La Audiencia de Valladolid juzga al hombre detenido en Benidorm en enero de 2018 por haber matado a su madre en el barrio vallisoletano de Parquesol. El acusado aseguró que quería suicidarse y su madre no deseaba sobrevivirle, ante lo que decidió darla setenta pastillas y, como tardaba en fallecer, la asfixió con una almohada y algodones en la boca y la nariz.

«Ella me dio a entender que no quería sobrevivirme», «estoy convencido de que me lo dejó bien claro», manifestó el encausado, César F.M., durante la vista oral que comenzó el jueves en la Audiencia de Valladolid tras la elección de un jurado popular. Su intención era saltar desde la azotea «del hotel más alto de España».

Ayer declaró el psiquiatra del Hospital de La Vila Joiosa que le atendió y que aseguró durante el juicio que el procesado sabía lo que hacía y no mostró tristeza ni llanto cuando le atendió.

El especialista compareció ayer, como testigo y perito, en la segunda sesión del juicio. El encausado confesó a la Policía en Benidorm, donde se había alojado en el hotel Bali -según su versión con la intención de suicidarse-, que había matado a su madre, motivo por el que los agentes contactaron con la Policía en Valladolid, que confirmaron que la mujer, de 71 años, estaba muerta en la cama de su casa.

Los policías acudieron al establecimiento hotelero después de que un empleado encontrara una nota del procesado sobre su suicidio y, una vez allí, al hablar con el encausado, fue cuando les explicó lo sucedido. Lo comprobaron y detuvieron al acusado, quien fue trasladado a un centro hospitalario debido a su intención de matarse.

El psiquiatra explicó que el paciente llegó acompañado de las fuerzas de orden público por que estaba arrestado y le refirió que su padre había muerto y que él vivía con su madre, con la que había pactado hacía tiempo que fallecería antes la progenitora que él. Su relato se desarrolló con «frialdad, no se le veía pena, era como una misión que tenía que hacer» y manifestó que después tenía intención de arrojarse desde una azotea, ha dicho el especialista. «El paciente estaba en contacto con la realidad, sabía lo que estaba haciendo» manifestó el perito, quien respondió que sí cuando la fiscal le preguntó si «estaba con los pies en la tierra».