Diecinueve denuncias y una orden de alejamiento ha tenido que presentar la vecina de Candás Mónica García contra un vecino tras cuatro meses, afirma, en los que ha estado sufriendo daños en su negocio y con el temor a que los “ataques” vayan a más en una situación que califica de “acoso”.

Según explica la denunciante, ella y el hombre habían mantenido una relación durante poco más de un mes. Tras su decisión de poner fin a esta, el denunciado “comenzó a realizar actos vandálicos” en las propiedades de la mujer. “Un día me aparecieron las ruedas del coche pinchadas, otro día me quitó los tornillos de las ruedas, o me vertía basura o productos químicos a la entrada de mi negocio o de mi casa”, relata. “He llegado a encontrarme excrementos, orines y demás fluidos corporales en la puerta de mi tienda, y otro día llegué y estaban los bomberos apagando un pequeño incendio” La denunciante asegura tener pruebas que incriminan a su vecino, pero lamenta que para la justicia no sean suficientes. “También hay testigos que le vieron merodeando con conductas sospechosas, todo el mundo sabe quién es” afirma García, que reclama mejores herramientas jurídicas para que las autoridades competentes puedan realizar más actuaciones. “Sé que Policía Local y Guardia Civil hacen todo lo que pueden, pero lo que falla es la ley, pues para detenerlo tienen que pillarlo in situ incurriendo en delito, y eso es prácticamente imposible.” La candasina asegura que teme por su integridad, ya que no sabe “hasta qué punto puede llegar esta persona, o qué será lo siguiente”.

La mujer relata lo que le costó conseguir la orden de alejamiento, ya que en un primer momento “la jueza no veía riesgo” para ella, pese a que el denunciado “me vigilaba constantemente, hasta el punto de que la Policía Local me sugirió que cambiara mis rutinas e instalara una cámara en mi local”. “Qué más da que yo coja otro camino para ir al trabajo, si acaba viniendo a mí y saltándose la orden de alejamiento, y para cuando llega la Policía él ya se ha esfumado”, declara García, que asegura que, tras los primeros episodios llegó a hablar con el hombre y a ofrecerle ayuda psicológica. “Estoy desesperada, está claro que esta persona no puede seguir en la calle”, lamenta la mujer, que espera que la justicia actúe de manera más contundente.