Un hombre se quitó ayer la vida en la capital majorera después de haber sido desahuciado por orden judicial de la vivienda de alquiler donde residía. Una persona que paseaba por la calle Virgen de La Peña, una de las zonas comerciales de la ciudad, descubrió ayer el cadáver en una zona de sótanos de un edificio de comercios y alertó a la Policía.

Las consecuencias sociales de la covid-19 provocaron ayer una nueva desgracia en Fuerteventura. Al poco más de una docena de fallecimientos por el virus se sumó una muerte provocada por un desahucio a una persona que quedó atrapada por los efectos económicos de la crisis sanitaria. «Una muerte que no debió haberse producido», señaló a este periódico un conocido del ciudadano moldavo.

El hombre fue identificado como I. C. de 48 años de edad y de nacionalidad moldava, aunque llevaba años residiendo en la isla de Fuerteventura. Era una persona conocida popularmente como El Ruso y se dedicaba a realizar reparaciones en hogares, desarrollando trabajos de albañilería, fontanería o electricidad, entre otras funciones.

El pasado jueves la comitiva judicial tocó en la puerta de su vivienda, ubicada en la calle Cervantes, donde vivía solo para ejecutar la orden. El propietario del inmueble había presentado una demanda en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Puerto del Rosario por impago de doce meses de alquiler que El Ruso no pudo afrontar por haber sido afectado por la crisis económica de la covid-19 al no poder ejercer su trabajo durante la duración de la pandemia.

Tras activarse la alarma de la aparición del cadáver se trasladaron hasta la zona del hallazgo varios vehículos del Cuerpo Nacional de Policía (CNP), agentes de la Policía Local y Bomberos de Puerto del Rosario y miembros de la Policía Judicial de la Comisaría capitalina, quienes pudieron comprobar que el cuerpo no tenía signos de violencia.

Un conocido de El Ruso, que pidió mantener el anonimato, lo definió como «una buena persona y muy trabajadora. Este virus le quitó el trabajo y la vida», aseguró. También, añadió que «con la pandemia y los problemas que ha generado no tenía trabajo y no pudo pagar el alquiler. Nosotros le ayudábamos en algunas cuestiones, en concreto con alimentos y algo de ropa, y estaba muy agradecido, pero su desesperación por haber sido lanzado a la calle ha acabado en tragedia. No pudo soportar esta situación. La angustia le pudo más. Quienes le tratamos solo podemos tener buenas palabras. Era buena gente».