«En pocos juicios por asesinato tenemos una prueba tan contundente como en este. Dos testigos directos de los hechos y uno de ellos agente de policía», subrayó ayer el fiscal al jurado durante su informe final de conclusiones en la vista oral del llamado caso de la viuda negra de Alicante. La Fiscalía y la acusación particular pidieron al tribunal popular un veredicto condenatorio contra Conchi Martín y su cuidador Francisco Pérez por asesinato con alevosía, ensañamiento y otros agravantes; mientras que las defensas insistieron en la inocencia de los dos acusados y que en este caso «nada es lo que parece. No se ha querido investigar y se ha seguido lo que una policía cree que vio», descartando otras hipótesis.

Al final de la vista, tanto Conchi como su «cuidador» rehusaron a su derecho de última palabra y no quisieron añadir nada a lo que habían dicho los letrados. Tras los informes finales, el jurado empezará hoy en la Audiencia la deliberación una vez que el magistrado José María Merlos les entregue el objeto del veredicto. Este documento contendrá las preguntas para que se pronuncien sobre los hechos que han quedado probados y que determinarán la condena o la absolución de los dos acusados. Ambos se enfrentan a penas que suman cerca de sesenta años de prisión, 30 para Conchi y otros 28 para su «cuidador». La pena reclamada es mayor para la primera porque concurre en ella la agravante de parentesco, debido a su matrimonio con el fallecido, con quien se había casado dos semanas antes.

Reparto de funciones

José Luis, un jubilado de 69 años, murió apuñalado en un aparcamiento de tierra en la calle Sol Naciente de la Albufereta la noche del 21 de agosto de 2018. Los dos acusados fueron sorprendidos por una policía fuera de servicio que asegura que lo vio todo desde lo alto del paseo de la Cantera cuando paseaba por la zona con un amigo. El cadáver presentaba 19 heridas, de las cuales sólo una era mortal. «De igual cuál de los dos acusados causó esta herida porque los dos se habían puesto de acuerdo para matarlo, con reparto de las funciones que debía desarrollar cada uno», aseguró el fiscal Enrique Manchón. Desde el Ministerio Público se sostuvo que la versión de los dos testigos «ha sido contundente y clara» frente a las contradicciones de los acusados que «no han sido capaz de dar una sola explicación coherente».

El abogado de la acusación particular, Aitor Prieto, cargó contra la pretensión de los acusados de intentar implicar en el asesinato al hijo de la víctima, algo que calificó como de una estrategia «mezquina y cruel». El letrado aseguró que el crimen estaba planeado desde el mismo momento de la boda entre Conchi y José Luis. «Fue un matrimonio de conveniencia al que José Luis accedió para hacer un favor a su amigo Paco, pensando que tenía un cáncer terminal. Este crimen tuvo móvil y fue económico», insistió. Prieto ironizó con el hecho de que «se duda de lo que han contado los testigos que no pueden mentir y se pide que creamos a los procesados, que sí pueden hacerlo». Las dos acusaciones mantuvieron que los dos encausados citaron a José Luis esa noche en el lugar del crimen para tenderle «una emboscada» con el pretexto de una cena romántica.

«Boda por amor»

Por el contrario, las defensas insistieron en la inocencia de los acusados. «No hay ningún móvil económico. El patrimonio de Conchi y de Paco era superior al de José Luis, la pareja hizo separación de bienes y no había ningún seguro de vida», aseguró el abogado de Conchi, José Soler. «Fue una boda por amor», apostilló.

El letrado cargó contra el testimonio de la principal testigo, incidiendo en que «se ha dado por bueno todo lo que ella interpretó que había visto y sin investigar nada más» obviando diligencias que en otro caso sí se hubieran hecho, como la comprobación de las cámaras o el posicionamiento de los móviles. «No es descartable que intervinieran terceras personas porque la policía mientras bajaba al lugar de los hechos se cruzó con dos coches», señaló. Soler insistió en que «estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado y nadie les ha creído».

Por último, el letrado Francisco Sánchez Camacho, defensor del «cuidador», aseguró que la policía que arrestó a los acusados «ha demostrado arrojo en su actuación pero se ha excedido en sus atribuciones», subrayando contradicciones entre lo que ésta y su amigo relataron.