Absuelto con unanimidad del jurado. El tribunal popular concluyó ayer que no está probado que el peluquero de San Blas acusado de matar a golpes a un amigo cometiera el crimen del que le acusaban. El veredicto se cerró tras cuatro horas de deliberación y se leyó en audiencia pública en la sala de vistas en presencia del acusado, al que acompañaban su mujer y su hija. No hubo gritos, ni expresiones de celebración cuando el portavoz del jurado pronunció las palabras «no culpable», pero bajo las mascarillas se notaban las sonrisas de satisfacción. Mientras el jurado se retiraba, los tres se fundieron en un abrazo y a continuación se marcharon de la Audiencia hacia el aparcamiento donde tenían el coche y declinaron hacer cualquier declaración.

El crimen ocurrió en septiembre de 2014. El cadáver de la víctima, que tenía 81 años, fue descubierto por sus sobrinos después de acudir al domicilio alarmados porque no respondía a sus llamadas. El acusado es un peluquero del barrio, Antonio C. M., a cuyo local solía ir la víctima desde hacía años para afeitarse y cortarse el pelo. La investigación le situaba en casa de la víctima en los momentos previos al crimen y la Policía averiguó que el fallecido le había prestado 4.000 euros. Las respuestas evasivas de Antonio le convirtieron en el principal sospechoso. Fue arrestado seis meses después una vez que se determinó que el ADN hallado en una pulsera que llevaba y que entregó a la Policía era de la víctima. El acusado no llegó a ingresar en prisión preventiva y ha estado estos años en libertad a la espera del juicio.

El jurado tenía que responder un cuestionario de solo tres preguntas. La primera de ellas era si el acusado y la víctima se conocían desde hace años, hecho que no tenía discusión alguna porque todas las partes tenían admitido que así era. Inexplicablemente, un jurado no consideró probado este extremo. 

Entrega de un presupuesto

La segunda ya anticipaba el fallo absolutorio, al no considerar probado que el acusado hubiera estado en la escena del crimen entre las 14.00 y las 16.00 horas, momento que la Policía situaba el asesinato. El jurado argumenta en el veredicto que no ha habido prueba alguna de que Antonio estuviera en la casa a esas horas. Éste admitía que fue a entregar un presupuesto una hora antes y que se marchó a los diez minutos.

En el tercer apartado del cuestionario, el jurado tenía que responder si el acusado mató o no a la víctima, prescindiendo cualquier alusión al móvil. Entre los elementos que valoró el tribunal popular para la absolución fue que en el domicilio no se hallaron ni restos de sangre, ni huellas del acusado. El material genético recogido correspondía exclusivamente al fallecido, salvo una gota de sangre en el cuarto de baño y otra en un sobre con documentación bancaria en la que había una mezcla de perfiles genéticos tanto de la víctima como de una persona desconocida.

El tribunal popular también han valorado que ni los propios peritos se pusieron de acuerdo en la hora de la muerte, estableciendo una franja de diez horas que iba desde de las dos de la tarde hasta la medianoche. El hecho de que nadie precisara desde qué momento se puso en marcha el aire acondicionado en el piso o si las ventanas estaban abiertas dificultaba también el poder determinar ese momento.

En el objeto del veredicto también se han valorado las lesiones que presentaba el acusado en la mano izquierda. Antonio aseguró que se la hizo el domingo por la mañana en la Hoguera del barrio al pillarse mientras estaba moviendo un grifo de cerveza. Según la decisión del tribunal popular, las lesiones era incompatibles con haber cometido el crimen. A juicio de los jurados, la lesión tendría que estar en la palma de la mano y no en el reverso. También subrayaron que la noche del sábado, el acusado estuvo con más personas y nadie le vio herida alguna. Los forenses señalaron que el crimen se produjo con un objeto contundente y filo cortante. La Policía apuntaba a un bastón con empuñadura metálica que estaba en la entrada de la vivienda.

El jurado descartó también como prueba la aparición de ADN del fallecido en una pulsera del jurado. Para ese extremo se respaldaron en la ausencia de sangre en la pulsera y que los policías destacaron que, de haberse lavado, este material genético hubiera desaparecido . El jurado se ha apoyado en una afirmación de uno de los agentes que declaró que era posible también que la transferencia tuviera lugar en un movimiento como un abrazo.

La acusación particular recurrirá el fallo al TSJ

El abogado Joaquín de Lacy que ejerce la acusación particular en nombre de los sobrinos del fallecido aseguro a este diario que recurrirá la absolución ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad al considerar que hay numerosas «incongruencias» en el objeto del veredicto. A juicio de Lacy había material probatorio sospechoso para condenar y los forenses del Instituto de Medicina Legal dejaron claro que el crimen fue por la tarde.