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Interior protege en la provincia a 123 niños en situación de riesgo por violencia vicaria

Casi una cuarta parte de los menores susceptibles de ser agredidos por sus padres para hacer daño a las madres se encuentran en peligro extremo, según el último informe que analiza la protección a las víctimas de maltrato

Día del juicio del hombre que mató en Torrevieja al hijo de diez años de su pareja. | ANTONIO AMORÓS

Un total de 123 menores de edad, hijos de víctimas de violencia de género, se encuentran en situación de riesgo en la provincia de Alicante, según los datos aportados en el último informe del Ministerio del Interior para hacer un seguimiento de los casos activos de maltrato. El caso de las pequeñas Anna y Olivia en Tenerife todavía tiene conmocionado al país y cada día se espera la peor de las noticias mientras se peina el fondo del mar a la busca de la otra niña y de su padre. El viernes de la semana pasada se confirmaba el peor de los pronósticos cuando se halló el cadáver de la hija mayor de Tomás Jimeno.

Estos crímenes han traído al primer término de la actualidad una de las expresiones más terribles de la violencia machista, la conocida como violencia vicaria y que consiste en hacer el daño a la mujer a través de personas interpuestas. En este caso, los hijos es el arma empleada para dar a la madre donde más duele. La especial vulnerabilidad de estas víctimas hace mucho más abobinables estos asesinatos.

Un fenómeno del que no ha sido ajeno la provincia de Alicante y del que se han registrado brutales crímenes durante los últimos años. En dos de los más sangrientos, el asesino se suicidó después. Antes del caso de Tenerife, otro de los crímenes que más impacto tuvo fue el de José Bretón, condenado por el asesinato de sus hijos de dos y seis años en Córdoba y cuyos cadáveres fueron calcinados. El móvil fue la venganza contra su mujer al iniciar los trámites del divorcio.

El último informe de 31 de mayo del Sistema Viogen, el sistema de seguimiento integral de las víctimas que tiene en marcha el Ministerio del Interior, refleja que un total de 26 de los 123 menores en la provincia están en situación de riesgo extremo, casi una cuarta parte. El protocolo establece medidas de protección permanente para las víctimas y la vigilancia, si procede, en los centros escolares de los hijos a las horas de entrada y de salida. También se establece un control intensivo de los movimientos del agresor hasta que deje de ser una amenaza inminente para la seguridad de la víctima.

En los casos activos en la provincia de Alicante, acumulados desde el 13 de febrero de 2019 hasta el pasado 31 de mayo, un total de 83 casos de menores tenían la consideración de riesgo alto y otros; y otros 14 de riesgo medio. Cuando hay alto riesgo, el protocolo marca controles frecuentes y aleatorios en el domicilio y el lugar de trabajo de la víctima; así como también de los movimientos del agresor.

De acuerdo con estos datos, en España el número de menores en situación de riesgo asciende a 1.841. De todos ellos, 316 corresponden a la Comunidad Valenciana.

Los menores asesinados por sus padres en un contexto de violencia de género no empezaron a ser contabilizados como víctimas hasta el año 2013, y hay un total de 40 niños considerados como víctimas de violencia vicaria. De todos ellos, en la estadística del Gobierno en la provincia de Alicante solo aparecen registrados dos casos en el año 2015, aunque hay más.

La casa de La Vila que un hombre hizo saltar por los aires tras acuchillar a sus hijos y a su madre. | DAVID REVENGA

Conmoción en Benidorm

El 3 de febrero de 2002, en la provincia de Alicante se cometió uno de los crímenes más espeluznantes que dejó conmocionada a la población de Benidorm. Mariano Arroyo López, de 43 años de edad, mató a puñaladas a sus dos hijos de 6 y 8 años. Cinco días antes, un juez de Benidorm había autorizado un régimen de visitas para el padre que empezó justo ese fin de semana. El hombre los acuchilló el domingo, poco antes de que la madre llegara al piso para recogerlos. Cuando ella llamó al telefonillo, se arrojó al vacío desde la ventana, dejando tras de sí un escenario sangriento y una carta, manuscrita días antes del crimen, en el que dejaba salir toda su inquina. «Vas a saber lo que es estar sin ellos», escribió. Una misiva que daba a entender que los asesinatos estaban planificados con anterioridad. Ni la propia familia del asesino quiso hacerse cargo del funeral, que tuvo que ser asumido por los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Benidorm. Los asesinatos causaron conmoción en la vecina localidad de l’Alfàs del Pi, donde los pequeños vivían con la madre.

A raíz del crimen, desde la Audiencia Provincial se empezó a promover la creación de puntos de encuentro, locales dependientes de la Generalitat donde llevar a cabo la entrega de los menores en familias separadas con situación de conflicto . Y personal especializado en detectar casos de maltrato, que también velen por el cumplimiento de las medidas judiciales. Cuando ocurrieron estos salvajes asesinatos, ni siquiera había un cómputo de los crímenes machistas en España. No empezó a contabilizarse hasta un año más tarde.

