A falta de "pequeños matices", la Policía Nacional de Vigo da por cerrada la investigación del crimen de Chapela (Redondela). Al mismo tiempo que Manuel M., conocido como "Matanzas" por su primer apellido, comparecía ante la jueza de Redondela que lo envío a prisión, en la comisaría olívica se desgranaban en rueda de prensa los detalles de unas pesquisas que concluyen que la muerte violenta de Roberto C.P., de 51 años, se enmarca en el trapicheo de drogas al que supuestamente se dedicaba el fallecido. El presunto homicida, de 42, era "consumidor habitual" y “cliente asiduo” de la víctima y el origen de todo, además de en una posible "deuda económica", estaría en que se sentía "engañado" al estar convencido de que la víctima le vendía cocaína "muy adulterada". La conclusión policial sobre el móvil del crimen es que el investigado habría ido a casa de Roberto para realizar un paleo, "arrebatarle droga y dinero", y que en un momento dado se habría abalanzado sobre él causándole la muerte mediante asfixia por sofocación, tapándole nariz y boca.

El supuesto autor del crimen a la casa de Roberto C.P. para “arrebatarle droga y dinero”

Estos datos fueron aportados ayer por el comisario de Vigo, Carlos A. Valcárcel, que compareció junto a la comisaria provincial, Estíbaliz Palma, y otros mandos y responsables de la investigación. El cadáver, recordaron, fue hallado el 30 de enero. Era sábado. Una amiga de Roberto llevaba dos días sin poder contactar con él y fue hasta su domicilio, en calle San Telmo. Por la ventana lo vio tirado en el suelo del salón y avisó. Los policías accedieron a la vivienda y confirmaron su muerte: estaba en posición decúbito supino (boca arriba) y quien había acabado con su vida le había atado de manos y pies con cinta de embalar tras el crimen. También lo amordazó. La cara se la tapó con una cazadora.

Tres días

Las primeras averiguaciones determinaron que la víctima llevaba tiempo muerta –se sospecha que el crimen fue tres días antes, la noche del miércoles 27 de enero, la última vez que se le vio con vida– y que su actividad era el menudeo de cocaína. Ahí, al trapicheo, dirigió el grupo de Homicidios sus pesquisas. Y no se equivocaron. Las gestiones localizaron a los posibles compradores habituales de Roberto, centrándose en los que habían tenido contacto con él la semana anterior al hallazgo del cadáver, reconstruyendo esos días.

Los consumidores iban a su casa, de noche, debían avisarlo antes

La víctima salía poco de casa y, dicen desde comisaría, solo abandonaba esta rutina “cuando sacaba a su perro” a pasear. La venta de cocaína que se le atribuye la hacía "casi exclusivamente" a personas del barrio. Con clientes fijos, agregan, tomaba precauciones: cuando los consumidores iban a su casa, de noche, debían avisarlo antes, para que no se juntasen ante su puerta.

Lo cierto es que, tras vencer las reticencias de estos testigos, que temían verse incriminados en un posible tráfico de drogas, los investigadores lograron "una línea de confianza" con ellos para que prestasen declaración. Y así fueron descartando sospechosos y centrándose finalmente en el hombre que fue detenido este lunes, una de las últimas personas que telefoneó al fallecido, según el registro de llamadas. Era "cliente asiduo" de la víctima y vivía en la misma parroquia, en la zona de bajada a Pescanova, a un kilómetro. Aunque los policías sospechaban que podría haber dos atacantes, y se investigó la posible implicación de más personas, "todo indica" que habría sido uno solo.

Móvil del crimen

¿Y cuál fue el móvil del crimen? El comisario explica que el detenido se sentía "engañado" al sentir que Roberto lo trataba como a un cliente de segunda, vendiéndole cocaína "adulterada" cuando a otras personas se la suministraba "de calidad superior". Y que fue a su casa con intención de robarle droga –la caja de caudales donde la víctima guardaba las papelinas se encontró abierta y vacía– y dinero –seguía en la casa, a la vista, por lo que se cree que el agresor lo dejó allí al tener que huir apresuradamente–.

En un momento dado, por la “tensión” entre ambos, Manuel se abalanzó sobre Roberto y lo mató

Sea como fuere, la Policía sospecha que en un momento dado, por la “tensión” entre ambos, Manuel se abalanzó sobre Roberto y lo mató, sin que éste, confiado al ser una persona conocida a la que había dejado entrar en su casa mientras cenaba, pudiese poner resistencia. Solo había cuatro sillas tiradas. Que después el atacante tapase su rostro con un chaleco es, interpretan, una "señal de arrepentimiento". "De que no tenía intención de matarlo", dicen. Tras ser detenido, el hombre se mostró "colaborador" y reconoció "un poco" los hechos. Dijo en referencia a aquella noche que la cosa se le fue "de las manos".

En la casa del arrestado había la "misma" cinta, o parecida, a la usada para atar el cadáver. Ahora su ADN se comparará con el del perfil de varón anónimo hallado por los agentes. Tiene cuatro antecedentes policiales: violencia de género, amenazas, robo en vehículo y tráfico de drogas. La Policía sigue buscando el teléfono móvil del fallecido y las llaves de su casa, que pudieron ser arrojadas al río.

La jueza envía al acusado a prisión tras cuatro horas en la sede judicial

El Juzgado de Instrucción número 2 de Redondela decretó ayer el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza del detenido por el crimen de Chapela, investigado por un delito de homicidio. El presunto autor de los hechos, Manuel M., conocido como "Matanzas", llegó este miércoles a los juzgados a las 9.00 horas custodiado por un amplio despliegue de seguridad: tres furgones de la Policía Nacional y una decena de agentes. La fuerte presencia policial y los numerosos medios de comunicación generaron gran expectación, una situación llamativa para un juzgado como el de Redondela, habitualmente muy tranquilo. La estancia del acusado en el edificio judicial se alargó más de cuatro horas, aunque se desconoce el tiempo que estuvo declarando ante la jueza. A las 13.30 horas abandonaba el juzgado, esta vez con su rostro tapado por su jersey, y fue introducido en una furgoneta policial para su traslado a A Lama.