Una vecina de València vivió ayer en primera persona uno de los terrores más cinematográficos al salirle de debajo de su cama un desconocido armado con un cuchillo en plena madrugada cuando se levantó para ir al baño. La chica logró salir ilesa tras acceder a la única petición del atacante: que le abriese la puerta de la calle para poder huir.

Sucedió en un domicilio alquilado del distrito de Abastos, cerca del antiguo mercado, actual ubicación de una de las siete comisarías de Policía Nacional con que cuenta la ciudad de València.

Se trata de un piso alquilado por dos jóvenes, ambas trabajadoras, por lo que la vivienda está vacía la mayor parte del día. El lunes, las inquilinas regresaron al piso sobre las siete de la tarde, después finalizar sus respectivas jornadas laborales.

El resto de la velada transcurrió con normalidad y sin que ninguna de ellas detectara ninguna anomalía en la vivienda. Llegado el momento, cada una de ellas se fue a su cuarto a dormir, ya que al día siguiente madrugaban para volver a ir a sus trabajos.

Pasadas las cinco de la madrugada, una de ellas se despertó sin ser consciente de qué la había desvelado y decidió ir al cuarto de baño. Fue en ese momento, al poner los pies sobre el suelo, cuando vio, aterrorizada, que un desconocido salía de manera repentina de debajo de su cama, armado con un cuchillo.

El hombre la amenazó y le pidió que no gritara, para, a continuación exigirle que le abriese la puerta de la calle para poder irse, ya que, al parecer, se trataba de un ladrón que se había quedado atrapado en la vivienda.

Una vez que el desconocido, de unos 45 años de edad y vestido de oscuro, según la descripción de la víctima, se fue del edificio, la joven llamó al 112 para pedir ayuda.

El servicio de emergencias desplazó varias patrullas de la Policía Nacional al lugar, que trataron de tranquilizar a ambas jóvenes.

En principio, todo apunta a que el ladrón habría accedido a la vivienda de madrugada, mientras ellas dormían, y que luego no pudo salir por la puerta porque estaba cerrada con llave y esta no estaba colocada en el bombillo. Al no encontrarlas, cogió un cuchillo y se escondió, seguramente con la intención de aguardar en su escondrijo hasta que la casa estuviese nuevamente vacía.

Sin embargo, se vio obligado a improvisar cuando la chica se levantó en mitad de la noche, posiblemente desvelada por algún ruido que pudiera haber hecho el ladrón.

A falta de ser detenido e interrogado, la sospecha es que pudo acceder a la vivienda escalando por la reja metálica de uno de los establecimientos que ocupan la planta bajo hasta el primer piso, al que se habría colado por un balcón. Por el momento, las chicas han echado de menos sus carteras y algún otro objeto que ya han detallado a la policía en su denuncia de los hechos.