"La tripulación escuchó un fuerte ruido procedente del motor de la derecha justo después de despegar. Por el momento no podemos confirmar que los restos que cayeron del avión fueran partes del motor, pero es una posibilidad, porque sí sabemos que hubo un problema con él", explicó una portavoz de la aerolínea.

Detalló que el procedimiento que se siguió fue el normal para este tipo de situaciones, y que "el avión aterrizó con los 88 pasajeros y los 5 miembros de la tripulación a salvo en el JFK", uno de los mayores aeropuertos del mundo, situado también en Nueva York.

Un portavoz de la Administración Federal de Aviación dijo que "la tripulación del avión no reportó una situación de emergencia, si no que minutos después de despegar notó un fuerte ruido y anunció a los controladores aéreos que tenía problemas en un motor".

El avión, que se dirigía a Chicago, "se desvió de inmediato al cercano aeropuerto de JFK, donde aterrizó sin problema", aseguró.

El incidente, que se saldó sin heridos, tuvo lugar entre las 08.15 horas (12.15 GMT), momento en que el avión MD-30 que operaba el vuelo 309 de American Airlines despegó de LaGuardia, y las 8.36 (12.36 GMT), cuando aterrizó en el JFK, que se encuentra a unos 20 kilómetros del primero.

Una vez en tierra, el aparato fue inspeccionado y se encontraron restos de metal incrustados en el fuselaje, según las autoridades, que apuntaron que parte de uno de los motores se pudo desprender y algunos fragmentos cayeron sobre un edificio comercial de Queens, aunque el grueso del motor seguía unido al avión tras el aterrizaje.

"Se movilizó a personal de emergencias y vehículos de bomberos como medida de precaución, pero ni siquiera fueron necesarios, ya que el aterrizaje se hizo sin complicación alguna. El avión se trasladó solo hasta la terminal", añadió.

Varios testigos del vecindario de College Point indicaron a medios locales que efectivamente habían notado un fuerte ruido y, posteriormente, se encontraron fragmentos metálicos sobre el techo de un inmueble comercial, en el que nadie resultó herido.

El diario The New York Times asegura en su página web que los investigadores que se desplazaron al lugar encontraron y fotografiaron piezas de más de un metro de largas sobre el techo del edificio, ocupado por una compañía de fontanería.

Por el momento, no se han detectado indicios de que el fallo pudiera haber tenido algo que ver con las aves que se cruzan por la ruta de despegue, tal y como ocurrió al avión que el pasado enero tuvo que amarar sobre el río Hudson.

El impacto con unos gansos inhabilitó entonces ambos motores tan sólo dos minutos después de despegar, lo que forzó un aterrizaje de emergencia en el que nadie resultó herido pese a lo espectacular de la maniobra.