La Policía Nacional ha detenido en Alicante a un presunto ladrón de 25 años que abordaba a sus víctimas como si fuera un buen samaritano o una persona campechana que se ganaba su confianza antes de descubrir sus verdaderas intenciones, que no eran otras que apoderarse de dinero, teléfonos móviles y tarjetas de crédito. El arrestado, que no dudaba en emplear la violencia o intimidación si la víctima ofrecía resistencia, ya tenía antecedentes penales y policiales y tras pasar a disposición judicial se acordó su ingreso en prisión provisional como autor de los delitos de robo con violencia, estafa y hurto.

La Policía Nacional ha esclarecido por el momento cinco robos a personas vulnerables y confiadas que cometió presuntamente el joven arrestado en poco más de una semana, periodo en el que logró un botín de 3.118,90 euros en efectivo y al menos dos teléfonos móviles, según la información facilitada ayer por la Comisaría Provincial.

El Grupo Operativo de Policía Judicial de la Comisaría de Distrito Centro de Alicante inició la investigación tras un robo con violencia a una persona octogenaria el pasado 23 de diciembre. Según el relato de la víctima en su denuncia, el ladrón le abordó cuando se encontraba cargando su vehículo cerca de una iglesia de la zona centro de Alicante. El ahora apresado se acercó a la víctima y se ofreció a ayudarle con las tareas que estaba haciendo. Mientras le ayudaba se ganó su confianza y al terminar le pidió a la víctima si le podía acercar en su coche a un lugar próximo. Sin embargo, una vez dentro, el joven se quitó su careta de buen samaritano y simuló tener un arma al tiempo que le exigía al octogenario que le entregara su cartera. Al negarse, el ladrón se la sustrajo de forma violenta y huyó.

Al día siguiente, y antes de que la víctima presentara denuncia, una patrulla del Grupo de Motos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) localizó al joven cuando portaba documentación de varias personas, tarjetas de crédito, un sobre con 1.530 euros y dos teléfonos cuya procedencia legal no acreditó. Con dichos efectos el Grupo de Policía Judicial pudo identificar a cinco víctimas de robos, entre ellas dos mujeres octogenarias, una de ellas con Alzhéimer y otra fallecida recientemente. A la mujer enferma le convenció para acceder a su domicilio varias veces y le obligó a realizar dos reintegros de mil euros en el banco. A otras dos víctimas les quitó sus carteras al descuido y luego realizó compras con sus tarjetas. Según la Policía, la mayoría de las víctimas de este ladrón son «ancianos, turistas y personas con personalidad confiada y fácilmente influenciable». A quien no pudo convencer fue al fiscal y al juez de guardia para evitar su ingreso en prisión.