La Audiencia de Alicante ha condenado a once años de prisión a un alicantino de 48 años domiciliado en un municipio de l'Alacantí por abusar sexualmente de su hija de forma continuada durante siete años, desde que tenía 6 hasta los 13, según se recoge en una sentencia de la Sección Segunda.

El tribunal le condena por un delito de abuso sexual continuado a menor de 16 años y además de la pena de cárcel la Audiencia Provincial también acuerda la medida de libertad vigilada durante diez años y que el acusado indemnice por daños morales a su hija con 30.000 euros más intereses. Asimismo, estará inhabilitado 15 años para cualquier profesión que conlleve un contacto con menores.

Según los hechos declarados probados en la sentencia, el acusado, que aseguró ser inocente en el juicio celebrado el pasado mes de julio, actuó movido por el ánimo de satisfacer sus deseos sexuales y sometió a su hija desde los 6 hasta los 13 años a «diversos actos de contenido sexual atentatorios contra la libertad e indemnidad sexual» de la niña.

A solas en la casa

Los abusos comenzaron en 2011 en la vivienda familiar situada en un municipio de l'Alacantí. Para ello, aprovechaba que se quedaba a solas en la casa cuando se marchaba su madre y su hermano, con quienes convivían.

Cuando la hija tenía 9 años, el acusado se trasladó con su esposa a vivir a la Vega Baja. La menor se quedó con su tía a vivir, pero cuando acudía al domicilio de sus padres se repitieron los abusos.

En 2016 el acusado entró en prisión para cumplir una condena y aprovechó los permisos penitenciarios para abusar nuevamente de su hija. Así, en uno de estos permisos, en junio de 2018, el acusado entró en la habitación donde dormía su hija y la menor fue víctima una vez más de abusos sexuales por parte de su progenitor.

Esta fue la última vez, ya que la menor contó lo ocurrido a una amiga y la chica lo comentó con sus familiares, los cuales se alarmaron e invitaron a la niña a su domicilio. Una vez en la casa escucharon a la menor, la llevaron a una comisaría para presentar denuncia y avisaron a su madre, quien no conocía lo ocurrido. Para el tribunal, el testimonio de la menor ha sido «muy claro» y las peritos no percibieron que «el relato de la niña fuera fruto de su inventiva, fabulación o sugestión de terceros».