Los dos incendios registrados este fin de semana en la Marina Alta han quemado en conjunto alrededor de 180 hectáreas de monte y terreno agrícola abandonado, en el que ha sido el peor episodio de este tipo en lo que va de verano. El más importante ha sido el que ha afectado al término municipal de la Vall de Gallinera, y que quedó estabilizado a media mañana de ayer, con unas 160 hectáreas arrasadas, mientras que en Castell de Castells han ardido 16 hectáreas. Este segundo incendio quedó por su parte controlado ayer por la mañana. No obstante, ninguno de los dos se daba aún por extinguido anoche.

A estos fuegos se suma el que se produjo el sábado en El Castell de Guadalest, en la Marina Baixa, y que quedó ayer extinguido. Y muy cerca de allí, en el paraje de la Font de Partegat de Benifato, se registró en la mañana de ayer un cuarto incendio, aunque este pudo extinguirse en apenas una hora. Al cierre de esta edición, los efectivos de extinción seguían trabajando tanto en la Vall de Gallinera como en Castell de Castells, especialmente en el primero de estos municipios, para evitar que se reavivaran las llamas. Tras retirarse los medios aéreos, han permanecido cuatro unidades de los Bomberos Forestales de la Generalitat, cinco dotaciones del Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante y dos brigadas forestales de la Diputación de Valencia, con unas 50 personas en total, según explicaron desde el 112 de la Generalitat.

Este incendio comenzó alrededor de las 17.00 horas del sábado

, de forma casi simultánea a los de Castell de Castells y El Castell de Guadalest, muy cerca de la partida de la Llacuna, perteneciente ya a Villalonga (Valencia), pero en el término de la Vall de Gallinera. Por su ubicación, en las labores de extinción han participado efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante y de las brigadas forestales de la Diputación de Valencia, junto con los Bomberos Forestales de la Generalitat. También han acudido bomberos de las Brigadas contra Incendios Forestales de Cuenca, voluntarios de ACIF de la Marina Alta y Salinas y un agente medioambiental, además de medios aéreos de la Generalitat y el Gobierno. La Guardia Civil también ha realizado labores de Seguridad.

Para conseguir estabilizar tanto este fuego como el de Castell de Castells, que afectó a la partida del Pla de Petracos -conocido por sus abrigos rupestres, que no se vieron afectados por el incendio-fueron necesarios refuerzos de personal durante la madrugada. Este último quedó controlado pasadas las 10 de la mañana, mientras que el de la Vall de Gallinera se logró estabilizar poco antes del mediodía, sin llamas y con el perímetro delimitado. No obstante, aunque ya no había fuego como tal, los hidroaviones siguieron hasta última hora de la tarde tirando agua hacia los «puntos calientes», según explicó el director de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, José María Ángel, para facilitar el acceso a los medios terrestres. Se trataba, ha señalado, de evitar que durante las «horas críticas» centrales del día, en que suben más las temperaturas, pudiera reavivarse el fuego. También podía influir en ello el viento de Levante que soplaba en esos momentos.

Bancales abandonados

En total, las llamas han quemado 180 hectáreas, de las cuales unas 160 corresponden al incendio de la Vall de Gallinera, el más grave del verano hasta la fecha. La zona afectada está al norte del municipio, junto al límite con l'Orxa y Villalonga, en la cara sur de la sierra de la Safor. El alcalde de la Vall de Gallinera, Ignasi Mora, explicó a este periódico que es una zona sobre todo de monte bajo, «un gran carrascal», con algunos árboles más dispersos, y de bancales agrícolas cultivados en el pasado por vecinos de Alpatró y Benissili, los pueblos del valle más cercanos a este lugar, y que en la actualidad están abandonados. Por ello, lo sucedido pone de relieve una de las consecuencias de la despoblación de las zonas rurales -que en esta parte de la Marina Alta ha sido muy dura a lo largo de los últimos 70 años- y de la falta de mantenimiento de los campos que ello acarrea. «Todo tiene un gran valor ecológico», incidió Mora, además de sentimental.

El alcalde, no obstante, destacó que la rápida reacción de las diferentes administraciones permitió evitar que el incendio alcanzara una mayor extensión y tuviera consecuencias más graves. «Estamos muy contentos de que hayan puesto muchos medios», señaló, sobre todo teniendo en cuenta que hubo otros incendios casi a la vez y muy cerca. A última hora, Mora confiaba en que la situación siguiera evolucionando de manera favorable y el incendio quedara controlado de manera definitiva.

La Vall de Gallinera se vio también afectada por el gran incendio que en mayo de 2015 asoló más de 1.700 hectáreas. En aquel caso, la Vall d'Ebo fue el municipio más arrasado por las llamas, que llegaron además a Pego y l'Atzúbia.