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Los peritos dicen que el acusado de intentar matar a cuatro personas en Pedreguer sufre esquizofrenia paranoide

La Fiscalía le acusa de una tentativa de asesinato y otras tres de homicidio porque los golpes efectuados con una barra de hierro iban dirigidos a la cabeza

Jornada de peritos para determinar el estado mental del acusado de intentar matar a cuatro personas en Pedreguer. Los peritos han asegurado en la sesión del juicio celebrado en la Audiencia de Alicante este jueves han asegurado que el procesado sufre una esquizofrenia paranoide. Una valoración con la que ahora se tendrá que decidir si se le impone una medida de seguridad en el Psiquiátrico Penitenciario. El procesado atacó a cuatro vecinos de la localidad con una barra de hierro, a las que no conocía de nada y que se cruzaron en su camino el 30 de junio de 2019. Las víctimas son un hombre de 81 años, un matrimonio que salió en su defensa y un agente de la Policía Local de Pedreguer. Otra de las cuestiones que se ha debatido en la sesión del juicio de este miércoles es el alcance de las lesiones que presentaban las víctimas. La Fiscalía acusaba por un intento de asesinato y tres tentativas de homicidio. Los golpes iban dirigidos a la cabeza. Aunque no hubo que lamentar fallecidos, las acusaciones entienden que se trataba de ataques dirigidos a una zona vital.

El acusado ya aseguró en la primera sesión del juicio que no recordaba nada de lo ocurrido, ni conocía a las personas que resultaron heridas. Del mismo modo,, ninguno de los heridos conocía tampoco a su agresor. El procesado había dejado la medicación que le habían prescrito en su país y la había cambiado en España por otras pastillas que compraba en el mercado negro y que mezclaba con marihuana. El acusado, de 23 años de edad, aseguraba que oía voces en su cabeza. Aunque en este caso, esas supuestas voces no le instaron a cometer las agresiones, sino que le reprochaban cosas que no había hecho. El presunto agresor tuvo que ser abatido a tiros por las Fuerzas de Seguridad y se despertó en un centro hospitalario sin ningún recuerdo de los incidentes. Será en la sentencia donde se determine si la enfermedad mental del acusado le supone una atenuante o una eximente completa o incompleta por estos hechos. El diagnóstico implicaría que es inimputable por estos hechos, pero se le podría imponer su internamiento en un centro psiquiátrico para evitar el riesgo de que cometa otros hechos similares en el momento en el que dejara de estar controlado médicamente.

Como ya publicó este diario, la primera persona que se cruzó en su camino era un hombre de 81 años que simplemente estaba dando un paseo. Por sorpresa le golpeó con una barra de hierro en la cabeza. «En el suelo, siguió pegándome. Creía que me había confundido con otra persona», declaró al tribunal. Sangrando y mareado trató de marcharse sin saber muy bien por qué su agresor había dejado de golpearle. En ese momento, paró un coche que se encargó de llevarle al hospital.

Entre tanto, su atacante había cambiado de objetivo. Mientras golpeaba al octogenario, una vecina le había reprendido desde la ventana para que le dejara en paz. Con la barra de hierro se dirigió hacia el domicilio. «Al principio, me sonreía y desde la calle me tiraba besos y me decía guapa», relató esta vecina. De pronto, en cuanto vio por dónde se accedía a la casa, se dirigió hacia allá y comenzó a aporrear la puerta. «En ese momento llegó mi padre a casa con el coche y se fue hacia él, golpeándole con la barra», declaró, «mientras yo llamaba a la Policía, mi madre salió a defenderle con un paraguas». El matrimonio se convirtió en dos más de las víctimas de este agresor, hasta que se personó en la casa la Policía Local y la Guardia Civil. «De no ser por ellos habría matado a mi madre», dijo esta vecina. La mujer sostuvo que «daba la sensación de que el acusado se había levantado con idea de matar a alguien».

Cuando llegó la Policía Local, el acusado también se enfrentó a ellos llegando a agredirles con los objetos con los que el matrimonio había intentado defenderse. Uno de ellos recibió otro golpe en la cabeza. Finalmente tres disparos en la pierna pudieron reducirle.

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