El peluquero acusado de matar a golpes a un octogenario en el barrio alicantino de San Blas ha negado esta mañana cualquier relación con el crimen. El juicio con jurado popular ha comenzado esta mañana en la Audiencia de Alicante tras haberse suspendido en dos ocasiones a causa de la pandemia. El cuerpo sin vida de la víctima fue hallado por los familiares en su vivienda con cincuenta golpes en la cabeza el día después del crimen, ocurrido en septiembre de 2014. En el banquillo se sienta un peluquero del barrio a cuyo local iba el fallecido hasta tres veces por semana para afeitarse. La investigación apunta a que el móvil del crimen pudo ser una discusión por 4.000 euros que la víctima había prestado al acusado. La Policía le detuvo pocos meses después pero nunca ha llegado a ingresar en prisión por estos hechos. 

El procesado ha declarado que el dinero era para comprar una cámara fotográfica para su hija y que se lo devolvió porque finalmente no lo necesitó. Durante el interrogatorio ha restado importancia al hecho de que hubiera en aquellos días hasta 18 entidades de crédito reclamándole dinero, asegurando que ni su situación era tan apurada y que solo había pedido un préstamo a una entidad financiera. 

Según explicó, el día del crimen estuvo en casa del fallecido para darle un presupuesto por un encargo fotográfico que le estaba haciendo su hija. Estuvo diez minutos y luego se marchó. Un dato que inicialmente no dio a la Policía el día que lo interrogó. El acusado ha dicho que en los primeros momentos no sabía por quién le preguntaban porque él al fallecido lo conocía como Pepito el Francés.

El procesado ha asegurado que el día después del asesinato tenía una herida en la mano porque se dio un golpe cuando esa mañana ayudaba en la Hoguera a mover una máquina con un grifo de cerveza. Los exámenes biológicos determinaron que en una pulsera del acusado había restos de ADN del fallecido, un hecho que ha justificado diciendo que pudo ser una transferencia accidental cuando le afeitó esa misma mañana. "Nunca le he puedo la mano encima a nadie", ha respondido el acusado cuando el abogado Joaquín de Lacy que ejerce la acusación particular en nombre de la familia del fallecido le ha preguntado. 

En sus alegatos al jurado, tanto la fiscal como la acusación particular han incidido en que valoren los indicios contra el acusado. La Fiscalía reclama 14 años de cárcel por homicidio, mientras que la acusación particular pide 25 años por homicidio. La defensa ha subrayado que el acusado estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado y eso le había convertido en el principal sospechoso para la Policía, descartando otras líneas de investigación. El letrado subrayó que en las pesquisas iniciales había otros sospechosos y que incluso en la escena del crimen se encontraron restos de sangre de una persona desconocida mezclada con la de la víctima. "Solo hay sospechas, pero ninguna prueba"