Una explosión ocurrida ayer por la tarde en una vivienda de Monóvar hirió a un trabajador que estaba revisando una caldera de gas ciudad. La víctima tiene 42 años, es vecino de Elda y sufre quemaduras de segundo grado en la cabeza y el cuerpo. El suceso se produjo sobre las cinco y media de la tarde en uno de los bungalós de la calle Luis Vidal. El herido fue trasladado al Hospital General Universitario de Elda en una ambulancia SVB. También el médico de guardia del centro de salud atendió a una mujer de 91 años que estaba encamada en la planta superior y resultó ilesa, aunque se decidió hospitalizarla para que permanezca en observación por si pudiera presentar una lesión interna.

La explosión causó daños en el bungaló afectado y en los dos adosados por la potencia de la deflagración. Ventanas desencajadas, cristales rotos, paredes y tejados agrietados fueron algunos de los cuantiosos daños ocasionados.

El técnico pudo salvar la vida porque la cubierta del recinto donde se produjo la explosión es de uralita. De este modo la onda expansiva encontró una fácil salida. Si la techumbre hubiera sido de obra las consecuencias podrían haber adquirido tintes trágicos. Según fuentes policiales, el número y gravedad de los heridos hubiera sido todavía mayor si el bungaló de la parte trasera hubiera estado ocupado en el momento en el que se produjo el suceso. El 112 desplazó a la zona varias ambulancias así como Bomberos, Policía Local y Guardia Civil. También el alcalde Alejandro García y varios concejales del gobierno acudieron al lugar para interesarse por lo ocurrido.

A las ocho de la tarde los propietarios de las viviendas colindantes retiraron algunas de sus pertenencias, acompañados por agentes de la Guardia Civil, al ordenarse el desalojo después de que el técnico municipal supervisara los daños que ha sufrido la estructura.

La explosión se notó en buena parte del casco urbano y la onda expansiva rompió los cristales de una guardería próxima sin que ningún niño resultara herido. El potente estruendo hizo que muchos vecinos salieran de sus casas aterrorizados y la calle se llenó de cascotes tras el estallido.