Fue una mañana larga para el juez que instruye el caso, José Antonio Vázquez Taín, quien llegó al juzgado un minuto antes de las ocho de la mañana y permaneció en el recinto al menos hasta alrededor de las tres y veinte de la tarde, cuando el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) comunicó que había finalizado la declaración de Alfonso Basterra. En total, fueron más de seis horas de declaración, de las que tres y media, según fuentes judiciales, correspondieron a la madre de la pequeña fallecida.

También fue una mañana larga para los imputados, sobre todo para Rosario Porto, quien accedía con rostro serio al recinto custodiada por la Guardia Civil apenas diez minutos después del magistrado y lo hacía directamente a través del garaje de las dependencias judiciales en un furgón. No obstante, su testimonio se iniciaba más de una hora después, a las 9.15.

Unas cortinas abiertas permitieron a las cámaras contemplar un momento cómo testificaba ante el juez y observar cómo gesticulaba y su rostro, compungido durante unos instantes. Al parecer, en algunos momentos de su testimonio, Rosario Porto se echó a llorar.

Después le tocó el turno a Alfonso Basterra.A las 15.23 el TSXG confirmó que su declaración acababa de finalizar.

Aunque llegaron en vehículos separados, ambos salieron del juzgado de Fontiñas a las 15,45 horas y lo hicieron juntos, en un furgón de la Guardia Civil que los comdujo hasta la cárcel de Teixeiro.

Los abogados de ambos renunciaron ayer tras el interrogatorio a la defensa de los dos detenidos por motivos «estrictamente técnicos», al no ser expertos en derecho penal, según explicaron tras las declaraciones.