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Un esqueleto en la montaña

La desaparición de un testigo de una red que estafaba a bancos asusta a los demás acusados

Un esqueleto en la montaña

Unos niños paseando a sus perros localizaron los restos semienterrados de un esqueleto humano en una casa derruida y semiabandonada dentro del Parque Natural del Maigmó una mañana del 15 de julio de 2011. La investigación determinó que se trató de una muerte violenta, ya que la cabeza se encontraba separada del cuerpo. La Guardia Civil situó en el año 2008 la fecha en la que se pudo cometer el crimen. Las pruebas de ADN establecieron meses después cuál era la identidad del cadáver: Jesús Hernández Utrera, un presunto delincuente activamente buscado en la provincia por tener abiertas una docena de causas por estafa a través de préstamos en las que las perjudicadas eran entidades bancarias. Utrera no ha llegado a sentarse jamás en el banquillo para responder por estos fraudes. Se estima que el número de operaciones hipotecarias bajo sospecha supera ampliamente las 200. Entre las entidades afectadas se encuentran el banco de Santander, Bancaja, el BBVA y la Caja Castilla La Mancha.

Todas las procesos están llegando a cuentagotas en la Audiencia Provincial. La última de ellas se ha juzgado esta misma semana donde uno de los testigos, que en otras de las investigaciones está acusado de ser uno de los mediadores clave del entramado, no ha podido ser citado por encontrarse en paradero desconocido. La respuesta de su paradero que dieron los acusados durante el juicio sorprendió al propio tribunal: «A éste se lo han cargado de un disparo en la cabeza». Ni Cuerpo Nacional de Policía, ni Guardia Civil tienen constancia de que éste haya sido asesinado y de momento el testigo permanece en paradero desconocido y debe ser juzgado en unos meses por su presunta implicación en otra estafa atribuida a la red.

Otra de las sorpresas en las bambalinas de la vista oral ha sido el comentario entre los acusados de que Hernández Utrera no haya fallecido y que ha fingido su muerte. Una «hazaña» que sólo habría podido perpetrar alguien que ha sido capaz de engañar a los bancos. Las fuentes consultadas por este diario descartaron tajantemente esta posibilidad y manifestaron que las pruebas de ADN fueron concluyentes. De hecho, un juzgado de Alicante tiene previsto devolver esta semana al hermano del difunto el dinero que de la fianza con la que le avaló por una de las macrocausas que está a punto de ser enviada a la Audiencia Provincial para someterla a juicio. Otro juzgado está también cerrando otra instrucción en las que los fraudes se habrían cometido a través de ventas de coches.

La mayoría de estas estafas se perpetraron durante la pasada década, en los años del boom inmobiliario en los que los bancos concedían créditos alegremente. La organización de Hernández Utrera consiguió con documentación falsificada ponerse a su nombre viviendas y usaba a indigentes y personas sin recursos para figurar como interesados en comprar la casa. En la trama había implicadas sociedades de tasación que valoraban las viviendas a un precio muy superior al que los inmuebles tenían en el mercado. El banco aprobaba las operaciones sin saber que los hipotecados eran personas que jamás iban a pagar un euro del préstamo, ya que todas las nóminas, declaraciones de IRPF y documentos que acreditaban la solvencia económica eran falsificaciones, según el escrito de acusación de la Fiscalía de Alicante. Uno de los casos más extremos de las sobretasaciones fue el de un piso en estado casi ruinoso en Cocentaina, cuya valoración era de 12.000 euros y para la que se concedió un crédito de hasta 96.000 euros. En algunos de los juicios celebrados en la Audiencia también se han dado casos de personas que aseguraban estar convencidos de que iban a entrar a formar parte de un negocio legítimo en el que el dinero invertido lo recuperaban con el alquiler de los pisos y también resultaron engañados. Algunos acusados han visto clara su línea de defensa y culpan al fallecido de los hechos.

La investigación de la Guardia Civil del asesinato de Hernández Utrera apuntaba a que el dinero obtenido con estas estafas fue destinado por el fallecido a financiar operaciones de narcotráfico a gran escala. Dos personas fueron detenidas por la Benemérita por su presunta implicación en el crimen, entre ellos el supuesto autor material. Todo apunta a que se trató de un ajuste de cuentas. La desaparición del testigo en el proceso juzgado esta semana hace temer a los procesados que otro de sus compañeros ha perdido la vida violentamente.

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