Tiene 42 años y ha emprendido una batalla en los tribunales con el fin de localizar a su familia biológica y esclarecer lo que considera que fue una adopción ilegal. El hombre, vecino de Agost, presentó una denuncia el pasado año en la Policía de Elda y un juzgado de esta ciudad tiene abiertas diligencias por las presuntas irregularidades en la adopción de un bebé en el Hospital General de Alicante. El niño fue inscrito por un celador del centro sanitario y dos años más tarde se formalizó su adopción. El denunciante, que es miembro de la Asociación de Víctimas de Niños Robados y Adopciones Irregulares (AVA), ha iniciado esta lucha después de que sus padres adoptivos hayan fallecido, aunque la muerte del celador que actuó presuntamente de intermediario y ayudó a sus progenitores a que se quedaran con el niño dificulta el esclarecimiento del caso.

Por el momento, la viuda del celador, una mujer vecina de Tibi, ya ha prestado declaración en el juzgado a petición del abogado Santiago Talavera, que lleva el caso y también se ha incorporado recientemente a AVA para ayudar a las víctimas. En su comparecencia en sede judicial negó que su marido, que estuvo casi 32 años en la Residencia, hubiese cobrado dinero y admitió que el bebé estuvo unas horas en su domicilio antes de ser entregado a los padres. Sin embargo, una detective contratada por el denunciante grabó con anterioridad una serie de encuentros con la viuda en los que se muestra más explícita sobre el caso e incluso señala que le pagaron el coste de los papeles tramitados. La mujer reconoce que les ayudó y que «algo haría» para que salieran con el bebé del hospital.

Tramitación ilegal

En la denuncia presentada en 2013 en la Comisaría de Elda, el vecino de Agost señala que su adopción fue «ilegal» porque ni siquiera estuvo en el Hogar Provincial los seis meses preceptivos antes de ser entregado a una familia, sino que pocas horas después de nacer se lo llevaron. Además indica que los mayores de 45 años no podía adoptar en esa época y sus padres tenían entonces 53 y 51 años.

El hombre fue inscrito en el Registro Civil de Alicante como nacido el 25 de noviembre de 1971 y como padres aparecían simplemente los nombres de pila, sin apellidos. Quién si figuraba era el empleado de la Residencia como la persona que le inscribió. En julio de 1973 se formalizó ante notario la escritura de adopción, donde la fecha de nacimiento fue cambiada por la de 22 de septiembre de 1971. Acudió al Hogar Provincial y al Hospital General en busca de datos, pero sin éxito. Ni siquiera aparecía registrado como nacido en dicho centro, aunque sí le dijeron que su madre adoptiva estuvo ingresada en septiembre de 1971 para ser intervenida de un tumor en la matriz.

A principios de 2006 y cuando ya había fallecido su madre acudió al domicilio del celador y de su esposa, a quienes trataba familiarmente como tíos por la relación con sus padres adoptivos. Insistió en preguntarle por la identidad de su madre biológica y la contestación del celador fue que «era una puta» que murió de tuberculosis y la enterraron en una fosa común. Según el denunciante, el celador le indicó muy enfadado que «jamás iba a encontrar nada, que ya se había encargado de destruir los documentos».

Este hombre continuó con sus indagaciones que le llevaron hasta Pamplona, donde se realizó pruebas genéticas con una mujer que dio a su hijo en adopción. El resultado descartó que fuese su madre pero sí cabía la posibilidad de que fuesen parientes, por que lo que la vecina de Pamplona le explicó que tenía una familiar en Madrid que tuvo mellizos y a los seis días de nacer le dijeron que el niño varón había fallecido. Este caso fue denunciado e investigado por la Fiscalía en Madrid, pero acabó archivado. Contactó con esta familia pero rechazaron hacerlo.

Añade en la denuncia ante la Policía que volvió de nuevo al domicilio del celador, pero dice que su viuda era reacia a hablar con él y tras varias llamadas le admitió que su marido le trajo de Madrid y estuvo un mes en la cuna de su hijo, pero que la dejara en paz porque no quería saber nada de los líos que llevara su marido.

En la entrevista de la detective con la viuda del celador y otras familiares, la esposa reconoce que el ahora denunciante tenía hermanos y que a su madre la echaron de casa por quedarse embarazada de otra persona, extremos que ha negado en su declaración en el juzgado.