La Guardia Civil de Alicante ha incautado siete animales disecados a un hombre en Santa Pola, entre los que se encontraban tres perdices, una liebre, un zorro, una codorniz, y una gineta, siendo esta última especie una de las que están en especial protección. Los agentes encontraron los ejemplares en un refugio, y preguntaron al propietario por la documentación necesaria, pero éste no pudo acreditarla. En Crevillent, otro hombre ha sido sancionado por portar un arma con silenciador y munición en un paraje natural protegido, según ha explicado la Dirección de la General de la Guardia Civil.

Se trata de dos actuaciones distintas que han tenido lugar recientemente en la provincia. La primera de ellas, ocurrió el pasado 17 de enero, durante una inspección en un coto situado en un espacio natural protegido de Santa Pola. Allí, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de Elche intervino siete ejemplares de diferentes especies de fauna silvestre disecadas en el interior de un refugio para cazadores. Todas estaban naturalizadas mediante técnicas de taxidermia.

Según la Guardia Civil, no todas las especies de animales pueden ser cazadas para ser disecadas, como ocurre con la gineta, que es un animal protegido al tratarse de una especie cuya supervivencia se encuentra amenazada. En el caso de la gineta, solo podría disecarse un ejemplar cuando su muerte se produjera de forma natural o accidental, y siempre con la previa autorización de la Consellería de Medio Ambiente.

En cualquier caso, la taxidermia debe ser ejercida por personal autorizado. Y los ejemplares deben estar acompañados en todo momento de la documentación que acredite que han sido disecados en un taller inscrito en el Registro, y que tanto su procedencia como su tenencia son legítimas. Y esto, según la misma fuente, es algo que no pudo acreditar el propietario de los ejemplares para justificar la procedencia y tenencia legal de los especímenes.

Los agentes procedieron a la incautación de los siete ejemplares, que ya han sido puestos a disposición de la autoridad competente para su valoración y análisis definitivo, en el que se determinará su destino final.

La segunda intervención de los agentes tuvo lugar el día 12 de febrero, durante una inspección llevada a cabo en un coto de caza situado en un paraje natural protegido de Crevillent. Una actuación que se realizó por parte del Seprona con la colaboración de un guía canino de la Guardia Civil de Valencia y tres agentes forestales de la localidad. La Guardia Civil intervino en el interior de uno de los vehículos controlados un arma de fuego larga rayada, para tiro deportivo, de calibre 22 milímetros, con un silenciador acoplable al cañón y una caja de munición.  

Las armas de fuego para tiro deportivo sólo pueden portarse y utilizarse en campos de tiro reglamentados. Por su parte, el uso de silenciadores acoplables a armas de fuego está prohibido, salvo para funcionarios especialmente habilitados. Además, la Ley prohíbe expresamente para la caza los rifles de calibre 22 milímetros y los silenciadores, según apunta la Benemérita, quienes explican que el uso de silenciadores en zonas protegidas pone en grave riesgo a la fauna, principalmente por lo difícil que es detectar el sonido de los disparos, lo que favorece la impunidad de la caza furtiva.

Los agentes procedieron a la intervención del arma, el silenciador adaptable al cañón y la munición, que han sido depositados en la Intervención de Armas de Elche, a disposición de la Administración competente para resolver el expediente sancionador.