La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a dos británicos acusados de haber violado a una compatriota en Benidorm durante el verano de 2018 y con la que habían estado de copas en un pub de la ciudad turística. Para cada uno de ellos se reclama una pena de catorce años de prisión por dos delitos de abusos sexuales. Durante los hechos, la víctima llegó a sufrir un desgarro lo que motivó que sangrara abundantemente. Según el escrito de acusación, los procesados habrían arrojado por la ventana el colchón y las sabanas manchadas por la hemorragia.

Los dos están en prisión preventiva desde su detención a raíz de estos hechos y ayer llegaron detenidos a la Audiencia. Ambos negaron las acusaciones y sostuvieron que se trató de una relación consentida, en la que sólo intervino uno de ellos. Aunque respondieron a las preguntas de la Fiscalía, se negaron a declarar ante la abogada de la acusación particular. Por su parte, la víctima declaró a puerta cerrada para preservar su intimidad y protegida por un biombo para no tener contacto visual con los acusados. La sala quedó vacía de público durante ese interrogatorio, ya que en su mayoría eran del entorno de los procesados. Las fuentes consultadas por este diario señalaron que en su testimonio se ratificó en todos los extremos de la denuncia que puso en su día, mientras que en el interrogatorio de la defensa se intentaron establecer contradicciones en su testimonio.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 26 al 27 de junio de 2016 en Benidorm. Los dos acusados habían coincidido la noche antes con la víctima y otras amigas en un pub de la zona para turistas británicos de la ciudad y esa noche volvieron a beber con ella. La mujer aseguró que sobre las tres de la madrugada uno de los acusados le ofreció una copa y que a los pocos minutos empezó a sentirse mareada. No recordaba nada de lo ocurrido, hasta que se despertó desnuda tumbada en un colchón en la terraza del apartamento donde se alojaba junto a los dos procesados, también sin ropa. La analítica no ha dado con nada determinante para concluir si ésta pudo ser drogada con una sustancia.

Hemorragia

La denunciante sostiene que ambos la penetraron anal y vaginalmente, llegando a producirle un desgarro que causó una gran hemorragia. Sobre las 4.21 horas, las sábanas y el colchón manchados de sangre cayeron desde el balcón a la calle. La víctima sostiene que fueron ellos quienes los tiraron por la ventana y que también la obligaron a ducharse después del acto sexual. Sobre las 4.36 horas, una vez que los dos acusados se marcharon de la vivienda, la mujer bajó a pedir ayuda a la recepción del edificio. Como consecuencia de las lesiones sufridas, tuvo que recibir puntos de sutura y tardó 21 días en recuperarse.

Los dos acusados negaron haberla drogado esa noche y aseguraron que ellos apenas llevaban dos días en la ciudad y no sabían dónde estaban los apartamentos donde se alojaba ella y que fue ésta quien los invitó al domicilio. Según su versión, una vez allí, la mujer sólo mantuvo relaciones con uno de los dos, mientras que el otro sólo estaba mirando, sin participar en lo que hacía la pareja. Los dos aseguraron que nada más detectar la hemorragia, la relación sexual acabó y que fue uno de ellos quien la avisó de que estaba sangrando.

Los procesados mantuvieron que ella estaba molesta por el hecho de que todo estuviera manchado de sangre y comenzó a echarles la culpa de que fuera a perder la fianza que había pagado por el apartamento junto a sus amigas por esta causa. Ambos negaron haber arrojado el colchón y las sábanas por la ventana, pero señalaron que éste se quedó apoyado en el balcón mientras ayudaban a limpiar.

El juicio no pudo quedar ayer visto para sentencia, ya que había numerosos testigos citados y que no pudieron declarar al prolongarse la vista. Entre ellos, algunas de las amigas que iban a comparecer por videoconferencia desde el Reino Unido, así como policías que intervinieron.

La Fiscalía acusa a cada uno de dos delitos de abusos sexuales, por los que pide 14 años de cárcel para ambos, así como otra pena de ocho años más de libertad vigilada y una indemnización de 6.000 euros para la víctima. Por su parte, la acusación particular les reclama 16 años; y la defensa, la libre absolución.