«Mi exmujer me dio 16 puñaladas con un cuchillo de trocear el pollo y paró porque creyó que ya estaba muerto». En estos términos declaró ayer Lorenzo Piquer, vecino de la Mata de Morella (Castellón) y víctima en septiembre del 2018 de un intento de homicidio por parte de quien fuera su compañera sentimental, quien además tenía una orden de alejamiento.

La agresora, que está en prisión provisional y reconoció ayer los hechos durante el juicio, aceptó una pena de ocho años de cárcel solicitada tanto por la Fiscalía como por la defensa.

La víctima del apuñalamiento declaró por videoconferencia y recordó que la mujer se presentó en su casa, entró y cerró la puerta «con llave». El varón relató al tribunal que la agresora le apuñaló en repetidas ocasiones, «dos de ellas en la garganta». «Cuando pensó que estaba muerto se fue, pero yo pude salir al balcón y pedir ayuda. Después llegó el SAMU y me llevaron al Hospital General», afirmó el perjudicado, que reclama una indemnización.

El hombre contó a la fiscal que no era el primer episodio de maltrato que vivía, aunque sí el más grave. «Días antes la denuncié por pegarme y tirarme un cenicero. Antes también me había amenazado con un cuchillo, que me colocó en el cuello y en la tripa. Parece que después se arrepintió y no me lo llegó a clavar», declaró el afectado en su interrogatorio.

acusada, por su parte, declaró custodiada por dos agentes de la Policía Nacional. Admitió el apuñalamiento, pero acusó a su expareja de haberla amenazado también de muerte con dos armas blancas. «Yo conocía la orden de alejamiento, pero él también había venido antes donde yo estaba para hablar conmigo», puntualizó. La mujer sostuvo que la víctima también tenía dos cuchillos en las manos.