En este momento, hay 357 menores de edad en paradero desconocido en la Comunidad Valenciana. Sin embargo, solo uno de ellos, un menor desaparecido en Alicante, está catalogado como de «riesgo alto confirmado», esto es, la Policía Judicial considera que está en serio peligro. ¿Y los otros 356? Fugas voluntarias acreditadas. Y, en su inmensa mayoría, de los centros de menores.

Es una de las principales conclusiones del 'Informe sobre personas desaparecidas 2019' que dieron a conocer ayer el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella. Así, de las 9.737 denuncias por desaparición de menores activas a 31 de diciembre de 2018 en toda España (357 en la Comunidad Valenciana), el 56% (prácticamente, dos de cada tres) son menores extranjeros, los llamados MENA (menor no acompañado) que han llegado en situación irregular y son llevados a centros de recepción mientras se les busca un hogar más estable.

Esos centros, que en la Comunidad dependen de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, son abiertos, por lo que los chicos entran y salen sin tener que dar explicaciones a nadie. El informe de Interior pone de relieve que «un número importante de esos menores fugados regresan al centro de acogida en breve plazo y, sin embargo, estos retornos no son notificados por los responsables de los mismos», que sí denuncian su ausencia, por lo que la desaparición queda registrada como activa cuando, en realidad, ya ha cesado.

El informe explica que la mayoría de los niños y adolescentes incluidos en ese apartado (el 61%) son marroquíes. Hasta ahora -Interior acaba de cambiar la catalogación-, todas las desapariciones de menores eran clasificadas como de «alto riesgo», tanto si eran voluntarias como si no, con la excepción de las fugas de los centros de internamiento o de acogida.

El incremento, a partir de 2017

Eso no significa que no se investiguen una a una, pero sí es cierto que prácticamente en todos los casos los MENA optan por abandonar los centros o los pisos de acogida para irse con familiares, adultos de su misma nacionalidad o -casi siempre- proseguir viaje hacia Europa, ya que la mayoría de esos chicos tienen puesta su mirada en el Reino Unido, Francia, Alemania o los Países Bajos.

De hecho, el incremento se ha producido en los últimos dos años, precisamente en los que se han registrado las mayora oleadas de inmigración regular, sobre todo por vía marítima. Un ejemplo, de 237 y 438 menores desaparecidos en 2015 y 2016, se pasó a 1.759 y 6.602 en 2017 y 2018. es más, de esos 6.602, un 58,4 %, esto es, 3.855, son chicos huidos de algún centro de menores.

Otra cosa distinta son las sustracciones de menores, que se producen habitualmente en el marco de la ruptura de la pareja, cuando uno de los progenitores se lleva a los hijos o, simplemente, incumple la entrega fijada por sentencia judicial. Desde 2010 que existen registros informáticos -ese año se creó el sistema de Personas Desaparecidas y Restos Humanos (PDyRH), solo en la Comunidad se registran alrededor de una treintena de casos cada año.

Más hombres que mujeres

Por lo que respecta al cómputo general de desaparecidos, 2018 acabó con 176.063 desapariciones registradas en PDyRH. ¿Todas esas personas permanecen en paradero desconocido? En absoluto. La mayoría, 163.733 (un 93 %), han cesado porque la persona ha sido encontrada. Así, solo un 7 % de las desapariciones denunciadas continúan activas.

Tanto en menores como en adultos, la desaparición lleva sello masculino: en 2018 había 10.877 desapariciones activas de hombres frente a las 1.296 de mujeres. Y si tenemos en cuenta la nacionalidad, la palma se la llevan los hombres extranjeros: 9.202, frente a los 1.551 españoles. Entre las mujeres, la cifra es muy similar: 641 españolas y 624 extranjeras.