Los padres de Rosario Porto, que fallecieron de forma repentina hace menos de dos años y con una diferencia de siete meses, gozaban de gran prestigio en la ciudad compostelana. Su madre, Socorro Ortega Romero, falleció a los 78 años de edad en su domicilio de Santiago el 13 de diciembre de 2011, y el 26 de julio de 2012 era el padre de Charo, Francisco Porto Mella, el que aparecía también muerto en su casa; tenía 88 años. En ninguno de los casos se realizó la autopsia al considerarse muertes naturales.

Francisco Porto era un conocido abogado compostelano y fue cónsul de Francia en la ciudad del Apóstol durante 25 años, cargo que heredó su hija. Ejerció como abogado de Pescanova en los comienzos de la empresa y su familia, de la que heredó viviendas en Santiago y un chalé en Teo, es muy conocida en la ciudad.

Socorro Ortega había sido profesora de Historia del Arte en la Universidad de Santiago, miembro de la Real Academia Gallega de Bellas Artes y autora de publicaciones sobre arte compostelano, especialmente de la época barroca. Como su esposo, era muy conocida en Santiago.

Los padres de Rosario Porto apoyaron en todo momento a su hija en el proceso de adopción de Asunta, pues en aquellos años la adopción internacional no era tan frecuente como en la actualidad y en Santiago no dejaba de llamar la atención ver a unos padres con una niña china. La situación cambió en muy poco tiempo y Francisco Porto y su esposa Socorro pudieron pasear orgullosos con su nieta por las calles compostelanas.

Aunque ambos fallecieron de forma repentina, no se les realizó autopsia porque se consideró que fueron muertes naturales. Sus cuerpos fueron incinerados y las cenizas, esparcidas en la playa de As Sinas, en Vilanova de Arousa, donde tenían una vivienda en la que solían pasar los veranos.

Al parecer, los abuelos maternos habrían donado en vida a Asunta la mayor parte de sus bienes, algo que la investigación estudia como móvil del crimen de la pequeña.

Entre las propiedades de Francisco Porto y Socorro Ortega heredadas por su hija se encuentran pisos en Santiago, la casa de Vilanova de Arousa y la vivienda de Teo, que ha sido clave en la investigación policial pues no está muy distante de la pista forestal de Feros donde el pasado domingo apareció el cadáver de la niña. La finca de Teo, además de la casa, cuenta con un amplio terreno en el que hay una piscina y una pista de tenis.