Explosión en La Vila

En julio de 2015, la vecina localidad de La Vila Joiosa registró otro crimen brutal en el que los menores eran la manera de hacer el mayor daño posible a la expareja, de la que estaba en proceso de separación. Las Fuerzas de Seguridad acudieron a una casa en mitad del campo donde alertaron de que había una explosión de gas y podría haber hasta cuatro personas atrapadas en el interior. La finca en llamas en la partida de l’Almissera era de la madre del asesino, Carlos S. G., que hasta su separación vivía en la pedanía murciana de Guadalupe. Durante unos días, se había ido a casa de su madre, con su hijo de ocho años y su hijastra de 14, una niña de su expareja nacida de una relación anterior. La mañana del 30 de junio de 2015 mató a puñaladas a los dos menores y, cuando su madre trató de impedírselo, la acuchilló también a ella. A continuación, abrió el gas, roció la casa con gasolina y prendió fuego, tumbándose en la cama a esperar a que todo saltara por los aires. Todos murieron.

Torrevieja

Un mes antes, en mayo de 2015, Torrevieja registraba el asesinato de un niño de 10 años, a manos del compañero sentimental de la madre. Alfonso Benito contaba con numerosos antecedentes por violencia de género. Los hechos ocurrieron de madrugada cuando la mujer salió de la casa y llamó a la Guardia Civil para alertar de que estaba sufriendo malos tratos.

El agresor se quedó a solas con el menor dentro de la casa mientras ella esperaba a que llegara la patrulla y le apuñaló repetidamente. El asesino había tratado después de acabar con su vida autolesionándose con un cuchillo, pero la Guardia Civil pudo entrar en la vivienda y detenerle. La Audiencia le impuso 18 años de prisión tras el juicio, que se cerró con una conformidad en la que el asesino se declaró culpable de los hechos.

Lidia García Olcina, en su despacho en un momento de la entrevista. | J.A.M. j.a.martíNez

Lidia García Olcina: «Un maltratador nunca puede ser un buen padre y hay que denunciarlo»

Letrada de la Agrupación de Mujeres Abogadas de Alicante y de la asociación de mujeres juristas Themis, Lidia García Olcina, ha asistido a numerosas víctimas de maltrato en sus procesos de divorcio.

¿La violencia vicaria es algo nuevo?

Es un tipo de maltrato que ha existido siempre. Si la mujer no se somete a lo que el maltratador desea, le amenaza con quitarle a sus hijos o hacerles daño. Busca hacer un daño irremediable porque no quiere perder el poder sobre ella y golpea donde más duele, para que sufra toda la vida.

¿Qué se puede hacer en estos casos?

En muchas ocasiones la mujer acude directamente a interponer el divorcio u otras medidas porque cree que va a evitar daño a sus hijos y para intentar llegar a acuerdos con el padre maltratador, pero lejos de pacificarse las relaciones se convierten muy conflictivas porque éste querrá siempre imponer sus deseos. Si no se ha denunciado antes los malos tratos, al no constarle al juzgado que ha de fijar el régimen de custodia, no se entenderá el por qué de esa conflictividad. El juez puede tomar medidas de protección de los hijos de inmediato si le consta el maltrato. Un maltratador no es un buen padre y va a utilizar a los hijos para seguir haciendo daño a la madre. La condena es causa suficiente para retirar el régimen de visitas y la patria potestad. Por ello las víctimas deben denunciar siempre.

¿Cómo utiliza un maltratador a los menores en los casos de divorcio?

A través de los hijos, el maltratador siempre encuentra la manera de seguir haciendo sufrir a su expareja. No reintregrándolos al domicilio de la madre el día y la hora que tiene asignada, amenazando le con que no se los va a devolver o no los va a ver más, poniéndoles en riesgo por no cuidarles de forma correcta. Es una manera de mantenerla siempre en tensión. También utilizan el maltrato económico a través del impago de las pensiones de alimentos dejando a la madre en situación de precariedad para después tratar de comprar el cariño de los menores con regalos para manipularles.

¿Existe el Síndrome de Alineación Parental?

El llamado Síndrome de Alineación Parental, por el que acusan a la madre de manipular a un menor en contra del otro progenitor, no existe y no hay ninguna base legal que lo ampare. No esta reconocido por la comunidad científica y a pesar de ello, es una figura que se sigue usando en juzgados de Familia de toda España. Desde el Ministerio de Igualdad se está trabajando para tratar de eliminarlo en las resoluciones.

¿Y qué opina de la figura de los coordinadores parentales?

Con mi respeto a este colectivo, creo que si un juez está saturado de trabajo, debería contar con unos equipos técnicos potentes y ser ellos quienes tomaran la decisión en casos de divorcios conflictivos.

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