El acusado de matar a su pareja en Villena alega que le dio con unas espuelas y se cayó a una acequia

El acusado de matar a golpes con una piedra de grandes dimensiones a su pareja en Villena aseguró ayer en el juicio iniciado en la Audiencia de Alicante que la muerte fue «accidental» y se produjo al caerse cuando trató de apartarla con unas espuelas que llevaba en la mano porque «me estaba dando bofetadas». En una nueva versión de los hechos -la sexta, según expuso la fiscal en el juicio-, el acusado declaró que el día de los hechos ambos consumieron alcohol y cocaína, mientras que tras ser detenido por la Guardia Civil afirmó a los agentes que sólo habían ingerido unas cervezas y «un chupito».

Mientras que la Fiscalía y la acusación particular sostienen que Mónica, de 39 años, fue víctima de malos tratos tras reanudar en el verano de 2015 la relación con el acusado Juan Carlos F. E., con el que 15 años antes había tenido un hijo, el procesado manifestó ayer en la vista oral que «la convivencia era buena» y «no había discusiones».

La muerte de Mónica se produjo el 22 de diciembre de 2015. Según la acusación pública, ese día ella decidió poner fin a la relación y le echó de casa, aunque el acusado insistió en seguir juntos y quedaron para cenar en un restaurante de Villena. El relato dado ayer por el acusado es diferente. Contó que había cobrado de la finca donde trabajaba como domador de caballos y fueron a realizar la compra, se desplazaron a Biar para adquirir «un gramo de cocaína» y bebieron varias cervezas antes de ir a cenar a un restaurante situado a las afueras de Villena.

Negó que hubiesen discutido en la cena y que le hubiera levantado el brazo de forma amenazante al salir del restaurante, como aparece en una grabación del local. Dijo que lo levantó para mostrarle a ella el mando de apertura del coche porque el de Mónica no funcionaba bien, pero una oficial de la Guardia Civil afirmó ayer en el juicio que se trataba de un «ademán violento».

En el camino de regreso a Villena se produjo la muerte de Mónica. Mientras que las acusaciones sostienen que el procesado la golpeó en repetidas ocasiones con una piedra de considerables dimensiones, Juan Carlos dio ayer otra versión. Pararon el coche en el camino de servicio y fue él quien le dijo que iba a dejar la relación si seguía consumiendo cocaína. Afirmó que se bajó del coche, cogió su macuto y cuando se marchaba caminando «me cogió por la espalda y me dio cuatro bofetadas, por lo que me giré para apartarla y le di con las espuelas que llevaba en la mano». La mujer, según su versión, se cayó a una acequia y se golpeó. Asegura que fue a socorrerla y como no reaccionaba la trasladó a una casa semederruida para «apoyarla en la pared». Al ver que «no tenía pulsaciones se me cayó el mundo encima y entré en un estado de pánico», lo que alegó para justificar que no llamara a una ambulancia en ese momento.

Se marchó a su casa, se duchó y tiró la ropa con restos de sangre a un contenedor. «Lo hice por miedo, no para destruir pruebas», señaló el acusado. Al día siguiente afirma que fue casa de su hermana y ésta le aconsejó que se entregara a la Guardia Civil.

A preguntas de la fiscal del caso sobre los cambios en sus declaraciones desde la detención, el procesado culpó a un abogado que «me aconsejó mal».

La oficial de la Guardia Civil que testificó ayer manifestó que el detenido les dijo que había cambiado la piedra de sitio, algo que él negó ayer en su declaración. El acusado dijo que «yo no le golpeé en el rostro con la piedra, puede que estuviera dentro del canal y se golpeara», algo que parece improbable por las lesiones que presentaba la víctima.

El juicio se celebra durante toda esta semana y los forenses aclararán si las lesiones son compatibles con una caída accidental. La Fiscalía le pide más de 17 años de prisión por el homicidio y por malos tratos.