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Enamorado de un perfil falso en una red social

El fiscal pide un año de cárcel para un hombre que creó una cuenta en Periscope usando fotos de una vecina de Petrer suplantándola para chatear y flirtear con uno de sus seguidores

Aplicaciones de diversas redes sociales instaladas en un terminal telefónico en una imagen de archivo

Romance virtual fallido. Aquella chica de la que se había enamorado tras varias sesiones de chat no existía. Era un perfil falso creada por un hombre para el que había utilizado sin permiso alguno las fotos de una amiga suya, vecina de Petrer. La Fiscalía pide un año de cárcel para el creador de esta cuenta ficticia.

En las redes sociales no todo es lo que parece. Un joven de 20 años conoció a través de Periscope a la que parecía que iba a ser el amor de su vida. Una chica de su misma edad de la que empezó a enamorarse a través de sus conversaciones por chat. Suplicó que se vieran en la vida real y ella le daba largas. Finalmente, descubrió que la persona de la que se había enamorado no existía. Era un perfil falso creado en la red social por un hombre de 40 años y para el que utilizó los fotos y datos de una amiga, vecina de Petrer.

La Fiscalía considera que el hombre que creó este perfil falso cometió un delito contra la integridad moral y por el que pide un año de cárcel a causa de los problemas mentales que causaron estos hechos al pretendiente. Depresión mayor, altos niveles de ansiedad, problemas de autoestima, elevado consumo de alcohol, sentimientos de tristeza y trastornos del sueño… son los síntomas por los que tuvo que recibir tratamiento psicológico y terapia. La causa acaba de entrar en un juzgado de lo Penal de Alicante para que se celebre el juicio.

Los hechos arrancaron en septiembre de 2017, cuando el acusado creó una cuenta ficticia en la red social utilizando fotos que había colgado en internet una conocida y que se hicieron cuando ella tenía 20 años. La bautizó como Sandra. Así fue como la víctima entró en contacto con este perfil creyendo que estaba hablando con una chica de su edad. No tardaron en intercambiarse los números y a través del WhatsApp le fue enviando fotos y vídeos de su amiga y que había captado de otras redes sociales que comparten desde hace años.

Estas conversaciones e intercambios de mensajes se mantuvieron durante seis meses. En ellos, el acusado fue ampliando su personaje imaginario, usando datos reales de la mujer de la que había captado las fotos: que tuvo un novio en Barcelona, que su madre había muerto de cáncer… A base de adornar la historia comenzó a darle otros datos totalmente inventados, como que se había intentado suicidar.

A lo largo de estos meses de amor virtual, llegaron a hablar por teléfono en llamadas en las que el acusado consiguió seguir engañando a su víctima hablando en falsete, imitando la voz de una mujer. Charlas con las que el pretendiente iba empatizando con ella y ardía en deseos de conocerla en persona. Un encuentro para el que ella siempre le daba largas, a pesar de que éste llegó a viajar a Valencia y se instaló en un hotel durante tres días.

Tras este fallido intento de encuentro, el enamorado logró el número del teléfono fijo de la persona con la que se estaba comunicando. Al llamar a la casa y preguntar por Sandra fue cuando se le cayó la venda. Contestó la llamada el padre y dijo que allí no vivía ninguna Sandra, solo estaba Victor. El acusado. Una vez descubierta su identidad real, contó a la víctima todo lo que había ocurrido y le proporcionó el teléfono de la verdadera persona que aparecía en las fotos. El joven contó a la mujer todo lo que había pasado y fue ella quien presentó una denuncia contra el ahora acusado.

La naturaleza de estos hechos causó numerosas dudas sobre qué delito acusar. No se trataba de una usurpación de identidad, puesto que el nombre utilizado en el perfil era inventado. También generaba dudas el uso de las fotografías utilizadas para perpetrar el engaño, ya que en ellas no aparecían imágenes de carácter íntimo y todas ellas las tenía publicadas en abierto la afectada en sus redes sociales.

La Fiscalía ha optado por acusar de un delito contra la integridad moral, valorando tanto el daño psicológico causado al afectado, como el haber usado sin permiso las fotos de la mujer. El caso fue investigado por un juzgado de Elda, donde el juez y el Ministerio Público han visto suficientes indicios de delito como para llevar al acusado al banquillo. Ahora solo falta que se ponga fecha a la vista oral y se pueda celebrar el juicio.

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