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En la Ciudad de la Justicia de València

Un preso se escapa de su celda en la Ciudad de la Justicia de València tras aceptar tres años de cárcel en un juicio

El recluso huyó por la puerta principal y pudo usar los cordones de sus zapatillas para abrir el pasador del cerrojo

Un preso del centro penitenciario de Picassent aprovechó ayer su traslado a la Ciudad de la Justicia de València, donde tenía que comparecer para un juicio por tráfico de drogas y circular sin carné de conducir, para protagonizar una peculiar fuga cuando se encontraba custodiado por agentes de la Policía Nacional en los calabozos del subsuelo de las dependencias judiciales. Pablo Antonio R. R., de 48 años y con numerosos antecedentes por delitos de todo tipo -contra la salud pública, malos tratos, abusos sexuales y robos con violencia entre otros- forzó presuntamente el cerrojo de la celda que compartía con otro detenido y aprovechando un descuido de sus vigilantes huyó por los pasillos subterráneos de la sede judicial, de ahí subió a la planta baja y por un lateral que comunica con las salas de distintos juzgados, salió al hall repleto de gente -buena parte de ellos agentes de la Ley-. Tan solo tres minutos después de abandonar los calabozos -según demuestran las cámaras de videovigilancia-, el reo salía tranquilamente, como un usuario más de los juzgados, por la puerta principal de la Ciudad de la Justicia de València, con total impunidad al no haber sido detectada todavía su ausencia.

Eran aproximadamente las 11.30 horas de ayer cuando los agentes de conducciones de la Policía, encargados de custodiar a los detenidos en calabozos y durante sus declaraciones en los diferentes juicios en los que tengan que prestar declaración, se percataron de que uno de los reos trasladados desde Picassent por la Guardia Civil esa misma mañana había desaparecido de su celda. Su compañero de celda les confesó que se acababa de escapar abriendo la celda con el cordón de las zapatillas.

Supuestamente el fugitivo, que acababa de aceptar una pena de tres años de prisión por una detención el pasado mes de abril en Sagunt con 32 kilos de hachís en el maletero del coche, así como otra de cuatro meses y veinte días porque circulaba sin carné, utilizó estos cordones para abrir el pasador del cerrojo exterior de la celda.

La Policía Nacional ha abierto una investigación para tratar de aclarar las circunstancias en las que el reo logró escapar de la celda y abandonar las dependencias judiciales, así como para dirimir responsabilidades y comprobar si los protocolos de seguridad actuales son mejorables.

De hecho, aunque a todos los detenidos que son puestos a disposición judicial se les retira cualquier pertenencia, así como los cordones de los zapatos tanto por su seguridad -evitar suicidios-como por la del resto de arrestados y funcionarios, en el caso de los presos trasladados desde prisión no siempre es así. Es habitual ver en las vistas orales a presos preventivos que son subidos a juicio esposados pero con su calzado debidamente atado con sus correspondientes cordones.

Momentos de tensión

Nada más percatarse de la fuga los agentes de conducciones avisaron inmediatamente al centro de control de la Ciudad de la Justicia (Cecon) que controla todas las cámaras de seguridad.

Agentes y vigilantes privados tomaron rápidamente todas las salidas y peinaron los pasillos para tratar de localizar al fugitivo, aunque luego comprobaron que huyó por la puerta principal y la búsqueda se amplió al exterior.

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