La Audiencia de Alicante ha absuelto a un cooperante de una asociación alicantina de ayuda a niños saharauis acusado de abusar sexualmente de uno de estos menores que pasó varios meses en su casa desde julio de 2014 a enero de 2015, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. La absolución se produce después de que el Tribunal Supremo anulara el primer juicio, que sí terminó en una condena de dos años y medio de prisión, porque se prescindió de la declaración del menor. En la nueva vista, la víctima, que ya es mayor de edad, se retractó y negó que los supuestos abusos hubieran tenido lugar.

El menor había ido a casa del acusado dentro del programa Vacaciones en Paz para ser atendido por una enfermedad que padecía en los oídos. La Fiscalía acusaba al procesado de haber sometido al joven a tocamientos en las nalgas y los muslos con ánimo libidinoso, hacerle desnudarse para cortarse el pelo o darle pequeños masajes con el pretexto de contracturas.

El acusado había negado en todo momento las acusaciones y vinculó la denuncia a las presiones del delegado saharaui por su orientación sexual al no admitir que los niños convivan con hombres homosexuales, una versión que mantuvo en los dos juicios que se han celebrado por estos hechos.

Prueba preconstituida

El primero de los juicios se celebró sin el testimonio del menor, utilizando en su día como prueba preconstituida el testimonio que prestó cuando se le tomó declaración al poner la denuncia. El Supremo consideró que prescindir de su testimonio limitó el derecho de defensa del acusado y obligó a repetir el juicio con un nuevo tribunal esta vez citando a la víctima a declarar.

La nueva versión del menor en el segundo juicio ha sido determinante para la absolución. «En el juicio ha dicho que ha meditado con mayor profundidad sobre lo acaecido y que con perspectiva se ha dado cuenta de que ofreció un relato equivocado de determinadas actuaciones del acusado, que malinterpretó, que le podían ser molestas pero que no estaban dirigidas por un propósito sexual, sino que tenían otras explicaciones. Como verificar si se había mojado con la orina a causa de una enuresis nocturna que ocasionalmente padecía el menor, o para ofrecerle jabón en la ducha o evitar que le quedaran pelos en los pantalones cuando le cortaba el pelo», recuerda la sentencia. En este nuevo testimonio admitió que «exageró las cosas sin ser consciente de que podía suponer que el acusado iría a la cárcel», continúa el fallo.

«Desde estas premisas es harto dudoso que el testimonio de quien entonces era menor de edad pueda ser considerado prueba de cargo», razonan los magistrados que consideran que la versión es verosímil (...) ni se muestra imposible o insólita».