Un total de 26 personas han sido denunciadas este fin de semana en Pontevedra por participar en una fiesta clandestina en el interior de una tienda de disfraces, saltándose las restricciones sanitarias del Covid-19.

La Policía llevaba tiempo tras la pista de este establecimiento a raíz de las continuas llamadas de los vecinos que alertaron de una actividad inusual en el local dedicado a la venta y alquiler de disfraces.

Tras varias visitas al lugar en las últimas semanas por parte de los agentes, no fue hasta el pasado viernes cuando consiguieron destapar las fiestas ilegales que se llevan celebrando en el establecimiento pese a las restricciones sanitarias.

A las 19:30 horas de la tarde, dos agentes se personaron en la tienda para realizar una nueva inspección tras recibir una llamada por parte de un vecino del edificio. Los policías llamaron dos veces a la puerta de la tienda de disfraces hasta que dos jóvenes salieron a abrir, uno de ellos presentándose como familiar del propietario. Tras una primera inspección visual, los agentes percibieron que había más ruido del habitual y olor a tabaco y los jóvenes reconocieron que había una persona más en el interior del local que usaban, supuestamente, como local de ensayo.

Los agentes, al detectar más voces en el interior, solicitaron permiso para inspeccionar la tienda en donde, a medida que fueron avanzando, encontraron cada vez a más personas escondidas. En un momento, los agentes destaparon una manta que supuestamente cubría una batería y, en su lugar, aparecieron dos individuos más. Fue entonces cuando la patrulla solicitó refuerzos para poder comprobar cuántas personas había en total. En la inspección de la tienda hallaron a 19 personas, una cifra que todavía aumentó más al descubrir después que había otras tantas escondidas en un patio interior.

Lo que un principio se dijo que era un ensayo de música de tres personas acabó con 26 personas denunciadas por participar en una fiesta ilegal. Entre los asistentes, había personas que no llevaban la mascarilla y algunas que procedían de fuera de Pontevedra por lo que, además de la restricción de reuniones, se saltaron las perimetrales de movilidad.

En cuanto a las sanciones, los asistentes se enfrentan a multas de 600 a 3.000 euros, que ascienden hasta a los 20.000 en el caso de los propietarios de la tienda de disfraces. Además, según informaron en el Concello, el expediente policial se ha derivado a disciplina urbanística por hacer uso del establecimiento dedicado a la venta de disfraces a otro uso. En este caso, las infracciones graves conllevan multas de 301 a 30.000 euros y las muy graves de 30.000. a 600.001.