Cara a cara con sus denunciantes. La Audiencia de Alicante ha comenzado el proceso para mediar entre el joven que acabó en prisión al perder el móvil y las tres mujeres cuya declaración facilitó su condena. Como ya publicó este diario, Fernando obtuvo el tercer grado penitenciario y antes su abogado había presentado una querella contra las tres denunciantes por un delito de falso testimonio. El juzgado que recibió el caso lo ha derivado a la oficina de mediación de la Audiencia para tratar de alcanzar algún tipo de acuerdo entre las partes.

El primer paso para la mediación tuvo lugar ayer, donde el joven Fernando Enrique Muñoz acompañado de su abogado, Santiago Talavera, acudieron a la Oficina de Medidas Alternativas en calidad de denunciantes para explicar qué es lo que esperan de este proceso. Las otras tres mujeres serán convocadas en próximas fechas para preguntarles si estarían dispuestas a llegar a algún acuerdo o por el contrario se ratifican en su postura. En función del grado de acuerdo que se logre en estas negociaciones, se devolverá la causa bien con una propuesta de acuerdo, o bien con la indicación de que no ha sido posible conformidad alguna. El resultado dependerá del éxito de estos encuentros que, en caso de ser favorable, terminaría con todas las partes cara a cara.

El joven aseguró ayer a este diario que confiaba en que todo este proceso permitiera que los tribunales accedieran finalmente a revisar su caso. Fernando obtuvo el tercer grado a mediados de diciembre tras estar cumpliendo una condena de diez años de prisión por un robo del que dice ser inocente. Según su versión, el móvil que había perdido días antes apareció en una cuneta junto a un bolso sustraído en una cadena de robos que se cometieron durante la noche en la autovía. Tres de las víctimas de estos robos identificaron a Fernando como una de las personas que iban con los que las atracaron, motivo por el que ahora la familia de Fernando las ha denunciado por un presunto delito de falso testimonio, una denuncia que se presentó cuando su hijo aún seguía entre rejas. La familia emprendió durante cerca de seis meses una intensa campaña para defender la libertad de Fernando y pedir que los tribunales accedieran a la revisión de su caso.

Aunque la Justicia le ha dado el tercer grado cuando sólo llevaba dos años de condena y los otros dos acusados siguen en prisión, los tribunales no han querido entrar en el fondo de si ha sido víctima o no de un error judicial. En la actualidad, Fernando ya duerme en su casa y no tiene que ir a hacerlo en la prisión. Una pulsera telemática permite a Instituciones Penitenciarias tener controlados sus movimientos. «Más tarde de las diez no puedo llegar a casa», explica. No puede salir de viaje, ni tampoco irse de vacaciones, «pero hay que reconocer que su situación es muy diferente y bastante mejor a la que tenía hace unos meses», explicó su abogado Santiago Talavera. Aunque lo peor ya ha pasado, la familia aún tiene la espina de tratar de conseguir que el nombre de Fernando quede libre del todo.