirse "hermano de animalitos, minerales y vegetales", reforzó su sensibilidad ambiental. "Tenemos un problema con el calentamiento global. Otro con la falta de agua. Pero el principal es una pérdida de biodiversidad colosal. Alemania perdió el 70% de su biodiversidad en cuarenta años. En breve, va a comenzar una gran hambruna planetaria. El uso masivo de agroquímicos por parte de la agricultura industrial está acabando con la vida. Produce mucho, pero está creando un gran desierto ecológico", sostiene Salgado. Lélia menciona un viaje de 750 kilómetros que hicieron en coche desde Avignon a París: "Llegamos a casa con el parabrisas limpio, sin insectos. Antiguamente, morían en el vidrio". "En breve, no vamos a tener más insectos para polinizar", matiza Sebastião.

Ambos muestran su preocupación porque el sur de Francia esté siendo abastecido por camiones cisterna, porque España se está transformando "en un gran desierto" o porque los grandes propietarios agrícolas de Brasil y Argentina no entienden que dependen de precipitaciones de origen amazónico. "Estamos creando un gran desierto en el Centro Oeste de Brasil. Usar el pesticida 'roundup' (glifosato de la multinacional Monsanto) crea un gran desierto. Hace unos años en Brasil había muchas dunas. ¿Sabes lo que era? Polvo de tierra muriendo, porque la biodiversidad se está acabando", asegura el fotógrafo. "No existen las llamadas malas hierbas, no son un error. Forman parte de un ciclo de hierbas. Llegan primero para mejorar el suelo. Después, cuando las otras crecen, mueren", puntualiza Lélia.

Su paraíso en la tierra

El matrimonio Salgado habla con devoción del Instituto Terra que fundaron en 1998 para restaurar la vegetación de una hacienda familiar en Aimorés, ciudad natal de Sebastião Salgado, en el vale do Rio Doce, una región devastada ambientalmente por la mineración. Tras plantar millones de árboles, la vida vegetal y animal regresó. "Yo había perdido totalmente la esperanza. Mi esperanza volvió al ver las plantas crecer", asegura el fotógrafo. "Con las plantas, retienes el agua en las raíces y elevas el nivel freático. Las plantas atraen a los pájaros y el ciclo de la vida se activa. Una vez me emocioné al ver un manantial brotando de la tierra", confiesa Lélia con pasión. El Instituto Terra, una ONG de referencia mundial en reflorestación, educación ambiental y desarrollo rural sostenible, trabaja mano a mano con pequeños propietarios rurales. "Las COP no servirán para nada si no integramos en el debate a los pequeños productores rurales. No podemos considerarnos los buenos y a ellos, los malos. Pueden ser aliados. No son malos, simplemente están mal informados. En el Instituto Terra realizamos un proyecto financiado por el Banco de Desarrollo Alemán (Kreditanstalt für Wiederaufbau, KfW) para recuperar 4 .200 manantiales con 3.500 propietarios rurales", argumenta el fotógrafo.

El café se acaba. La mesa está recogida. Un grupo de fans se acerca para pedir autógrafos. Una mujer interpela a Lélia: "Eres la mujer que está detrás de Salgado". "No", responde Lélia, "estoy a su lado". Antes de la despedida, el fotógrafo reflexiona sobre el estilo de vida del neoliberalismo: "Tenemos que cambiar totalmente de estilo de vida y desacelerar". Lélia toma el testigo enfáticamente: "¡Tenemos que decrecer! Basta de medir el bienestar de los países por el crecimiento del PIB. Tenemos que cambiar nuestro comportamiento. Es inviable. Es insostenible. ¿Qué se nos ha perdido en Marte?", afirma Lélia, tras citar el proyecto espacial de Elon Musk. De repente, Sebastião Salgado señala con el dedo hacia las habitaciones de la posada: "Si te llevo allí atrás, vas a contar 24 aires condicionados. ¿Entiendes? Está todo equivocado. Nuestra comodidad, la de todos, implica emisión de carbono".

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